5. Está noche, cuidaría de él

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El calor lo sofocaba y mantenía su piel ardiendo.

Murmurando el nombre del Alfa de cabellos negros, sintiendo su mancha crecer y bajar por sus muslos, empapando las prendas que formaban su nido.

El aroma de Toji estába presente en algunas y Yuuji no podía evitar llenarse de aquellas feromonas tan peligrosas pero atractivas.

Llevó sus dedos a su agujero, buscando calmar la necesidad de tener un nudo gordo que lo llenará, un Alfa fuerte que lo marcará.

Negó y sollozo, evitando perderse en su celo, sucumbir a los deseos de su Omega interior.

Dolía, el deseo aumentando y la necesidad.

Quemaba su piel y el sutil rastro de feromonas del Alfa en su nariz enterrada en su ropa.

Su celo tendría una duración de tres días.

Días cargados de suplicas y llamados.

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Los días pasaron lentamente, pero al fin su celo había terminado.

Se sentía agotado, acurrucado en su nido y su piel se encontraba húmeda por el sudor.

Ansiaba un baño, por lo que se levantó, sintiendo sus piernas temblar.

A pasos lentos y luciendo totalmente desnudo, camino hasta llegar al cuarto, ingresando a la bañera, para lavar los últimos rastros de su celo.

Mientras lavaba su cabello, se preguntó en donde estaría el Alfa, no podía olerlo.

Se mordió el labio y cubrió sus ojos con el antebrazo. Se sentía avergonzado y molesto consigo mismo, ni quisiera conocía a ese Alfa y la atracción que se formaba en su interior, era inevitable.

En esos días, gritó su nombre, mientras bombeaba tres dedos en su interior.

Sus mejillas se colorearon de rojo, ante el recuerdo, no sabía cómo enfrentarlo y sostener su fría mirada sin que la vergüenza lo inundará.

Tras estar limpió, salió de la bañera y seco su cuerpo, camino hasta la habitación del Alfa, que se encontraba vacía y notó en la cama una yukata gris con detalles de flores en la tela.

Abrazo la prenda contra su pecho desnudo, mientras sus mejillas volvían a colorearse aún más de carmín y una pequeña sonrisa se formaba en su rostro.

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Más tarde, estando ya vestido con la yukata, se dirigió a preparar algo de comida para saciar su apetito y recuperar sus fuerzas.

Busco y notó que el hombre mantenía carne, arroz y algunos vegetales, por lo que se ánimo a preparar albóndigas, un platillo que solía compartir con su abuelo.

Apretó los puños y cerro sus ojos, evitando que las lágrimas que se formaban, cayeran por sus mejillas, debido a el recuerdo del anciano.

Más el sonido de la puerta y el sonido de las botas que el hombre portaba siendo arrojadas con un ruido sordo en el piso de madera, lograron que su corazón se acelerará.

Se volteó para ver a Toji, quien lucia una mirada cansada, mientras arrojaba más leña a la pequeña chimenea.

— Buenos días, — Murmuro nervioso.

El hombre sólo hizo un gesto con su cabeza y se adentró a su habitación.

Yuuji frunció el ceño y gruño, volviendo a la tarea de preparar su comida, murmurando molesto sobre lo grosero que era el hombre.

Sana mi Corazón | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora