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Mañana es Navidad, hoy todo el mundo prepara la cena para pasar la noche con sus familiares, pero los mios no vinieron, me habría gustado que alguien viniese. De todas maneras no tenía pensado hacer ninguna cena ni pasarla con nadie, así que no me preocupa. No han pasado ni 24 horas desde la noche del SnowBall. Mi cabeza se ha obsesionado con Eddie y con todo lo que pasó anoche, ni si quiera puedo pensar en otra cosa que no sean sus labios, el traje que llevaba, sus ojos, su cuello marcado por mis besos...
Ví que ya eran las 08:30am y me asomé a la ventana. Esperé apenas unos minutos y Munson salió de la caravana sin camiseta. Hipnotizada, vi como caminaba encendiendo su cigarrillo y después agarrando su camiseta, él giro su vista hasta aquí. Yo sabía perfectamente que siempre se percataba de todas las veces que le miraba como una obsesa, pero aún así me agaché avergonzada. Agité mi camiseta haciendo que el aire corriera por mi cuerpo, no hacía calor, pero Munson lo conseguía. Pegué un pequeño salto aún sentada en el suelo al escuchar unos golpes en la puerta. Respiré hondo para ir a abrir la puerta a Eddie.
—¿Vas a abrirme o quieres seguir viéndome por la ventana?— que impaciente, yo abrí la puerta
—Hola— dije nerviosa viendo su torso desnudo. Él se puso su camiseta y me sonrió, después tiró su cigarro al suelo, mirándome intimidante.
—¿Puedo pasar?— me aparté de la puerta para que él pudiese pasar —Me gusta cuando me miras
—¿Has venido para decirme eso?— agaché mi cabeza un poco avergonzada. Él levantó mi cabeza levantando mi vista hacia él.
—En realidad te quería preguntar algo
—Adelante
—¿Te gustaría cenar conmigo esta noche?
—Eso si me sorprendió
—¿Eso es un si?
—Claro
—Bien— caminó hasta la puerta —a las 19:00 en mi casa
—Nos vemos— sonreí viendo cómo se marchaba

...

Decidí prepararle un regalo a Eddie, pasé mucho tiempo pensando que sería algo que le pudiese gustar. Caminaba hasta mi casa después de haber pasado por un tienda de música, estuve más de una hora buscando una púa con el dibujo exacto y afortunadamente lo encontré. Compré un colgante y le coloqué la púa formando un collar que metí en una caja.
Ahora me encontraba sentada en la mesa pensando que más podía hacerle a Munson. Mi cabeza recordó una cassette vacía que guardaba en mi escritorio. Fui corriendo hacia allí y busqué entre los cajones hasta encontrarla. Después pasé horas metiendo algunas de mis canciones favoritas y deseando que a Munson le gustaran. Cuando terminé ya eran casi las 19:00. Escribí rápidamente una frase en la cassette y comencé a vestirme. Me puse unos vaqueros un poco sueltos y una sudadera azul. Até los cordones de mis Converse y agarré mi chaqueta de cuero. Salí corriendo después de meter los dos regalos en mis bolsillos, al ver que ya eran las 19:20. Toqué a la puerta de Munson y él me ofreció pasar.
—Lo siento por llegar tarde
—No te preocupes— dijo quitandome la chaqueta y dejándola en una silla.
—Siempre tan educado— reí
—Solo para ti— dijo sentandose, yo hice lo mismo
—Lo siento por que nuestra cena sean unas pizzas, cocinar no es lo mío
—Tranquilo, es perfecto— él sonrió un poco nervioso

Cuando terminamos de cenar Eddie recogió todo y sentó en el sofá, yo hice lo mismo. Él pasó su brazo por detrás de mí cuello y acarició mi hombro con su mano.
—Tengo algo para ti— me levanté hasta la silla, saqué la caja y se la pasé.
—Feliz Navidad, Eddie
—No hacia falta Ivy— dijo emocionado
—Abrelo
Él quitó en pequeño lazo de la caja y la abrió. Levantó el collar y lo miró detenidamente. La púa llevaba el dibujo de la portada de la canción de Black Sabbath: 'Sabbra Cadabra'
—Es la canción que estaba escuchando cuando me crucé contigo en el bosque por primera vez y también es mi favorita.
Eddie apartó su pelo de su cuello e intentó ponerse en collar. Me puse detrás de él y de puntillas le ayudé a ponérselo.
—Yo también tengo algo para ti— él salió corriendo hacia su cuarto y a los pocos segundo apareció con una caja en sus manos, que después me entregó.
—Feliz Navidad, Ivy
Sonreí emocionada y la abrí, era una cassette con unos cascos, último modelo.
—¿Cuanto te has gastado en esto?
—Eso no importa, ¿te gusta?
—Me encanta— le abracé apoyando mi cabeza en su pecho. Él pasó sus brazos fortaleciendo en abrazo. —Casi se me olvida— fui hacia la chaqueta y volví con la cassette
Él lo agarro y leyó la frase en voz alta.
—"Heaven is in your eyes"— Eddie dejó la cassette sobre la mesa sin dejar de mirarme, y sin esperarlo, me agarró por la cintura levantandome hasta encima de su hombro. Yo reí sin saber que estaba haciendo. Fue corriendo hasta su habitación y me tiró en su cama, después se pusó encima de mi delicadamente y agarró mi cara con ambas manos estampando su boca con la mia. Le agarré de su camiseta sonriendo. Se separó mirandome intensamente. Pudé comprobar que la frase que había escrito en la cassette era cierta. Sus dos ojos soltaban un pequeño destello provocando un pinchazo en mi estómago y dando un vuelco a mi corazón.
Podría pasar horas y horas mirando cada facción de su cara, los pequeños hoyuelos que le salen al sonreír, todos y cada uno de los rizos de su pelo, su mandíbula marcada y el color de sus ojos.
—Me encanta cuando me miras, tu cara resplandece
—Eres precioso, ¿Lo sabias?
Él sonrió nervioso, tiré de su camiseta hacia mí y dejé nuestros labios a escasos milímetros el uno del otro. No aparté la mirada de su boca mientras el la mordia y pasaba su lengua de una lado al otro. Eddie apartó un mechón de mi cara y lo pasó por detrás de mi oreja, mirando mis ojos y labios repetidamente. Ninguno se acercaba, ninguno se movía, no se escuchaba ni un solo ruido. Solo nuestras respiraciones agitadas y los latidos sincronizados de nuestros corazones.
—No aguanto más— dijo rozando sus labios con los mios
—¿El qué?— él humedeció sus labios mirando los míos, acarició suavemente mi mejilla con su pulgar.
—¿Puedo besarte?— juntó sus labios con los mios mientras decía esto, pero sin llegar a que se pegaran, un delgada línea de aire pasaba entre nuestras caras
—Ya lo has hecho antes— observé sus pupilas dilatadas
—Quiero hacerlo otra vez— posó la mirada en mis ojos —y otra vez y otra y otra
Bajé mi vista hasta sus labios, que ya estaban un poco más separados de los mios. Ví como su boca temblaba un poco, deseando estar sobre la mia. Agarré más fuerte su camiseta y le atraje hasta mi. Abrí un poco mi boca, notando como también temblaba. Mi pecho subía y bajaba cada vez más acelerado. Nuestros alientos se juntaba en el pequeño espacio que nos separaba. Ya no podía soportar más y tiré de su camiseta juntando, por fin, nuestros labios. Él movió su boca al mismo ritmo que la mia. Uniendo las ganas que llevábamos aguantando durante estos minutos. Eddie sujetó mi cintura con una mano y giró nuestros cuerpo dejándome encima de él. Coloqué mis piernas a ambos lados de su cuerpo agarrando su cuello y con mi otra mano, entrelanzandola por su pelo. Él se separó y besó mi cuello salvajemente haciendo que yo soltara un jadeo. Noté su sonrisa apareciendo mientras me besaba.
Se apartó aún sujetando mi cintura con una mano y mi cara con la otra. Me miro muy serio mordiendo su labio.
—No te vayas nunca, Ivy— miré fíjamente sus ojos
—No lo haré— le besé por última vez —nunca.
Abrazó mi espalda pegándome a él, metí mi cabeza entre su cuello y su hombro y sonreí. Sentí su mano bajando y acariciando mi cintura. Escondió su cabeza en mi cuello, yo pasé una mano por detras de su cuello y acaricié su nuca.
—Nadie me hace sentir asi— se apartó para mirarme.
Le abracé rápidamente poniendo su cabeza en mi pecho. Él aferró sus brazos a mi cintura pegándose a mi completamente. Acaricié su cabeza. Eddie dejó un pequeño beso en mi cuello. Mi piel se erizó al sentirlo.
—¿Te quedarás a dormir? ¿Conmigo?
—Claro— respondí, él se apartó y me miró desafiante
—¿Y quieres solo dormir?— alzó una ceja sonriendo
—Idiota— le pegué en su hombro. Él volvió a esconder su cabeza en mi cuello mientras reía. Un escalofrío me recorrió al sentir sus anillos acariciando mi espalda, la apretó. Solté un quejido.
—Lo siento, ¿Te duele aquí?— volvió a apretar en ese mismo lugar. Arqueé mi espalda al notar un pinchazo y le asentí.
Él me agarró por la cadera y me tumbó boca abajo sobre la cama. Metió las manos por debajo de mi sudadera y la levantó un poco.
—¿Puedo?— volví a asentir y dejé que me quitara la sudadera. Lo hizo muy sutil. —¿Te importa si desabrocho tu sujetador?
—No, hazlo— noté las yemas de sus dedos subiendo por mi espalda hasta desabrocharlo. Empezó a masajear mi espalda pasando y apretando sus manos por mis hombros. Bajó hasta los lados de mi cintura y siguió frotando sus dedos. Subió muy despacio por los laterales de mi cuerpo hasta sentir mis pechos con sus dedos. Solté un gemido. Siguió masajeando ahí y yo solté otro gemido. Noté su aliento en mi nuca. Y él se acercó hasta mi oído para susurrarme.
—Si sigues gimiendo te quitaré algo más que el sujetador.

𝐘𝐎𝐔𝐑𝐒 ↺eddie munsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora