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Crux Black, no se consideraba una persona sumamente amable e importante para si mismo o para cualquier otra persona. Creció con personas que lo hacían ver que el mundo no tenía nada de felicidad, no tenía nada color de rosa. Su mundo siempre se había vuelto rodeado por la oscuridad, tristeza, venganza y sufrimiento, nunca pudo ser feliz con una chica, por más que lo intentará, el siempre terminaba perdiendo.
Su madre había amenazado a su exnovia, por eso ella lucia tan distante, diferente, decaída. Hasta que después de un tiempo, sucedió...había encontrado a la chica que amaba, la cual lo había enamorado con solo un objetivo...ser feliz. Al menos una vez en su vida, pero como siempre, eso se lo arrebataron. Y era lo mismo que estaba haciendo con la vida de su sobrino mayor. Le estaba arrebatando la vida, le estaba arrebatando a la chica de la cual estaba enamorado.
Crux, podía verse así mismo en Sirius, era como una versión suya, una reencarnación, una señal de tal vez enmendar sus errores del pasado, pero parecía estar fallando de nuevo. Estaba arruinando todo, con solo su presencia ahí, no podía hacerle eso a su sobrino, no a Sirius, ni siquiera se veía haciendole eso a Regulus. Ambos eran su familia, no tenía porque lastimarlos de alguna manera, no debía quitarles eso motivo para seguir, no podría siquiera quitarles su potencia de vida, no se veía alejando a las personas que los hacían felices.
Pero como siempre, el mundo no es color de rosa, y eso ambos lo tenían muy claro, su misma madre se los había enseñado. La felicidad es algo que pasa, y como una persona, algunas veces se queda y otras se va, y los Black, estaban acostumbrados a no tenerla. Pero sus sobrinos eran un caso distinto, era hora de cambiar cada escrito en papel, quemarlo, desecharlo, ellos seguirían lo que su corazón sugiriera y creyera más sensato para ellos.
Suspiró mirando el techo de su oficina, mientras daba vueltas en su silla. Los pensamientos de que estaba haciendo lo incorrecto lo golpeaban duramente en el rostro, diciéndole que debía ver las equivocaciones de sus actos. No podía ignorarlo por siempre. Todo acto trae consecuencias.
La nota que había recibido de Dumbledore esa mañana, lo había hecho estar pensativo. Los padres de Marlene, habían salido de vacaciones fuera de Londres, eso dejaba a Marlene, en una situación algo difícil, para Crux, obviamente. El hecho de que Dumbledore le dijera esa mañana que McKinnon, se quedaría en Hogwarts por las fiestas de navidad, hacía la situación más comprometedora.
Después de aquel beso en su oficina, cada reunión, cada tutoría, se había hecho bastante incómoda, además, de que la actitud de Crux, no era la mejor en esos momentos. Esas fechas siempre eran las peores para el, no había nadie, excepto Narcissa y Regulus, quienes supieran acerca de lo sucedido el 18 de Diciembre de 58.
Escucho la puerta de su oficina deg tocada con delicadeza. Con el rostro entre sus manos, desesperado, se recompuso en su silla tratando de actuar normal. Miró hacía el frente y con una simple palabra, la incomodidad se hacía presente.
—Adelante. —Marlene entró justo al haber escuchado al hombre terminar. Sentía que ardía en llamas.
Últimamente parecía que nada estaba saliendo bien. Había estado teniendo varias discusiones con Sirius respecto a sus tutorias y del porque se quedaba hasta tarde. Tal vez no desconfiaba de Marlene, era su novia, y aunque Crux era su tío...nunca pudo conocerlo al cien porciento. También estaba el hecho de que pasaría navidad con Crux, sabía que los demás profesores y algunos alumnos estarían ahí, pero no podía evitar preocuparse.
Sirius era inseguro respecto a todo tipo de cosas. Había pensado en cada excusa para quedarse en Hogwarts, sin embargo no pudo. Los Potter lo habían invitado una vez más, desde que se había mudado, a pasar estás fiestas con ellos, al James, presentar formalmente a Lily, después de haber comenzado a salir. Y eso era lo que generaba cada discusión, disputa.
—Buenas noches, profesor. —Marlene asintio a modo de saludo, mientras le daba una corta sonrisa de boca cerrada mientras se acercaba a su lugar.
Marlene saco pergaminos, tintero, y cada libro que servía para sus estudios esa noche. Debía aceptar que cada día, cada estudio se le hacía más fácil entender, que solo escuchar a los profesores explicar. Entendía mucho mejor así.
—Bien, señorita McKinnon, cómo sabe, está sesión no podrá ser como las veces anteriores. Cómo sabe y anteriormente dije, me quedaré en navidad aquí en Hogwarts y poderla ayudar con sus estudios, que por lo que veo, usted va mejorando, pero como le decía, quiero visitar a mi... familia, usted sabe, a mis sobrinas, hermano.
—Entiendo totalmente. No sé preocupe. ¿Le parece si comenzamos? Tengo una pequeña reunión con mis amigos antes de que partan mañana en la mañana.
Crux asintio. Apartir de ese momento el tiempo comenzaba a correr. El momento de solo estar ellos dos cada noche, cada día comenzaba a avanzar. Después de todo...
¿Que podría suceder entre un profesor y una estudiante?
Lune_black
Le doy sus merecidos créditos a bookfanfic por ayudarme en el desarrollo de este capítulo que es mas como "relleno" por así decirlo, ya que se viene lo interesante ❤️