Modelo A NO Seguir | TianShan.

Agujero Negro.

La puerta tan blanca enfrente suyo le llamaba en todo momento, pidiéndole que entre, exigiéndole que sacudiera la cabeza del pelirrojo que yacía dentro de aquella habitación de hospital, para que así, pudiera traer de vuelta las memorias de su novio.
He Tian aún si no era recordado, seguía tomando a aquel rojizo como su pareja y siempre lo haría. Era su amor después de todo.

— No lograrás nada mirando por la puerta. —La voz de su mejor amigo sonaba suave, sin embargo, sabía que también aquella situación le afectaba al rubio, Mo Guan Shan había logrado tener una amistad con él después de todo, y aún si la comunicación entre estos dos era casi nula, se sabía que tenían cierto interés el uno en el otro, amistosamente.

— Tampoco entrando. —Respondió en seco, todo aquello le ponía de mal humor y ya habían pasado días en los que solo miraba por la pequeña ventana de la puerta, ya había tratado todo, llevar fotos, contarle anécdotas, pero de igual forma no conseguía nada. Mo Guan Shan solo lo ignoraba, con una cara de incomodidad y haciéndolo dejar de lado todos sus intentos.— Esta no es una película de amor, Jian Yi.

Aquello entristeció a el albino, logrando causar una mueca de desagrado en aquellas facciones tan suaves.

— Entiendo. —Se dio por vencido en su intento de animar a su amigo. Jian Yi eligió no seguir metiéndose ahí, a todos les estaba afectando la situación y no tenia tiempo de darle prioridad a los sentimientos del pelinegro cuando el estaba siendo perseguido por los suyos. Se sentía mal, sabía que He Tian era quien peor lo estaba pasando, no todos los días la persona que te gusta te olvida.— Le traje una canasta al pelirrojo, era de frutas. —Trato de cambiar el tema, pero al no tener respuesta alguna, soltó un suspiro fastidiado.— Una de las enfermeras se la traerá después... Si me necesitas, llámame.

Estaba seguro de que no sería llamado. He Tian siempre elegía quedarse solo.

Los asientos en el hospital casi nunca se sentían cómodos, a Jian Yi le cansaban haciéndolo moverse repetidas formas en ellos, tratando de encontrar la manera de sentirse bien en ellos. Sin embargo, en ese momento no eran los asientos los que lo mantenían en un constante estrés preguntándose sobre la situación que estaban viviendo.
Rozo su cara con sus propias manos y después las restregó una y otra vez tratando de aliviarse. En ese punto no sabía como hacer sentir mejor a su mejor amigo, y dándole la razón se sentía sin escapatoria, por supuesto, la vida no era como una película y el lo entendía. Aún así, Jian Yi amaba las películas con soluciones.