Epílogo

116 7 9
                                    


Escuché suaves y sutiles pasos a distancia... mis propios pasos resonar en una opresora oscuridad que rodeaba por doquier, como si estuviera en una inmensa y enorme bóveda donde cualquier sonido que se producía hacía un interminable eco en las inmensidades de aquel desconocido lugar... pero esta oscuridad era mucho más espesa, más densa que en la que antes me había visto sumido, intente alejarme de ahí pero esta vez me fue rotundamente imposible así que seguí ahí caminando quien sabe sobre qué y hacía donde... guiado por un desconocido instinto nacido de la nada absoluta... que me rodea y me abrigaba con una irónica gentileza... que no llegaba a comprender de todo como me hubiese gustado...

De pronto llegue a un punto en donde ya no pude seguir... donde ya no pude dar un paso más y ahí frente a mí, como si fuese una vieja película, mi vida corrió ante mis ojos en lo que pudo ser un fugaz segundo... y sin saber cómo me pude percatar de cada detalle de lo que en ataño había vivido: dolor..., sufrimiento..., alegría..., desgracia..., felicidad..., amor..., desilusión... y así, un sin fin de sentimientos y sucesos de los cuales muchos no recordaba y que tenía por nunca existidos pero que ahí estaban escondidos en el lugar más recóndito de mi alma y mi corazón, latentes y vivos, dispuestos a mostrarme que una vez había vivido cómo se debe vivir... una vez hace mucho pero mucho tiempo...

Cuando por fin todo acabo me percate que a unos cuantos pasos estaba una estrecha escalera de madera... donde en la cima una centellante y atrayente luz blanca brillaba como un diamante... encantando a cuanto le mirara... embelesando a cuando se atrevía a mirar sus rayos ebúrneos... cautivando a todos con una fascinación sorprendente que embriagaba los sentidos...

Subí unos cuantos peldaños lentamente... hechizado... completamente hipnotizado... por tan bello, mágico e irreal espectáculo... que operaba en mi interior una fuerza magnética sorprendente, era cómo si un centenar de voces al otro lado de aquel haz de luz me llamaran, como si alguien me estuviese esperando al otro lado con los brazos abiertos, como yo una vez llegue a esperar a la muerte...

Pero mucho antes de llegar a lo más alto un viejo y difuso recuerdo golpeo mi memoria, un puñetazo de razón azotó lo que en ese momento podía ser mi cuerpo así que me detuve en seco sopesando cuan oportuno podía ser el llegar ahí arriba... después retrocedí lentamente aún fascinado por aquellos destellos ebúrneos que a lo lejos parecían tan cálidos y reconfortantes... como nunca podía llegar a ser mi vida... pero pese a tal fascinación otro instinto desconocido me susurró un secreto que no supe a ciencia a cierta cual era pero que me impulsó a alejarme de ahí... con una no tan firme determinación como hubiese querido y que en cualquier instante podía flaquear.

Camine sin despegar la mirada de aquella hipnotizante luz, tan lentamente cómo me acerqué, hasta que por fin aquella fuente de luz se volvió un pequeño y diminuto punto en aquel oscuro manto, como una solitaria estrella en medio de un cielo oscuro... para luego desaparecer completamente de ese negro panorama que a cada segundo que pasaba se hacía menos denso, que a cada instante perdía un poco más de espesura... debilitándose lenta y apaciblemente...

Después a miles y miles de kilómetros de distancia un pequeño e incesante latido comenzó a retumbar débilmente... un incesante latido lleno de vida, de una vigorosa vida que estaba a punto de comenzar nuevamente, un latido que era el de mí corazón mismo... después le siguió una tenue respiración inhalando y exhalando con suma tranquilidad, como si fuese la de un pequeño infante durmiendo sobre su cama con dosel, repleta de algodón y telas de seda... para que después aquella embriagadora y bella sensación de vida inundara mi cuerpo, reconfortando con su calidez cada tramo de mi piel, cada trozo de mi cuerpo, cada extremidad, cada rincón, cada parte de mi ser entero... para después oír voces amortiguadas... discretos susurros... movimiento a mis alrededores...

El Otro Rostro de la Vida (Ziam)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora