Capítulo 6 Quiero volver a verte

33 5 2
                                    

Ya hacia días que ninguno había vuelto al rio, eran muy pocas las veces que recordaban al otro, pero aun debían concentrarse en sus deberes.

Por un lado, Garu, desde el incidente en su cumpleaños, siempre a tratado permanecer entrenando, únicamente a salido por cosas mínimas, pero en su mayoría del tiempo se la ha pasado en el dojo entrenando sin que nadie lo molestara.
Ahora se encontraba meditando; se había tomado un descanso por el trabajo que había hecho, no le gustaba gastar su tiempo en otra cosa, por ello su tiempo de descanso lo tomaba para mejorar en su concentración. Por ello, tras poner atención en el silencio del lugar, bien pudo fijarse del ruido que hizo la puerta corrediza de la habitación, por ende, espero a que hablara la persona detrás de él.

Ohara: ¿Garu? [llamo, tratando de tener su permiso de entrar]

Garu: Mmm... [hizo en señal de escucharla]

No era lo que esperaba, pero con ello paso cerrando la puerta detrás de ella, y se acerco al chico.

Ohara: la comida esta lista. [dijo, sentándose junto a él]

Garu: preferiría comer aquí.

Ohara: mi madre dijo que quiere que salgas de aquí, además ya puse la mesa... [decía, tratando de hacerlo salir de ahí]

Garu: gracias Ohara, pero prefiero comer aquí. [dijo interrumpiéndola] Pero no quiero que mi madre vuelva a gritarte, y menos a Saya.

Ohara: no volverá a pasar...

Garu: preferiría que no insistas, por favor.

Ohara: [suspira] Esta bien, te traeré tu comida.

Únicamente permaneció en su lugar observando el caminar de la chica, estaba algo decaída tras no lograr lo que buscaba, pero pensaba que seria lo mejor, no quería que por su culpa volvieran a regañarlas.
Solo que, había algo en la chica ese día, pero no sabia que era.

Garu: Oye...

Ohara: ¿Sí?

Volteo a mirarlo, tal vez había cambiado de opinión, pero solo se quedó ahí mirándola...

Garu: Mmm... no, nada es solo que... [la mira] Te vez bien.

Ohara: oh, gracias. [se va]

Ya lo había recordado, de ahí era lo que tanto le parecía raro; era el cabello de su hermana; era tan parecido al de ella y más del como lo había amarrado, con esa coleta resaltaba muy bien su cabello.
Debía admitirlo, su cabello y sus ojos, eran lo que no podía sacar de su cabeza; eso y sin mencionar todas sus curvas, cuando la vio salir del agua.

Mientras tanto en Tanabe, Pucca había tenido el día libre, al parecer su padre estaría ocupado todo el día, así que decidió salir un rato con Ching, más aún su único amigo, Abyo, el único chico en la aldea que no la señalaba como los demás.

Los tres se encontraban en el centro de la aldea, mientras descansaban en una de las bancas del lugar.

Abyo: oigan chicas, ¿Ya han comido los fideos de Yang Yang?

Pucca: no, ¿Acaso tu sí?

Abyo: mi padre me invito a comerlos, y pensaba que talvez podríamos ir.

Ching: no suena mala idea... vamos, hace tiempo que no salimos. [dijo mirando a Pucca]

Pucca: está bien, vamos.

Así, los chicos se dirigieron hasta el otro lado de la aldea mientras hablaban y bromeaban, hasta que llegaron al lugar. Desde fuera, el lugar parecía ser grande y lujoso, talvez les saldría caro; Abyo al ver el rostro de las chicas, les menciono que la comida en ese lugar era muy económica además de buena.
Una vez entraron, Abyo les había dicho a las chicas que buscaran una mesa, mientras el iba hacer el pedido a la barra.

Pucca: te puedo preguntar algo...

Ching: claro, ¿Qué sucede?

Pucca: ¿Qué es lo que le viste a Abyo?

Ching: [ríe] la verdad ni yo lo se. [mira a su novio desde lejos] Solo paso... pero creo que fue más del como me trato.

Al escuchar lo que había dicho su amiga su mente no pudo evitar pensar en el chico que se encontró en el rio y de la forma en la que le había tratado, cosa que nunca había recibido de ningún chico.

/Más tarde/

Ya comenzaba atardecer, y en sus hogares todos se habían ido a sus propios cuartos, a pesar de ser temprano, ambos habían tenido suerte conque nadie los haya visto salir.
Las dudas no tardaron en abundaron en sus mentes en todo el camino, no sabían con exactitud por qué lo hacían, pero ambos tenían ese no sé qué, que les hizo querer ir nuevamente al rio.

Una vez que llegaron, estaban a solo unos metros de pasar los últimos árboles y estar nuevamente frente aquel riachuelo, las dudas nuevamente les habían detenido, por un momento habían pensado que era una locura el pensar que podrían volver a encontrarse así nada más.

Por una parte, Garu fue el primero en animarse de salir de su escondite y buscar la presencia de la chica; aquello había ocasionado que el ruido de las ramas de los arbustos llamara la atención de la chica, haciéndola salir de la misma que él.
En cuanto ella salió, ambos no pudieron evitar el mirarse directamente a los ojos.

Pucca: hola. [dijo en susurro]

Garu: hola. [respondió de la misma manera]

Pucca: no creí encontrarte aquí. [confeso nerviosa]

Garu: yo tampoco.

Para Pucca era raro que su cuerpo no pudiera controlar los nervios que sentía tras encontrarse con él, por ello, no pudo evitar desviar su mirada a otro punto que no fueran sus ojos; no muy a lo lejos de ella noto que entre el rio resaltaban algunas piedras que unían ambos lados.
La acción de la chica, había llamado la atención de Garu, cosa que le hizo mirar a la misma dirección que ella, de cierta forma había comprendido lo que quería; por mera acción había caminado hasta aquel cruce de rocas; cosa que llamo la atención de la joven, que por un momento había creído que lo único que quería era buscar su atención, solo que en cuanto lo vio, las palabras que esa mañana su amiga le había dicho, volvieron hacer eco en su cabeza.

El chico frente a ella estaba esperándola al otro lado del rio, mientras que le extendía le mano, con la intención de ayudarla a cruzar.
De alguna forma, y sin que ella lo comprendiera; su cuerpo camino inconscientemente hasta estar frente a él, espero un segundo pero al final se animo en sostener su mano y comenzar a cruzar. Para ser la segunda vez en tomarle de la mano, pudo recordar lo mismo que sintió la primera vez; su mano era tibia y segura. 

Otra Historia de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora