Ya habían pasado 27 años desde aquel accidente en Tanabe, ambos clanes se habían distanciado, ahora existía una rivalidad mucho más grande de como lo fue en sus guerras pasadas.
Ambos lideres habían cambiado, la chispa que los distinguía había desaparecido, ahora ambos dirigían con mano dura, ambos habían levantado grandes muros alrededor de sus tierras, además de que su vigilancia era mucho más estricta, ahora nadie entraba ni salía sin ser visto ni haber sido notificado, en especial sus hijos.Sanada se volvió una aldea mucho más hostil y fuerte en su poder militar, se especializaron en la fabricación de sus armas, contaban con sus propios minerales, por ello no había problema al momento de conseguirlos.
El clan se especializaba en peleas con cualquier tipo de arma, tenían agilidad y una gran destreza con ellas, no por nada se hicieron conocidos por ser lo locos o amantes de las armas.
A comparación con Tanabe, a pesar del incendio, construyeron fuertes edificios, y conservaron sus tierras para sembradíos, conservaban sus comercios, al igual que la carne, su poder militar volvió a crecer y siguieron manteniéndose fuertes.En Sanada era el día que todos recordaban, era el aniversario de la muerte de su patriarca, al igual que era el día, en que el clan Tanabe les había traicionado.
Por ello, en la casa de la matriarca, Saya se encontraba organizando la mesa para que preparara la cena; ya eran cerca de las 10:25, ya era demasiado tarde como para que nadie se dignara en hacer algún ruido, así que, por ello subió en busca del hijo de Reiko, en cuanto llego a su habitación y noto que no había nadie, supuso que se encontraría practicando en el dojo, así que, sin más fue a buscarlo. Una vez estuvo ahí, se fijo que estaba meditando en el centro del dojo, a su alrededor había un desastre, los trapos de los muñecos que simulaban un enemigo, estaban completamente destrozados, y su katana estaba a un lado suyo; estuvo ocupado toda la mañana.
Saya: Garu, hijo... [llamo desde la puerta]
Desde su lugar lo único que hizo fue suspirar ante el llamado de Saya, su nana, la mujer que lo había criado, en lugar de su madre.
Garu: dime nana.
Aquel chico, media cerca de los 1,75, su piel era clara, y mantenía su cabello negro con un corte corto, pero bastante rebelde, sus ojos son de un toque de miel, sin duda era el vivo retrato de su padre, y si era aún más, recién ese día estaba cumpliendo 27 años.
Saya: deberías venir almorzar, ya preparé la mesa.
Garu: gracias, pero no tengo hambre. [dijo sin ánimos]
Al notar el animo del chico, a paso lento se fue acercando hasta estar frente a él y poder arrodillarse y estar a su altura.
Saya: cariño, no seas así... [puso su mano a un costado de su rostro para hacer que la mirara] ...te prepare algo.
Dijo con tal de hacerlo salir de ahí, y al juzgarlo por la mirada que puso, pareció que lo había conseguido; no hizo nada más que sonreír ante el gesto que hizo, le había chantajeado.
Saya: vamos. [dijo poniéndose de pie] Mandare a alguien a que limpie esto.
Así ambos salieron en dirección al comedor; Saya solo le hablaba de lo que le había preparado con ayuda de Ohara, su hija y amiga de Garu.
Una vez habían llegado, Garu se había sentado en una de las sillas del costado de le mesa, al parecer el otro restante, era para su madre.
Garu: ¿Dónde está?
Saya: mande a alguien por ella.
De la puerta apareció su hija, que traía en sus manos una un plato con la comida recién calentada y preparada para su amigo.
Ohara, 28 años de edad, cabello largo y obscuro, sus ojos son del mismo tono que los de su madre, cafés, media cerca de los 1,60, su piel clara dejaba ver las pocas pecas que tenia en el puente de su nariz, y a comparación del resto de las chicas de su edad en la aldea era muy tímida pero muy buena cuando se trata del bo.Saya: Ara, ¿Dónde está Reiko?
Ohara: Mmm... [deja el plato frente a Garu] Me pidió que le llevara su desayuno a su despacho, creí que lo sabias.
El silencio duro por un momento entre ellos, y como ambas mujeres lo esperaban. Garu, de forma lenta salió del comedor sin decir nada más.
Ohara: lo siento, yo no...
Saya: esta bien, ahora lo arreglo. [dijo, mientras caminaba a la cocina]
Rato después de haberse ido a la cocina, subió al segundo piso hasta dar con el cuarto del chico. La puerta estaba abierta, así que con cuidado entro y ahí lo vio, sentado en el marco de su ventana mirando al centro de la aldea, justo donde se encontraba un monumento de su padre.
Saya: te traje algo.
Hablo casi en susurro, mientras mantenía en sus manos la tasa con chocolate.
Garu: no gracias. [dijo sin mirarla a la cara]
Saya: es chocolate.
Aquello le hizo recordar las veces que lo mimaba y consolaba de la misma forma que ahora. Con solo pensarlo, una ligera sonrisa apareció en sus labios.
Al notar que el ambiente se había aligerado, Saya paso a sentarse frente a él; las cosas, a comparación a la mañana estaban mucho más tranquilas, pero al parecer seguía decaído.Garu: ¿Por qué es así? [pregunto tomando la tasa de chocolate]
Saya: ya sabes por qué.
Garu: a veces siento que todo de mi le recuerda ese día, y por eso no quiere verme. [tomo un sorbo]
Saya: eso no es cierto...
Garu: solo piénsalo nana. [la interrumpe] Lo mataron el mismo día que nací, por ende, mi edad, y dicen que me parezco mucho a él. [dio otro sorbo a su chocolate]
Saya: no es cierto... [lo mira] tu padre era más alto.
Garu: oh, gracias. [dio otro sorbo]
Saya: [ríe] vamos, te invito otra vez a comer, pero esta vez solo seremos tú, Ohara y yo. [propuso]
Aquello le agrado, además, Ohara era como su hermanamayor, aunque él era quien más la cuidaba.
Así que, sin más, ambos bajaron nuevamente al comedor y los tres comieron paracelebrar el cumpleaños de Garu.
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Otra Historia de Amor
Fiksi PenggemarSolo espero que te guste @La_Morra_Loca. quise darte una sorpresa. ~▪︎~▪︎~▪︎~▪︎~▪︎~▪︎~▪︎~▪︎~ Tras un terrible suceso, ambos clanes perdieron a miembros importantes; las familias se separaron, los miembro de cada una están dolidos y cada una trata de...