Modelo A NO Seguir | TianShan.

Mo, Mo, Mo.

La primera vez que Mo Guan Shan y He Cheng se conocieron, fue un día de navidad, cuando He Tian emocionado arrastraba al pelirrojo por toda la ciudad para terminar sentado en una mesa larga de una casa que no conocía de nada, le perturbaba el hecho de que su novio lo haya llevado a un lugar tan escondido y lejano de toda la ciudad, incluso si confiaba en él, temblaba. En primero por el hecho de que un hombre pelinegro y más grande de lo que era Tian estaba situado enfrente de ellos, de igual forma sentado. Y en segunda, ¿Y si He Tian por fin se había vuelto loco y lo iba a vender a gente que no conocía?  Aquello apareció en su cabeza, si, Guan Shan también era un poco paranoico que ignoraba el parecido entre Cheng y Tian.

— Con que es él. —La seriedad y la forma tan brusca en que habló aquel hombre le estremeció, frunciendo tanto sus labios como su ceño de forma leve, cualquier indicio por parecer tranquilo demostraba lo nervioso que se encontraba.— Me esperaba una persona diferente.

— Te dije que era un chico. —Bufó el menor de aquel par de hermanos, elevando una de sus cejas con arrogancia y la sonrisa tan atrevida que le gustaba a Mo apareció en aquel apuesto rostro.— Es mi rey, más te vale tratarlo bien. —De aquella manera las manos de He Tian se movieron de forma fluida, tomando cubiertos y cortando el pedazo de carne que les habían servido a los tres.

Mo Guan Shan no había sido capaz de probar ni un pequeño trozo.

Quería vomitar, no sabía quien era ese tipo, que era de He, o incluso ni siquiera que hacían ahí.
Se supone que iba a pasar un día tranquilo con su noviazgo mirando la navidad, se supone que He le iba a dar un regalo ese día, y de la nada se encontraba en medio de una familia de la cual ni enterado estaba.

— Tu nombre. —Solicitó el adulto, con los brazos cruzados y el hielo de su mirada dirigiéndose hacía Mo, quien trago en seco y miro de reojo intranquilo a varios lugares de la habitación.— Dime tu nombre.

— Mo Guan Shan. —Respondió tan rápido como pudo, parpadeando varias veces y maldiciéndose por el hecho de que Tian estaba comiendo de lo más tranquilo.

Los pies del mayor se escucharon, el como se ponía de pie, y como empezaba a caminar hacía un lado suyo, Shan por un instante cerró los ojos con todas las fuerzas que le decían que tuviera cuidado, y dio un salto cuando de la nada el contacto de una mano grande en su hombro le hizo tener escalofríos.
Tembló, frunciendo el ceño de más debido a lo incómodo que era esperando alguna palabra por parte del otro.

— Mo Guan Shan, cuida de mi hermanito.

Y todo el odio se dirigió a He Tian por no haberle avisado que conocería a su cuñado.