17. Recuperar la felicidad

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Conjuró un tempus que le marcaba las tres de la madrugada, después de aquel sueño no había podido dormir, sin embargo Astoria quién, por motivos del embarazo dormía profundamente y era muy difícil despertarla.

Draco le sacó provecho a ese tiempo sin dormir y buscó en los cajones algo que le diera una pista si algo estaba mal en él, si había sufrido algo cómo un golpe en la cabeza o cualquier otra cosa que indicara un desbalance emocional o pérdida de la memoria, tenía que haber algo que explicara aquellos huecos en su mente que no lograba llenar, era cómo si en un punto todo estuviera en blanco en su mente y no podía ser normal, mucho menos después de aquella extraña experiencia que pareció ser tan real que daba miedo.

A pesar de que su prometida dormía tranquilamente, Draco hizo cada movimiento de manera despacia y cautelosa, no podía arriesgarse a que ella o alguien fuera a descubrirlo, la única iluminación en su habitación era la que proporcionaba la luna, esa noche era brillante a pesar de ser cuarto menguante, era muy hermosa.

Draco abrió varios cajones con el máximo cuidado posible, pero no había nada fuera de lo normal, joyería de Astoria, cosas de uso personal, prendas de vestir y maquillaje. Estaba por darse por vencido hasta qué, en uno de los cajones dentro del closet llamó su atención, —este sería un buen lugar para esconder algo importante— se dijo así mismo. Y se dio cuenta qué tuvo razón cuando dio con un pequeño baúl qué, el día de la mudanza le preguntó a Astoria sobre su contenido, ella en medio de una sonrisa le había dicho qué parte de su felicidad y Draco no hizo más preguntas pues no le vio necesidad. Sin embargo en ese momento la curiosidad le invadió y no pudo evitar abrir dicho objeto que para su suerte no estaba bajo llave ni protegido por algún hechizo. Al abrirlo, lo único que vio fue una argolla de un dorado brillante qué estaba sobre el relleno del baúl, parecía un pequeño colchón cubierto por tela que debido a la oscuridad no logró distinguir el color. Tomó el pequeño objeto qué tenía algunos otros adornos y letras que no logró identificar por la misma razón, dejando el baúl vacío. Con eso en mente, se apareció en el único lugar en que tendría respuestas.

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Cuando Draco abrió los ojos distinguió el recibidor de aquella bonita y elegante casa, digna de un Slytherin, sin embargo sus pensamientos se vieron interrumpidos por uno de los habitantes de la casa, esperaba no haberlos asustado tanto por la repentina aparición, sobre todo a esa hora.

—¿Quién anda ahí? —preguntó la ya conocida voz de Theodore Nott—. ¡Expelliarmus! —bramó el chico, sin embargo a Draco sólo le bastó inclinarse para que el hechizo se desviara y a su paso destruyó el florero favorito de Pansy.

—Si ese florero era de Pansy déjame decirte que estás frito amigo —la voz de Draco resonó en el lugar sorprendiendo al chico.

—¿Draco? —preguntó con incredulidad.

—Quiero suponer, aunque a estas alturas no tengo claro quién soy —admitió con amargura en su voz.

—Por Merlín, esto tiene que ser un jodido milagro —la voz de Theo iba cargada de felicidad.

—Supongo —dijo con cierta pena—. Theo, no sé qué me está pasando pero me siento muy extraño

—¿Y hasta ahora te das cuenta? Draco, llevas semanas así —la voz del castaño sonó más un reproche aunque no estaba seguro que fuera su culpa, la situación no le favorecía.

—Lo siento, es que esta noche tuve un sueño un tanto extraño pero al despertar lo olvidé completamente, es cómo si hubiera vivido y sentido cosas que al abrir los ojos se borraron sin dejar rastro —Draco se dejó caer en uno de los sillones color marrón de aquella sala colocando su rostro entre sus manos.

Sólo Es Amortentia || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora