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Crux Black, podía ser un mujeriego, manipulador, mentiroso con las personas que estaban lejos de saber su verdadera personalidad, podía tratar a todos de una manera fatal y eso podía incluirna su propia familia. Orion podía ser su hermano, pero nunca lo vio como uno, si no más bien una persona con la que compartía sangre y apellido al igual que con Walburga.
Con su primo Alphard su relación era un tanto distinta, cuando aún estudiaban juntos en Hogwarts, su relación se basaba edn odio y amor de familia. Alphard era un poco menos mujeriego que Crux en ese aspecto, pero al mismo tiempo gustaba de las personas muggles, y claro, poniendo el hecho de que Alphard tenía de favorito a Sirius, mientras que Crux era lo contrario, el quería a Regulus, desde que lo vio la primera vez que nació.
El se había encargado de cuidarlo cuando Walburga no se atrevía ni acercarse cuando lloraba. Crux se encargaba de conseguir todo lo que necesitaba, hasta que cumplió una prudente edad y Regulus se encargo de acercarse más a sus padres, aunque ellos se opusieran, poniendo su relación tensa con Crux, quién en ese momento había decidido alejarse de todo y mudarse al mundo muggle.
Para desgracia de Walburga, su primer hijo resultó ser un traidor a la sangre. Huyendo de casa a los 15 años, días antes de regresar a Hogwarts, refugiándose en la casa de los Potter, causando más enojo en la familia y desprecio de sus padres.
Fue desterrado del árbol genealógico, la misma noche que huyo, y las palabras de Walburga, no habían sido más que: “No soportaremos otra desgracia más en la familia” había dicho, recordando la vez que Andrómeda había escapado, después de unos días de haberse casado con Ted Tonks.
Fue así como a Walburga y a Orion no les quedó de otra más que criar a Regulus, tratando de que él siguiera el linaje de los Black. Sorpresa total fue cuando se supo que salía con una Dumbledore.
—Mmm..profesor, es el bosque prohibido—dijo Marlene alarmada, más porque ya eran pasadas las seis de la tarde.
—Lo se, señorita McKinnon. Estando aqui, busco saber que tanto usted sabe, y lo que a aprendido sobre estás tutorías—dijo Crux mirando firmemente a la rubia—Ademas, aquí no hay nadie más que usted y yo, así que no debe preocuparse sobre si pueda lástimar a alguien con los hechizos.
Crux comenzó a caminar a una distancia considerada de McKinnon, quien confundida no se había movido de su lugar. Black, paro cuando se aseguró de que la mirada de la rubia seguía sobre el, así que sin perder más tiempo...
—¡Flipendo!
Marlene, apenas y pudo reaccionar, moviéndose rápidamente evitando que el hechizo le diera.
