Suspiro al ver a mi esposo, sus ojos azules destellan con ilusión y yo quiero derretirme de amor hacia el, sin embargo una puntada de dolor hace que retroceda en mi sentir.
Estoy dolida, sé que el también lo está, debemos sanar todo lo que nos ocurrió.
La sonrisa de Chris se borra al ver que no respondo de inmediato.
- Chris yo... No te voy a decir que no deseo casarme contigo, de nuevo, pero... - lo tomo de sus manos y se levanta, nos quedamos de pie uno frente al otro tomo sus manos con firmeza, las mías comienza a sudar.
- Te amo, Dios sabe que te amo tanto, y espero que tú también lo sepas.
- Pero... - dice con pesar.
- Pero, no podemos hacer planes de boda cuando tenemos éste problema, yo estuve toda la noche con un hombre que no eras tú, y tú, bueno, no voy a decir nada de tu noche, pero no es precisamente lo que hacen los esposos.
- Lo entiendo Emma, pero... Nos amamos, es lo que importa.
- Si, pero el amor por sí solo no basta.
Su cara es de tristeza profunda, baja la mirada, lo tomo por su barbilla para me continúe mirándome.
- Cariño, mi respuesta es sí, claro me caso contigo, por segunda vez, hasta por cinco veces, claro que sí, sí, por siempre, lo que quiero decirte es que, debemos hacer ciertos cambios antes de hacerlo.
- Ya yo hasta tenía la fecha en mi mente.
- ¿Cuando?
- Cuando termine la filmación de Gray Man.
- Quizás es pronto, pero podríamos considerarlo.
- Perdóname Emma - se pasa la mano por el cabello y da unos pasos hacia la piscina, yo sigo detrás de el -. Quizás ésto es muy apresurado pero, quería arreglar las cosas, ya dejar atrás toda esta pesadilla.
- Y lo estamos haciendo, ya lo dejaremos atrás cariño - tomo su mano y la acaricio, el mira fijamente al horizonte, lo atraigo hacia mí y dejó que sus manos reposen en mi cadera, coloco mis manos en su pecho.
- Necesito besarte - dice mirandome fijamente, a los ojos y luego a mi boca.
- ¿Me estas pidiendo permiso esposo?
- Sólo haré lo que tu quieras - sonríe de lado debajo de su bigote, necesito besarlo tanto como necesito del aire que respiro.
- Bésame, bésame mucho - le respondo.
En menos de un segundo sus labios sellan los míos en un beso lleno de ansias y sed el uno del otro, pronto su lengua encuentra a la mía y juntas se acarician, danzan esa danza familiar entre su boca y la mía que extrañaba con todo mi ser.
Sin separar sus labios de los míos levanta mi cuerpo con sus brazos y yo enrosco mis piernas en sus caderas, atraigo su pecho hacia el mío y me envuelve en sus firmes brazos.
Da unos pasos hacia adentro de la casa en donde se dirige a uno de los muebles de la sala, allí se coloca de rodillas conmigo entre sus brazos, y me recuesta con delicadeza, baja por mi cuello dejando un camino de besos a su paso mientras con sus manos desabotona mi camisa.
Cierro los ojos disfrutando de cada uno de sus roces, su lengua exquisita en mi cuello despierta el más profundo placer en mis entrañas.
Abre mi camisa y besa el borde de mis pechos y luego baja por mi abdomen estimulando cada centímetro de piel con su boca y los roces de su lengua.
- Te amo - dice con voz ronca entre un beso y otro, se incorpora y se coloca entre mis piernas, desabotona mi pantalón y lo retira de un tirón, comienza a besar mis piernas desnudas, el interior de mis muslos y me retuerzo de placer ante sus movimientos.