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Movía sus dedos con desesperación y nerviosismo sobre su escritorio, sentía la necesidad de morder sus uñas pero claramente se reusaba ha hacerlo. Marlene ponía su vista en la puerta de la oficina del director cada dos minutos. No siquiera cuando su madre había sido hospitalizada se había alterado tanto. Saber si pasaría o no la prueba, o si podría llegar a ser expulsada, la carcomía por dentro.
—Merlin...porque ésto tarda tanto. —dijo Marlene dejandose caer en el respaldo de la silla.
La puerta de la oficina se abrió dejando ver al director Dumbledore, la profesora Mcgonagall y a Crux. Marlene le envío una mirada interrogante, preocupada, pero el Black solo fue capaz de negar con la cabeza.
—Señorita McKinnon...—dijo Dumbledore—... Siento mucho informarle que usted no podrá seguir adelante con sus estudios aquí en Hogwarts.
—Pero... No sé supone que mis notas habían aumentado, que mis puntos habían...
—Señorita McKinnon, si bien usted pudo haber subido un poco su calificación más no para poder seguir en el colegio. Si calificación es más baja que la cualquier otro estudiante aquí. Anteriormente ya se le había removido su puesto en el Quidditch, incluso se le advirtió. Yo misma lo hice. —dijo Mcgonagall mirando a Marlene con tristeza, quien tenía Lágrimas corriendo por sus mejillas.
—Tambien entendemos su preocupación, sabemos que su madre está muy delicada de salud, pero no podemos seguir dándole oportunidad de seguir adelante en sus estudios. —comento Dumbledore observandola bajo sus gafas de media luna.
—Director Dumbledore, por favor, solo deme una oportunidad más, solo una y le juro que sacaré lo mejor de mi, pero no me expulsé. —sollozo la rubia.
—Señorita McKinnon...
—El profesor Black, me comentó que podría aumentar mi calificación con un tutor. Si tan solo me diera la oportunidad de poder estudiar un poco más...
—Señorita McKinnon, entienda, no podemos...
—Director—llamo Crux atrayendo la atención de todos ahí—Lamento interrumpir, pero me puedo asegurar que la señorita McKinnon, es una muy buena estudiante, yo mismo lo he visto.
—Crux, hijo...
—Solo, solo dele una oportunidad a la señorita McKinnon—dijo Black interrumpiendo a Dumbledore—Yo mismo me encargaré de sus tutorias, es más, yo mismo seré quien se las imparta. Podría apostar mi empleo, si es que la señorita McKinnon se gradúa de este colegio con las mejores calificaciones.
Dumbledore compartió una mirada con la profesora Mcgonagall, para después mirarlo seriamente, con una ceja alzada.
—¿Estás dispuesto a tomar ese riesgo?—pregunto Mcgonagall.
—Director, profesora, muy a mi pesar, he aprendido de parte de mi familia que uno no debe rendirse fácilmente. Primero debes dar todo de ti, antes de si quiera perder.
—Bien. Señorita McKinnon, se le dará una última oportunidad. Estamos a septiembre, casi acabando, tendrá hasta el mes de enero para demostrar que sus notas pueden aumentar, mientras tanto se le será informado al equipo de Quidditch que pueden ir buscando a un sustituto en su lugar.
—De acuerdo, profesor Dumbledore, y muchas gracias. —Marlene sonrió aún entre lágrimas.
—No es a mi a quien tiene que darle las gracias. —dijo Dumbledore mirando a Crux quien se encontraba detrás de Marlene.
La rubia volteó y miro a Black, sonriendo agradecida, quien solo asintio y salió de la oficina.
Crux caminaba con las manos dentro de sus bolsillos, mientras se dirigía a su próxima clase, a la cual ya iba cinco minutos tarde.
—¡Crux!
Sintió como alguien lo tomaba del brazo y lo jalaba, haciendo que este la mirara.
—¿Pasa algo?—pregunto Black, seriamente.
—Y-Yo...
Marlene lo abrazó con fuerza, sorprendiendolo en el proceso, recargando su cabeza en su pecho.
—Gracias. Lo digo enserio.
—No hay de que—correspondió el abrazo—Creo que todos merecemos una oportunidad más ¿No lo creés?
