1 | belive in the destiny

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Noviembre, 2021
Sídney, Australia

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El reloj marcaba las ocho y media de la noche, el clima frío de Sídney había hecho que muchas personas prefirieran quedarse en casa, por lo que eran muy pocas las personas que iban caminando en las aceras. Nadie esperaba que el frío del invierno comenzara a hacer presencia tan pronto.

Juliette era de esas pocas personas que se había rehusado a quedarse en casa un fin de semana, los últimos días había estado muy ocupada con cosas del trabajo que no podía soportar estar en casa todo un día. Estaba de camino a su café favorito, no había mejor manera que pasar una noche fría que con un café caliente de compañía.

Sus manos se habían mantenido calientes gracias a los guantes que llevaba puesto, de hecho estaba bien abrigada, lo que menos quería era pescar un resfriado por querer salir durante una fría noche. Era una suerte que la cafeteria a la que se dirigía estuviera abierta, pues Juliette creía que estaría cerrada, desde que había salido de su casa, pudo darse cuenta de que muchos lugares estaban cerrados.

La puerta se abrió automáticamente apenas se había acercado y entones pudo sentir el clima cálido que había allí adentro, la chica buscó un lugar cómodo para sentarse y disfrutar de su café. A lo lejos de la entrada vio una zona con sillones que daban la apariencia de estar muy cómodos y que daban vista al exterior. Decidió que ese era un buen lugar para pasar el rato.

Apenas estaba poniéndose cómoda cuando una chica se acercó a ella con una sonrisa cálida.

—Buenas noches, bienvenida, ¿qué le gustaría ordenar señorita? —preguntó mientras le extendía el menú.

Juliette no tuvo que tomarlo para saber que era lo que quería, había estado viniendo a esta tienda muchas veces durante la semana que ya se sabía de memoria las bebidas, así que no aceptó la carta.

—Dame un café americano con dos de azúcar y una rebanada de pastel de manzana, por favor —pidió mientras le daba una sonrisa a la chica.

—Por supuesto, enseguida se lo traemos —respondió con una sonrisa.

—Gracias.

La chica se alejó de la mesa con lentitud, Juliette soltó un suspiro cansado, su vida le parecía bastante agotadora. Frotó un poco sus ojos y mantuvo su mano ahí por unos segundos.

Le dio una mirada al lugar y se concentró en los cuadros que habían en una pared. Este café se había vuelto uno de sus favoritos, lo visitó por primera vez hace varios años, ella es clienta desde que el lugar abrió.

Y por esa misma razón conocía a los empleados y la dueña era su amiga, debido a la continuidad con la que iba se encontraba muy seguido con la mujer. Ella apenas era un par de años mayor que Juliette.

Eran tan buenas amigas que ella compraba algunas de sus pinturas. Juliette no era ninguna pintora profesional, pero la pintura le gustaba, más bien, ella amaba la pintura.

Le apasionaba tanto, fue un hobbie que aprendió de su madre desde muy pequeña, aunque sabía que no podía depender de la pintura sigo practicándola, desarrollaba sus habilidades en la pintura, pero también lo hacía con sus habilidades académicas.

Era lo único que su papá le había pedido, así que no lo decepcionaría.

—Aquí tiene su café y su rebana de pastel, señorita —dijo la chica dejando en la mesa lo que ella había ordenado.

𝑺𝒂𝒕𝒆𝒍𝒍𝒊𝒕𝒆 | luke hemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora