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Capítulo 13.

Rubí.

—Entonces, ¿sos empresario?—le pregunto otra vez tomándome un sorbo de mi copa de vino

Estábamos en un bar muy lejos de donde vivía, quedaba como a 2 horas, creo que ya no estábamos en Cali.

Estábamos sentados en la barra tomando vino y ya habíamos cenado. Estábamos hablando de lo que más nos apasionaba y me estaba contando que era empresario.

—Sí.—contestó con una sonrisa

—Ve, yo me imaginé que vos eras traqueto.—susurré para que el me escuchara y él se empezó a reír

—¿Quien ha dicho que no, Rubí?—me pregunto y yo casi que me atraganté

—Ve, ¿como así?

—Tu no me has preguntado si lo soy o no.

—Ya. ¿Vos sos mafioso?—le pregunté

—Sí, soy mafioso y empresario, Rubí.—contestó sin pelos en la lengua y yo pele los ojos

—Pues mira que ya lo imaginaba.

—¿Por qué?

—Porque tenías pinta de puro mafioso, eso era.

—Ya hemos hablado muchísimo de mi, cuéntame de ti—me dijo y yo suspiré

—Creo que ya me conocés bastante, pero ajá. ¿Que querés saber?

—No sé, ¿Cual es tu sueño? ¿Que quieres estudiar?

—Quería, y era estudiar gastronomía.—contesté honestamente

Era algo que solo mis seres queridos sabían, es decir que quienes sabían de eso era: mi papá, Elizabeth, Gema, Ligia y Sebastián.

—Lo suponía...

—¿Si? ¿O también lo averiguaste?—le pregunté

—¡No, Rubí, claro que no!

—Ya.

—Cuéntame, ¿cual es tu mayor sueño? ¿que anhelas?—me pregunto y era el primer hombre después de tanto que me escuchaba y quería saber más de mi

—¿Mi mayor sueño?—le pregunté y el asintió mirándome fijamente y con una sonrisa—Tener un restaurante. Ya tengo uno, pero me encantaría que estuviera en otro lugar y fuera más famoso, que fuera demasiado grande y todos los días se llenara. Que saliera en la tv que yo era chef, que tuviera mil meseros y no me tuviera que matar tanto, ese es mi sueño.

Sonreí y él también lo hizo. Era la primera vez que le decía a otra persona que era lo que quería realmente,  era la primera vez que me sentía realmente escuchada y admirada.

—¿Por qué no empiezas a cumplir ese sueño?—me pregunto tocándome la mejilla y yo me volví un tomate total

Trague saliva y me relajé

—Porque no puedo, Alexandre.—le contesté

—¿Por qué no puedes? ¿Por qué quieres que otros cumplan tus sueños y no te permites tu también cumplirlos?—me pregunto y empecé a sentirme muy enojada

—Ve, si a vos te conté todo esto, no era para que opinarás de mi vida, sino porque vos me preguntaste, pero eso no te da ningún derecho de opinar sobre mi vida.—le dije y me paré del asiento y corrí hacia el baño enfurecida

Al llegar suspiré y me vi en el espejo. Estaba roja como un tomate y mis ojos verdes estaban demasiado oscuros, eso me pasaba cuando estaba enojada o triste, y este caso era que estaba demasiado enojada.

Suspiré y me quería echar agua, pero luego se me iba todo el maquillaje de Eli a la mierda. Estaba apunto de irme cuando en la entrada estaba Alexandre con una cara de arrepentido.

—Pardon, lo lamento mucho. No quería hacerte sentir mal, ni mucho menos, simplemente...—empezó a disculparse y yo no lo deje terminar

—Relájese, vos tranqui que yo nerviosa.—le dije y lo vi más confundido—Es una manera de decir que yo resuelvo.

—Ya. Rubí, en verdad lo lamento mucho, es enserio...—me dijo acercándose a mi y yo solo tuve un impulso después del enojo que pase por él

Me contuve y vi que él también traía ganas, suspiré y tuve ganas de besarlo, pero lo agarre y nos metimos a un baño.

Lo senté en el inodoro y empecé a quitarme la ropa, vi como se mordía los labios y veía todo mi cuerpo y yo sonreía.

—Ve...—dije y no me dejo terminar, la que estaba sentada era yo y me estaba quitando la ropa interior

Me abrió las piernas y antes de hacer cualquier cosa me miro y yo asentí, ya estaba mojada y excitada. Empezó con su lengua y era la sensación más placentera que había sentido en estos últimos meses.

Desde hace 10 meses no me habían hecho un oral y se me estaba olvidando lo placentero que se sentía.

Empezó primero estimulando mi vulva con la lengua e iba lamiendo cada rincón, lo hacían tan increíblemente bien, que pensé que estaba soñando.

Jamás ningún hombre me había hecho sentir cosas tan extremadamente placentero. Mantenía cierta intensidad, pero a la vez iba lento e iba empapándome toda mi zona. Empecé a sentir que su lengua se resbalaba y sentí cosquilleos en lo más profundo de mis genitales.

Empecé a gemir y él empezó a estimular mi clitoris con sus dedos mientras seguía utilizando la lengua. Puse mis manos en las paredes y tiré mi cabeza hacia atrás, empecé a mover mis caderas conforme iba estimulando y lamiendo, sentía mi orgasmo llegar, pero Alexandre lo sabía o se lo imaginaba y paraba.

Sus ojos miel estaban llenos de lujuria y yo quería suplicarle, pero mi orgullo no me dejaba. Luego volví a sentir eso tan placentero que me hacía gemir y vi la mirada de Alexandre.

Eso me calentaba aún más. Empecé a sentir mi orgasmo más cerca y empecé a gemir su nombre más alto.

—¡Alexandre!—me salió un jadeo y el paro—No vas a parar.

Alcancé a decirle con mi respiración agitada y el aumento la velocidad. Introdujo dos dedos y en el acto empapó sus dedos, movía en círculos mientras me frotaba el clitoris y empecé a gemir aún más alto.

—¡AH! ¡Dios mío!—gemí y llegué a mi orgasmo

Vi que Alexandre siguió lamiendo y luego su mirada cruzó con la mía. Empecé a ver todo el lugar y no me podía creer que Alexandre me había hecho un oral.

Suspiré y él sonrió

—No es Dios que te hizo venir, Rubí, fue Alexandre Dumont y te encantó.—alcanzo a decir y yo inmediatamente me sonrojé

—¿A vos quien te ha dicho que me gusto?—le pregunté sonrojada

—Tu cuerpo me lo dijo.—contestó con arrogancia y yo lo miré rayado

Vi que tenía una erección y sonreí. Me puse mi ropa interior y luego el vestido, salí del baño y me vi en el espejo. Estaba con las mejillas encendidas y los ojos muy claros, me sonroje aún más y vi que tenía el pelo como un león.

Alexandre salió del baño y parecía muy tranquilo y relajado, se veía perfectamente y no como yo, estaba sonrojada, con los ojos más claros y tenía el maquillaje un poco corrido.

Vi que Alexandre me abrazo por las espaldas y estuve apunto de pensar que me iba a dar un beso pero no, me dio uno en la mejilla y luego se acercó a mi oreja.

—Vous êtes très serré riche...—me susurró en el oído y en la manera en cómo me habló me excitó muchísimo más

Traducción: Eres muy estrecha y rica...







[~]

Notita:
¿Qué tal les pareció este capítulo? ¡Espero que bastante bien! ¿Qué tal esta escena hot?

Con amor: Linaaa.

¡Besitos!

Lágrimas con sabor a muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora