Capítulo 18 Buscando respuestas ½

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Pucca: y si nos vamos mañana. [Dijo en forma de puchero]

Garu: ¿Por qué mañana? [La mira]

Pucca: es que, ya es tarde y hace calor. [lo mira] Mejor mañana temprano. [Sugirió]

No hacia mucho que ambos habían regresado a su habitación, estaban preparando sus cosas cuando Pucca había sugerido quedarse aun esa tarde.

Al voltear a verla, la chica yacía sentada en la orilla de la cama mientras le miraba la espalda con tal de que accediera. Miro un rato por la ventana, pensando en la situación. No sería mala idea, además de que hacia calor como para salir, no les haría algo de daño quedarse solo esa tarde, además el cansancio aún estaba presente, después de todo, nadie les había reconocido; no había ningún problema.

Garu: [Suspira] Esta bien.

Ante su respuesta, bien se había fijado en la reacción Pucca. Bien podría decirse que no quería viajar esa tarde. Ambos habían dejado sus maletas (que estaban sin terminar) en el suelo.

Garu: ¿Y? [Se acerca a ella] ¿Qué quieres hacer?

Pucca: ven aquí. [Dijo, pidiéndole que se sentara junto a ella]

Sin decir nada, Pucca había abrazado a Garu desde su costado y le había jalado hacia atrás para que ambos terminaran recostados sobre la cama.

Garu: ¿Este es tu plan? [Pregunto burlón]

Pucca: ¿Qué tiene? [Replico] Nunca tuve unas vacaciones como estas, déjame al menos disfrutarlas.

Garu: no creo que puedan decirse vacaciones. [Dijo, mientas la abrazaba]

Pucca: da igual. [Dijo en suspiro]

Tras haberla escuchado, supuso lo que quería, así que, sin decir nada más, se había acomodado a su lado de forma que estuvieran tal y como habían dormido anoche, para después relajar su cuerpo y dejarse llevar por el momento.

/Más tarde/

Ambos al fin habían despertado y lo habían hecho por el dolor de sus cuerpos, tras no haber dormido en la posición adecuada (tener medio cuerpo colgando, no era una buena idea).

Garu: ahg... me duelen las rodillas.

Pucca: a mí, mi cadera. [Dijo quejándose]

Garu: parecemos viejos.

Pucca: bueno seria llegar a esa edad.

Ninguno hizo el intento de levantarse, únicamente se habían terminado de recostar sobre la cama para poder descansar al menos por un rato su cuerpo.

Pucca se había recostado de forma que le daba la espalda a Garu, se había cansado de la posición en la que estaba, ahora solo buscaba una forma de aliviar el dolor de su cadera.
Igual que ella, Garu estaba buscando una posición más cómoda, por ello es que era el movimiento de la cama, y lo único que se le vino a la mente fue el acercarse a Pucca por su espalda y la abrazaba por detrás, mientras conservaba la distancia por el calor de la tarde.

Garu: ya es tarde... [Hablo cansado] ¿Quieres ir a comer?

Pucca: otro rato. [Dijo de la misma forma]

Cerca de la noche, ambos se habían decidido a bajar a comer algo, estuvieron hablando de lo que podrían hacer acerca de ir a Imura y el camino que tomarían.

Pucca: ¿Dónde queda Imura?

Garu: esta al sur, se encuentra en un punto medio entre nuestros clanes.

Pucca: entonces... ¿Cómo llegamos? [Pregunto inquieta]

Garu: [La mira] Una forma seria rodar la región, pero eso nos tomaría días.

Pucca: ¿o? [Pregunto con duda a que dijera algo más]

Garu: o, podemos cruzar.

Pucca: no crees que es arriesgado. [Dijo preocupada]

Sin duda lo era, se estarían arriesgando a que los encontraran, pero si lo pensaban bien, no tenían muchas opciones, el dinero no les alcanzaría para lo días a los que tendrían que rodear, ni siquiera contaban con provisiones. No había de otra.

Garu: hay un andén en la ultima aldea civil, podemos pedir a una carreta que nos lleve.

Pucca: a este paso puede que les estén revisando.

Garu: no creo que trabajen juntos, debe haber un punto vacío entre ellos; lo que haremos será bajar y tomar ese camino entre el bosque.

Pucca: ¿Y si no es así?

Garu: ya veremos.

/A la mañana siguiente/

Ya habían partido a la aldea donde tomarían una de las carretas que se dirigía a Imura, y para cuando estuvieran por llegar, saldrían de ella, para comenzar a andar por el bosque.

Al llegar, no les fue difícil encontrar una carreta que les ayudara a llegar; el camino fue más largo de lo que esperaban, ya tratarían de recuperar el tiempo perdido cuando llegaran al territorio de sus clanes.

Para cuando habían llegado, a lo lejos se fijaron que había miembros de Tanabe revisando las carretas, así que, sin esperar más, ambos salieron de la carreta sin que el hombre que los trajo se diera cuenta, debían cruzar antes de que el hombre los delatara.
Habían entrado el bosque, y una vez ahí, Garu le había pedido a Pucca que lo liderara para zafarse de ellos, no por nada Pucca los conocía.

Pucca: si nos movemos rápido, no nos notaran.

Garu: ¿Segura?

Pucca: [Mira a los hombres] Segura.

Aquellos hombres, o, mejor dicho, chicos, eran los mismos con los que solía entrenar por las mañanas, aquellos que siempre la molestaban. Sabia muy bien que no podrían detectarlos mientras se encargaban de inspeccionar las carretas, este tipo de trabajos no era su fuerte. Había sido una mala idea de su padre, el haberlos enviado para que la buscaran en esta parte del mapa.

Ambos continuaron con su camino, dejando atrás a ese par de hombres.

Para su suerte, las cosas habían pasado tal y como Garu las había planeado. Por fin habían llegado a las tierras de Imura.
Era más pequeño de lo que esperaban.

Según lo que sabían, Imura carecía de poderes, económicoy militar, además de que no era eso lo único de lo que carecían. Sus tierras,su gente, todos en ella era pobre.
No solo por eso iban a arriesgarse; si los hombres a los que se habían encontradoen la posada sabían de ellos, lo más probable era que también conocieran susrostros, por ello debían entrar por un costado.

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