20. Aliados o enemigos

338 20 5
                                    

—No Hardin Scott, tú le prometiste a mi hermana qué la poción funcionaría y ella ha notado muy extraño a su prometido, así qué se amable y danos una jodida explicación —la rubia no podía más ante la falta de empatía del chico qué había accedido ayudar a su hermana.

Hardin sonrió con burla, apoyando su codo izquierdo en el reposabrazos y su mano sosteniendo su rostro.

—¿No me digan qué creen en ese cuento de hadas qué el amor forzado existe? ¡Por favor! las creía más inteligentes —Hardin resopló con hastío.

—Cállate —murmuró Astoria entre dientes.

—Tú sabías qué el cuento del chico enamorado terminaría tarde qué temprano y no es mi culpa qué no te hayas apurado, tenías todo en tus manos y lo dejaste ir, es una lástima —dijo el castaño con falsa empatía.

—¡Pero necesito más tiempo, Hardin! no podía actuar así de rápido, así qué por última vez, dame otra dosis de Amortentia y de filtro de confusión

—El filtro de confusión fue mi idea, me debes un favor más grande eh —dijo el chico sin dejar de lado su mirada divertida.

—Da lo mismo, ¿Qué quieres? ¿Dinero? puedo conseguirlo —respondió la pelinegra inclinándose sobre el escritorio de Hardin.

—Déjame follar a Daphne y te regalo otra dosis pero no vayas tú también a embarazarte —Hardin frunció el ceño e hizo una mueca de asco ante la idea de tener otro hijo.

—¿Qué? —dijeron las hermanas Greengrass al unísono.

—Eso, o no hay trato —Hardin se encogió de hombros.

Daphne le fulminó con la mirada, su mandíbula estaba tensa de la rabia y luego dirijo la mirada a su hermana.

—No tienes qué hacer esto Daphne, lo mejor será apresurar los planes y dejarnos de charlas estúpidas y peticiones aún más...

—Tienes razón, dale la última dosis a Draco y cásate con él —dijo su hermana.

—Suerte con eso chicas —Hardin bajó su brazo y volvió a dedicarles una falsa sonrisa.

Las hermanas Greengrass salieron de la oficina de Hardin dónde habían entrado por la fuerza sin importarles qué su secretaria Anna McCurdy se los impidiera a toda costa. Era momento de poner una fecha para su boda con Draco y si no fuera mucha molestia, en esa misma semana, Astoria sería la próxima señora Malfoy.

୨♡୧

Su cuerpo parecía un bloque grande y pesado, sus párpados revoloteaban en un intento por abrirse y fue hasta qué el calor de la luz del sol en su rostro le obligó a girarse del lado contrario, en ese momento sintió compañía a su lado, por un momento creyó que se trataba de Astoria pero cuando logró abrir un ojo se dio cuenta qué no era así.

Aquella mata de cabello negro lo suficientemente despeinado le obligó a seguir mirando y cuando vio ese rostro tan bonito y aparentemente tranquilo durmiendo junto a él le volvió de golpe a la realidad, o eso creía, últimamente todo a su alrededor era un torbellino de emociones qué no podía controlar y por eso pidió ayuda a sus amigos qué... ¡Mierda! no había ido a la cita con Pansy y era la hora qué no estaba en su casa, pero poco le importaba en ese momento no llegar, al menos a su casa, tenía algo mucho más importante qué resolver. Esa noche qué pasó al lado de quién, según lo dicho por sus amigos era su marido, había sido el momento más maravilloso de su vida, pareciera qué dicha sensación de felicidad y tranquilidad ya la había vivido antes, podía asegurarlo con solo verle dormir. Harry respiraba lenta y pausadamente, sus párpados revoloteaban de la misma forma, Draco se dio cuenta qué aun estaba dentro del chico y para nada le molestaba, ahora más qué nunca necesitaba saber la verdad y sí había algo qué Harry pudiese aportar se lo pediría sin dudar.

Sólo Es Amortentia || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora