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—Vamos Canuto ¿Enserio piensas que tu tío quiere a Marlene, tu novia?—pregunto James mirando a Sirius, quien observaba a McKinnon hablar con sus mejores amigas en la mesa de Gryffindor, unos asientos más adelante.
—No lo pienso James, yo lo se—respondio Sirius—Mi tío Crux no es la persona más buena e inocente del mundo, James, el es malo, vengativo. Tu podrás verlo sonreír y ayudar a los alumnos a superarse así mismos, pero eso solo es un falso escenario para que nadie vea lo que hay en verdad debajo de el. Su verdadera imagen, identidad, que se yo, nunca pude conocerlo bien, los únicos en los cuales Crux confía, son en Regulus y Narcissa.
—¿Creés que el es como toda tu familia?—pregunto Potter nuevamente.
Sirius dejó de mirar a Marlene para dirigir su mirada a James, quien lo seguía mirando con duda y confusión.
—El es peor que Walburga. Crux no tiene consideración cuando lastima a una persona, no piensa en sus emociones, en lo que puede llegar a causar. No sé en que estaba pensando Dumbledore cuando se le ocurrió poner a Crux del tutor de mi novia.
—¿Por qué piensas...
—James, Crux es distante, frío, sin sentido del humor, aburrido, el no es una persona que se ponga feliz por su cumpleaños o por ser alguien importante. ¿Quien crees que le enseño a Regulus a pelear al estilo muggle?—James miro a Sirius sorprendido.
—¿Crux le enseño a pelear?—Sirius asintio—¿Así que, es por eso que nos ganó en quinto grado, cuando sucedió lo de Quejicus?—Sirius volvió a asentir.
—Te diré algo James, Crux busca ganarse la confianza de personas inocentes, dañadas, con problemas con su familia, el busca ponerlos de su lado, el...
—Espera, espera...—James lo interrumpio—Entiendo que es malo, vengativo y todo eso pero...¿Crees que se le pase por la cabeza estar con una chica de diecisiete años?
Sirius dirigió su mirada a Marlene nuevamente, quien al sentir su mirada lo miró y sonrió, para después regresar a platicar con sus amigas.
—El no sabe amar, James, el solo quiere diversión.
La habitación estaba en completo silencio, Crux escribía sobre unos pergaminos, ese día había cancelado su clase con Marlene, y no es que fuera un cobarde al no querer ver a la chica, si no que con cada minuto que pasaba, pensaba una y otra vez en vidas que arruinó por meterse en ellas, en su vida, por pensar en que podía recuperar lo que alguna vez vivió en sus tiempos en Hogwarts.
Personas iban y venían en su vida, siempre había tratado de dejar su pasado atrás, pero nunca podía, a dónde quiera que estuviera pareciera como si allí estuviera, lo recordaba una y otra vez, cada minuto, cada segundo, pensaba en todo lo que había perdido por aquella persona, que en algún punto de su vida le había hecho tanto daño.
En sus años en Hogwarts, recordaba haberse enamorado una vez, estaba tan ilusionado, maravillado con aquella chica. Habían empezado a salir en su quinto año, para su sexto grado las cosas habían empezado a cambiar, cuando el le enviaba una carta, o quería pasar tiempo a su lado, ella simplemente lo ignoraba, no sabía porque la repentina decisión de alejarse de el, no se había puesto a pensar en los sentimientos y pensamientos que estaba creando Crux, no se daba cuenta de lo mala que estaba siendo.
Había días en los que pensaba, si ella lo estaba engañando porque no simplemente lo terminaba como una persona normal, no había necesidad de estarlo ilusionando y lastimando a la vez.
Cuando parecía estar de bien humor, era cuando se reunían a solas, solamente ellos, ella lo trataba como si fuera una cara y única joya, que existía en el mundo.
Recordaba aún, que habían terminado a mediados de sexto grado, después de eso, ella jamás le volvió a dirigir la palabra o si quiera hablar, pero había algo curioso, porque siempre en fechas que eran especiales para el, como su cumpleaños, ella siempre dejaba un regalo en su habitación, y eso solo lo había hecho mantener las esperanzas de algún día volver a estar juntos.
Suspiro negando con la cabeza, saliendo de sus pensamientos, tratando de eliminar esos pensamientos, cuando Sintió un presencia en su oficina, su puso rígido al descubrir de quién se trataba.
—¿Sabes tío?—la voz de Bellatrix resonó detrás de el—Aveces me preguntó que hubiera pasado si la muggle de tu novia no hubiera muerto—Crux apretó la mandíbula. Bellatrix había estado hurgando en sus pensamientos hasta encontrar lo que quería. —Saber que tú propia madre había matado a la chica que amabas debió haberte dolido. Pero supongo que ahora no te importa, después de todo, debiste haber entendido el precio de relacionarte con gente más baja que nosotros desde hace tiempo.
—¿Que es lo que quieres Bellatrix?—Crux la miro seriamente.
—Nos has hecho lo que prometiste. Necesito un alma Inocente y pura, necesito que el ministerio vea que no soy un monstruo como ellos lo llaman. —Bellattix camino detrás de el, mientras susurraba en su oído.
—Eres un mounstro Bellatrix. Buscar niñas o niños sin padres, puros, para solo guardar tu fachas de chica buena. ¿Crees que el ministerio no lo sabe ya?
Bellatrix ignorando lo que dijo, se inclinó lentamente, hasta quedar a la altura de su oído: —Bueno, supongo que no te importará que use a la pequeña Emily...
Crux rápidamente levantándose de la silla donde estaba, la tomo por el cuello, estampando su espalda contra la pared, levantandola a unos metros del suelo y cortando su respiración. Bellatrix luchaba por librarse de su agarré. Crux se acercó a la altura de su oído para susurrar...
—Atrevete a hacerle daño y me asegurare yo mismo de asesinarte.