Capítulo VI

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Sin darme cuenta ya habían transcurrido tres largos y, casi, interminables días después de haber presentado el peor de los exámenes que pude haber tenido en todo el semestre. La tortura había durado poco más de dos horas; los ejercicios que contenía el examen eran  un tanto complicados pero como pude los resolví. Pero pese a todo, aún no podía recuperarme de la enorme sorpresa que me había llevado el miércoles pasado, cuando Zayn apareció en el quicio de la puerta. Aunque sólo se había limitado en guiarme en los procedimientos, haciéndome señas cuando el profesor nos daba la espalda o no nos miraba, tratando de ser los más discreto que se puede ser, para indicarme si es que estaba haciendo algo mal o si ya me había equivocado, como comúnmente lo hago; pese a ello me sentía inmensamente agradecido con Zayn por el  gesto tan noble y generoso que había tenido conmigo, y es que gracias a él pude corregir unos cuantos errores que me hubiesen costado la vida, hablando literalmente, y que de no ser por él hubiese estado perdido; así que ahora tenía una enorme deuda que saldar. 

Hoy viernes iríamos a recoger nuestros resultados así que debía apurarme.

Me había levantado temprano y ya estaba aseado. Sólo me faltaba ordenar mi habitación. En un santiamén recogí la ropa sucia y la coloqué en el cesto, ordené zapatos y la ropa del closet. Acomodé libros y hojas sueltas en el viejo librero. Limpié el escritorio y acomodé los cables de la computadora.

Hoy Margarita no hacía acto de presencia, era su día de descanso y a lo que pude juzgar, haciendo el trabajo yo, no dudé que lo tenía más que merecido. Terminado todo, tomé un disco del estuche donde estaban guardados. Lo coloqué en la charola y subí el volumen, calculando que la música llegara hasta el comedor.  

Adelante unas cuantas pistas hasta que llegue a la deseada; Across the Universe de The Beatles.

Listo bajé a desayunar, mientras cantaba alegremente. Hoy volvería a ver a Zayn, algo que en indudablemente se estaba convirtiendo en más que una necesidad…

Dejé que el solista cantara como tan magistralmente lo sabe hacer.

Words are flying out like
endless rain into a paper cup
They slither while they pass
They slip away across the universe
Pools of sorrow waves of joy
are drifting thorough my open mind
Possessing and caressing me

Bajé las escaleras saltando, mientras le hacía coro.

 Jai guru deva om
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
Nothing's gonna change my world
.

 Crucé el pasillo de la sala, presuroso hasta que llegué al comedor, de donde provenía un delicioso olor a comida.

Mamá ya estaba sentada a la cabeza de la mesa desayunando, mejor dicho casi terminando de desayunar, me dirigía a ella y le saludé dándole un beso en la mejilla.

-¿Pasa algo?- pregunté al mirarla con un gesto de rotunda sorpresa en su rostro.

-Lo mismo debería preguntarte yo. Te noto… ¿diferente? ¡No!, diferente no, definitivamente. Te noto alegre… feliz se podría decir. ¿Sucede algo de lo  que yo aún no me haya enterado?- dijo inquisitiva, sin despegar la vista de mí, mientras me sentaba a su lado.

-No, en lo absoluto. Figuraciones tuyas Karen…- me apuré en mentir- Es demasiado notorio que te hace falta descansar un poco.-me defendí de inmediato, tratando de evadirla, lo más sutilmente que pude.-Deberías tomarte unas vacaciones.- le recomendé, pero fue inútil, su  mirada suspicaz no había desaparecido.- Quizá sea porque hoy me entregan los resultados del examen que presenté el miércoles.- argumenté, mucho antes de que hallara el quid de la cuestión.

El Otro Rostro de la Vida (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora