Akane corrió hacia Shibuya le tomo tiempo, pero llegó y todo era un caos, ― Satoru debió caer... Pero, ¿Tan solo eso es posible? ― Murmuro la pelirroja mientras caminaba por el distrito, entonces vio la batalla entre maldiciones, Sukuna y la montañita de lava, como ella lo llamaba. "Si termino con una de las partes quizás pueda traer de nuevo a Itadori... Es obvio que iré por la montañita... Él es quien más me repulse", pensó Akane antes de ir a una alta velocidad y se acerco lo suficiente a la batalla para ver que ambas maldiciones estaban charlando. "Quiero ver la sangre...", Pensó Akane antes de volver a usar su más alta velocidad y cortar la cabeza de la maldición para seguido lanzar su cuerpo al aire y soplarlo con fuerza, incendiándolo al instante. ― Es una maldición menos, de las que me dan asco. ― Comento Akane mientras se volvía a poner de pie y entonces sintió a Sukuna delante suyo, su cuerpo se congeló por unos segundos.
― Ya te había visto desde el cuerpo del mocoso. ― dijo Sukuna mientras le sacaba el aire a la pelirroja de un puñetazo. ― Pero he de admitir que has sorprendido. ― Akane comenzó a toser por su hechizo y el golpe que le dio el rey de las maldiciones. ― Aun no estás al nivel del hechicero que es tu maestro, pero si en uno no tan insignificante. ― Sukuna sonrió. ― Dejaré que vivas un poco por pura diversión...
Entonces al lugar llegó una segunda presencia maldita, era una vieja conocida de Sukuna, quien le informo que lo estuvo esperando y mientras Sukuna le reveló que planes tenía, sintió la aparición de una energía maldita que lo hizo sonreír. Tomo a la pelirroja con brusquedad y fue hacia la presencia, era un Shinigami, Sukuna salvó a un mago y dejó a Akane al lado de Megumi. ― Cúralo, quiero que los dos sigan vivos. ― Ordeno Sukuna y Akane asintió, aun sintiendo el miedo en su piel.
"Yo te curó Megumi, aguanta", Pensó Akane mientras comenzaba a invertir energía maldita en el cuerpo del de primer año. ― Te llevaré a un lugar seguro Megumi, en el camino espero encontrar a los demás... ― dijo Akane mientras con sus cadenas se llevaba a Megumi.
Al llegar a la escuela lo dejó en la enfermería recostado, tenía que recuperar fuerzas, y unos minutos después Akane vio a uno de los ayudantes.
― ¿Akane Iwasaki? ― pregunto el hombre.
― Soy yo, ¿Qué se le ofrece? ― pregunto la chaman sin bajar la guardia.
― Los peces gordos la esperan, escucharon lo que hizo. ― dijo el hombre. ― Sígame.
Akane siguió al hombre dejando una barrera protectora en Megumi. "Eres como el hermano de Maki... Te protegeré como la alumna de segundo que soy", pensó Akane mientras se alejaba del lugar. Así llegó con los peces gordos, al estar allí por segunda vez solo estuvo seria. ― ¿Querían verme? ― pregunto la muchacha.
― Así es Akane, nos han informados que has asesinado a tu clan. ― dijo uno de los peces gordos. ― Te estamos sumamente agradecidos por haber matado a tantos brujos y traidores, también a la maldición que Satoru ha dejado escapar hace un mes. ― Agradeció el hombre. ― Te has hecho una gran chaman, que ha sido accedida a primer grado, por eso te llamamos para que sepas la trágica noticia. ― Akane arqueo una ceja, ¿trágica noticia?. ― El contenedor de Sukuna ha dejado mal herido a Inumaki Toge, le ha arrancado un brazo.
Akane se quedó fría, "Po-por eso no te encontré en el camino devuelta... To-Toge" ― ¿A To-Toge? ― pregunto Akane con sus ojos llenos de lágrimas.
― Nuestra niña, lo lamentamos mucho. ― Dijo otro de los ancianos quien sonreía por ver a la joven tan débil. ― Pero no te preocupes, eso no se quedará así, Yuta Okkotsu ha vuelto y ha tomado la tarea de asesinar a la vasija de Sukuna. ― "Yuta... Has vuelto... Los peces gordos te querrán fuera del juego, no debiste... Yo estoy actuando para que piensen en mi como una aliada, solo quiero tomarlos desprevenidos y tomar su sangre", pensó Akane mientras mantenía su cara de tristeza. ― Esperamos que tomes el liderazgo del clan Iwasaki y vayas a ver al chaman del clan Inumaki...
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𝓕𝓵𝓸𝔀𝓮𝓻 || 𝙏𝙤𝙜𝙚 𝙄𝙣𝙪𝙢𝙖𝙠𝙞 ||
FanfictionComunicarse con alguien que te parece atractivo ya es por si difícil, ahora imagina que no hable con más que con alimentos. ― Por él aprendí lenguaje de señas... ― Confesó sonrojada y con un tono sincero. ― Yuta siempre te piensa... ― Murmuro viendo...