Capítulo XV

92 9 8
                                    


Habían transcurrido dos tediosas y monótonas semanas después de todo lo acontecido con Zayn. Dos largas semanas que lejos de hacerme olvidar cada detalle de ese día lo hacían más nítido, más vivaz que nunca, como si los recuerdos que acudían a mi mente fueran escenas de alguna película del mejor estudio cinematográfico porque todos ellos eran tan vividos, tan reales que había ocasiones que sentía un enorme miedo tan solo de verlos y pensar que de nueva cuenta estaba ahí, viviéndolos una vez más...

Después de aquel día, en un acto reflejo, en un instinto de supervivencia, me había alejado de toda la realidad existente a mi alrededor, me había encerrado a piedra y lodo en mi habitación deseoso de que todo pasara, de que todo acabara y que cuanto más rápido era mucho mejor; pero a la larga, después de que habían transcurrido lentamente solo catorce días, me parecía algo sumamente imposible, muy, pero muy difícil de que así pasara; mi suerte seguía siendo tan mala, como siempre lo había sido, no iba a cambiar... no había opción para mí... y nunca la habría de eso no me cabía la menor duda...

Mantenía contacto nulo con la realidad, me mantuve al margen de lo que en las afueras acontecía, dejé que lo que tuviera que pasar, pasara y que lo que tuviera que cambiar cambiara... ya en esta vida nada, absolutamente nada, me importaba. No salía, no hablaba con nadie, mi escaso contacto con el mundo exterior era Emiliano y en algunas ocasiones Karen que a cada día que pasaba se percataba más y más de la situación por la que pasaba, pero como siempre lo había hecho se mantenía a raya de todo, lo que agradecía inmensamente y lo que estaba seguro que no duraría por mucho tiempo, al menos no, sino hacía algo para remediarlo y poner en mejor cursos las cosas y de no ser así en cualquier momento preguntaría el por qué de mi hermética actitud, si es que todo marchaba viento en popa después de mi regreso de la casa en la playa de donde había regresado con los ánimos y la esperanza renovados...

Cada que me hallaba o estaba a su lado trataba de mostrarme como siempre lo era, o al menos como en un tiempo muy remoto lo fui: ese joven alegre, feliz y entusiasta; pero pese a mis constantes carcajadas y mis constantes bromas, muy en el fondo, tanto ella como yo sabíamos que algo no andaba del todo bien como debía ser y que estaba muy lejos de que así fuera; y que por más que tratara de ocultarlo algo dentro de mí lo gritaba a voz en cuello de que no era así...

Desde aquel irreal día no había visto a Zayn ni un instante siquiera, no habíamos hablado, no nos habíamos visto ni una vez, no habíamos aclarado nada de lo que había pasado en mi casa... lo que me demostraba que, al menos por su parte, había entendido las cosas en gran medida o que se las había hecho entender, no importaba; pero que lo agradecía infinitamente y es que mejor que eso, porque de ser de otra manera, todo se hubiese complicado mil veces más de lo que realmente era. Así que qué mejor que no preguntara nada, que se alejara sin protestar, sin poner el más mínimo pero a lo que había dicho, que no buscara un explicación lógica a mi tan absurda y estúpida actitud... que mejor que se marchara para nunca volver en la vida volver...

Emiliano había vuelto a mí casa unas cuantas ocasiones pero mi actitud ausente, mi falta de interés en él y todo lo que concerniera a su persona habían abierto una enorme brecha entre nosotros dos, una abismal... que no paso por alto, ni él ni yo.

Ya nada era igual y ni lo iba a ser, por lo que fuimos unos imbéciles al creer que así podía ser... La última vez que le había visto las cosas habían terminado mal, por lo que salió de mi casa sumamente molesto, enfadado y frustrado por no poder con la sombra de un pasado que aún estaba muy, pero muy cerca. Ambos habíamos puesto todo de nuestra parte, bueno al menos yo así lo había hecho, pero algo que no llegábamos a comprender del todo no nos permitía seguir con lo nuestro, al menos no como ambos queríamos que fuera... No alcanzábamos a comprender que nos engañábamos de la peor manera posible y que si seguíamos en ese absurdo juego cualquiera de los dos, o si no es que hasta los dos podíamos salir lastimados como nunca...

El Otro Rostro de la Vida (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora