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Capítulo 18.

Alexandre.

Nos bajamos del carro y empezamos a caminar hacia la entrada, veo cómo llamamos la atención de todos los que están haciendo fila y no es para menos.

Sonará muy narcisista, pero los cuatro somos muy guapos y llamamos la atención de cualquiera. Aunque solo me interesa llamar la atención de una sola persona: Rubí.

Veo que los dos guardas abren paso y entramos al bar. Veo que André y Camille están emocionados, mientras que Adrien tiene su típica cara de amargado.

—Quita esa cara, petit frère.—dije palmeándole el hombro y vi que me miró con hastío

—¡Te voy a matar, Alexandre, no entiendo para que me sacaste de mi mundo para venir aquí!—empezó a decirme y vi que qué Camille se le acercó riendo

—¡Cálmate hermano, relájate! Disfruta el ambiente y suéltate un poco, la falta de sexo es malo.—empezó a bromear Camille y vi que Adrien veía los demonios

—¿Tu que sabes de eso, Camille?—le preguntó Adrien y todos nos quedamos mirándola

—Aquí donde me ven, he hecho orgias y varias cosas.—dijo cruzando sus brazos y todos la quedamos mirando sorprendidos

—¿Cómo así, Camille?—le pregunté con la boca abierta

—¡Mentiras, es mentira! Nada que ver.—contestó sonrojada

—Ya.—dijo André mirándola

—¿Nos sentamos?—preguntó Adrien y todos asentimos, rápidamente un mesero nos buscó la mejor mesa y nos sentamos

Pedimos una botella de tequila y empezamos a tomar, vi que Adrien estaba aburrido, mientras que Camille y André se estaban divirtiendo y a cada rato le hacían bromas a Adrien por lo amargado y aburrido que se veía.

—¡Cállate, André!—le dijo Adrien poniendo los ojos en blanco

—Relájate, Adrien.—le dije tomándome un sorbo de mi copa

—Bueno, hablando de todo esto, ¿por qué estamos aquí?—preguntó André

—¿Alan va a venir?—pregunté

—No lo sé. Todos estos días ha estado muy ocupado supervisando las empresas, ya sabes, es un adicto al trabajo.—contestó André

—¿Con papá?

—¡Obvio!—dijo Camille

La noche se me puso más alegre cuando vi a aquella chica que me traía loco. Tenía un vestido corto y muy ajustado, era plateado y con lentejuelas, unos tacones y su pelo con ondas.

Casi que me iba a dar un infarto y suspiré, la vi muy fijamente y veía que buscaba a alguien, al parecer Camille, porque ella se paró y caminó hasta ella.

—No puedo creer que nos trajiste aquí por una conquista tuya, Alexandre.—me dijo Adrien poniendo los ojos en blanco

—¡Cálmate, hermano! Quizás esta noche encuentres con quien desquitarte esa amargura.

—Al parecer no eres el único que vino aquí por una conquista—dijo André y miramos en dirección de Camille, estaba coqueteando con el chico que venía con Rubí

Adrien y yo nos miramos fijamente y luego con André, pusimos otra vez nuestra mirada en ellos y efectivamente sí, estaban coqueteando.

—¡No puede ser!—dije con Adrien

—¡Claro que puede ser!—bromeó André

Vi que se acercaban y tomé un sorbo de mi copa, lo necesitaba urgentemente. Era muy raro que viéramos a Camille en esa situación, me alegraba, pero no dejaba de ser...

Lágrimas con sabor a muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora