1. Ambiciosos Objetivos

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Lo observaba detenidamente, con una mueca que mostraba desagrado, tal como si fuese a vomitar en cualquier momento, el aroma era insoportable para sus fosas nasales y el color junto a la consistencia eran otro caso.

-No voy a beber esto -dijo una voz de mujer dejando aquel frasco sobre la mesa de madera frente a ella.

-Si no quieres lograr tus objetivos está bien, nadie te va a obligar, y dime ¿Tienes otro plan para eso? -preguntó la persona sentada a su costado en su habitación, Astoria enfocó su mirada verde en él estudiando su expresión unos segundos.

-No -Respondió al fin-. Pero es asquerosa, no entiendo porque existen pociones así -Negó con disgusto volviendo la vista al pequeño tarro transparente.

-Es poción multijugos Astoria no jugo de calabaza, además casi todas las pociones lo son -Respondió aquella figura masculina que acompañaba a la chica. No precisamente estaban en medio de algo indecente, ilegal y peligroso eran las palabras correctas para describir la situación.

-Cállate Hardin -dijo Astoria dándole una mirada que era todo menos amable-. ¿Al menos tienes lo que sí es importante? -preguntó sin quitar la vista de él.

Hardin asintió con una sonrisa ladina qué formó un hoyuelo en su mejilla.

-No por nada soy el jefe del laboratorio de pociones en el ministerio, trabajamos de la mano con el departamento de seguridad mágica y créeme sé cómo moverme -dijo y volvió a sonreír de una forma maliciosa, sus ojos verde grisáceo tenían una chispa de maldad.

Hardin introdujo su mano al interior de su túnica y cuando dio con el frasco se lo tendió sin más.

Astoria lo tomó y una sonrisa se comenzó a formar en su rostro, observó el tono rosa que tenía, la consistencia junto con el aroma eran mucho más agradables que el de la poción multijugos, y confirmó sus pensamientos a penas abrió la botella, de inmediato percibió un aroma con el que ya estaba familiarizada: Libros nuevos, vainilla, una loción de hombre bastante peculiar y que nunca en su vida podría olvidar, sin duda alguna, seguía enamorada de Draco Malfoy.

Había estado muriendo de amor por él durante el colegio, y falló en el intento de conquistar su corazón, debido a que supo no de la mejor manera que el chico por el que suspiraba le iban las varitas y no los calderos.

Recordaba haber estado en la biblioteca por un libro de historia de la magia para una tarea importante. Recorrió los estantes en su búsqueda de información útil durante varios minutos. A esa hora no había tantos alumnos o quizá ninguno y eso lo había comprobado al entrar pues había visto más alumnos saliendo que entrando, el sol estaba terminando de ocultarse y pronto dicho lugar dejaría de estar disponible para los alumnos así que debía darse prisa, además la señora Prince a quién por cierto no había visto cuando llegó, no tardaría en decirle que era momento de desocupar la biblioteca y no podía irse sin el libro.

Caminó un poco más hasta dar con la estantería correcta y comenzó la búsqueda por el libro, al hallarlo lo tomó para llevarlo consigo a su sala común pero unos murmullos junto con pequeños ruidos llamaron su atención. Así que, como decían sus amigos nacidos de muggles "La curiosidad mató al gato", Astoria caminó a paso lento en dirección a dónde provenían los ruidos que intentaban ser imperceptibles fallando en el intento. Justo al finalizar la estantería en la esquina de la biblioteca se encontraba nada más y nada menos el chico de quien ella estaba enamorada, casi desde que entró a Hogwarts; Draco Malfoy, quién para su sorpresa no estaba solo en lo absoluto y casi le causó un infarto descubrir a su dulce acompañante. La escena era un rubio metiéndosela toda a nada más y nada menos que el niño dorado, el elegido, Harry Potter.

Sólo Es Amortentia || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora