Capítulo 24.
Alexandre.
Todos nos quedamos callados y vi que Adelaide fue la única que empezó a aplaudir y a sonreír. Quise intervenir, era hora de hacerme cargo de Jacqueline, ya no la quería más, no habían razones.
—¿Y tú que, Adelaide?—le preguntó Jacqueline con furia
—¿Yo? Nada, viendo que alguien por fin sin antes conocerte no se dejo de ti.—le contestó Adelaide enfrentándola
Vi a Rubí y estaba en un estado de shock, al parecer no asimilaba que le había dicho eso a Jacqueline. Vi que Elizabeth se la llevó al baño y quise seguirla, pero Adrien me detuvo.
—Debe estar muy enojada contigo, hermano, deja que respire y luego hablas con ella.
—Tienes razón...
—Necesito hablar contigo, Alexandre.—me dijo Jacqueline y yo asentí
Caminamos hasta la salida y nos alejamos de todo el ruido que había, vi que salió del bar y la seguí, caminamos hasta el parqueo y Jacqueline me miraba fijamente.
—¿Por qué no dijiste algo, Alex?—preguntó mirándome fijamente
—Jacqueline, ¿Que te iba a decir? ¿Que no era verdad? Todo lo que Rubí dijo allá adentro es verdad.
—¿Por qué?
—Porque sí, Jacqueline, no me puedes obligar a amarte.
—¿Y lo nuestro qué? ¿Recuerdas cuando nos amábamos?—me acarició el brazo y se acercó a mi, vi que tenia la intención de besarme y me alejé
—No, Jacqueline. ¿Lo nuestro? Lo nuestro nunca fue amor, jamás lo fue. Te aprovechaste en mi etapa vulnerable, donde me sentía fatal por no establecer una relación seria. Te lo dije antes de casarnos, no te amo ¿y aún así que hiciste? Te casaste, y lo peor es que tampoco tú me amabas, solo era conveniencia.—contesté muy honesto
—Es una manera de que no te separes de mi, sé cuánto quieres esas empresas y serías incapaz de dejarlas ir.
—¡Escúchate, Jacqueline, estás loca! ¿Sabes que haría otra persona en mi lugar?—le pregunté y ella bajó la mirada—Matarte, Jacqueline, eso debería de hacerlo y sin embargo no quiero. Por eso necesito que nos separemos y terminemos bien, por el bien de nosotros y de nuestra familia. Ya sabes cómo este negocio funciona y ninguna familia quiere una guerra.
—¿Que dices?
—Divorciémonos.—dije por fin y vi que ella me miró fijamente
Empezó a llorar y yo quise mirar a otra parte. Era otro de sus escenas manipuladoras para que no la dejara, siempre hacia lo mismo cuando le tocaba el tema y ya estaba hastiado de eso.
—Jacqueline, no seas tan manipuladora y acepta de una vez por todas que ninguno de los dos nos amamos, y es lo mejor.
—¿Por qué? ¿Por esa pobretona?—me empezó a preguntar y yo tuve el impulso de sacar mi arma
—Jacqueline, ¿Te estás escuchando?
—Sí. Mírala como anda, cómo habla y ese acento tan ordinario. Ella no está a tu altura, Alexandre, ¿O crees que ella podría con todos los negocios de tu familia? ¿Te aceptaría?
—No hables lo que no sabes y no te voy a permitir que hables así de Rubí. Rubí es muchísimo más mujer y está más a mi altura que tú, ella no busca dinero o contratos, ella no es ambiciosa, y si así lo fuera, no pasa por encima de los demás como tú.
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Lágrimas con sabor a muerte
ActionRubí es una chica colombiana de 22 años. Es egocéntrica y orgullosa, es muy contestona y grosera. Es una chica que después de la muerte de su madre, ella y el papá han trabajado duro para sacar adelante a su familia. Una noche en la que sale con su...