Sana mi Corazón | TojiIta

19. Dije que te protegería

Gruño visualizando al hombre que se acercaba a él.

Sujeto con firmeza la katana y realizó un solo movimiento que corto al animal que cabalgaba Sukuna, causando que éste cayera.

Jadeo sintiéndo el escozor de un corte superficial en su cuello que comenzaba a sangrar. Si no fuera por sus reflejos y velocidad, hubiese perdido la cabeza.

No tuvo más tiempo de pensar, cuando un ataque fue dirigido hacía él, bloqueándolo y contra atacando, mientras obsevaba a su oponente, quién llevaba puesta una armadura de samurai y mantenía una sonrisa sádica plasmada en su rostro.

De reojo observó a Satoru atacar sin piedad a algunos de los hombres que lo rodeaban.

Era un día en el que la tierra se mancharía de sangre.

Dirigió con fuerza su katana hacía la cara de Sukuna, logrando hacerle una herida superficial, pero aquello ocasionó que el Alfa acometiera con su propia arma, sin embargo Toji desvío su katana hacía la derecha, empujándolo con toda la fuerza de su cuerpo.

Trataba de mantenerse sereno y calmado, pero la furia palpitaba en su interior.

— Tengo que admitir que eres un oponente digno Zenin.

Fueron años de entrenamiento en el clan en el manejo de la katana que de alguna manera le habían servido.

Un gruñido feroz salió de su boca, cuando Sukuna lanzó otro ataque, el cual desvió y aprovechó para otorgarle un golpe desde abajo, cortándole la pierna.

El hombre de ojos rojizos se carcajeo a pesar de la herida que sangraba en su extremidad y sin darle tiempo a Toji para atacarlo realizó otro movimiento, otorgándole un corte profundo en el pecho.

El pelinegro apretó los dientes debido al dolor punzante, no era una herida mortal que le evitaría seguir luchando, pero había cortado profundamente su carne.

—¿Sabes lo que le dije al Omega la primera vez que lo ví?, que yo mate a Jin, ese cabello rosa lo reconocería sin dudar, es tan único, — Sonrió burlón.

— No pudiste tenerlo en ese entonces Sukuna, mucho menos te dejaré que lo lastimes ahora, — Toji sonrió caminando a su alrededor y matando a quién se cruzará en su camino.

— La maldita perra tuvo suerte, ¡Pero no está vez!,— Atravesó con su katana a uno de sus hombres que había sido lanzado por Toji hacía él, tirando el cadaver a un lado con indiferencia.

— Voy a matarte, — Sonrió, sus ojos verdes se tornaron oscuros.

— Eso lo veremos basura Zenin, — Sukuna sonrió, mostrando sus dientes.

Sin dudar, Toji se desplazó y realizó un ataque con toda su fuerza, logrando cercenar el brazo izquierdo de Sukuna, causando que los ojos del Alfa se abrieran del asombró, su mandibula temblará y un gruñido retumbara con fuerza en su pecho, para lanzarse contra él.

Su aliento quedo atrapado en su boca y sus ojos recorrieron la hoja negra de la katana que yacía incrustada en su costado.

Cayó de rodillas y llevó su mano a la hoja para quitarla, pero la presión del agarré de Sukuna no se lo permitía, causando que la espada se deslizara, cortando su interior.

Apretó los dientes evitando que el dolor se manifestara en un grito silencioso.

Pensó en Yuuji, no podía morir.

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Yuuji gritó y las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, podía sentir el dolor en el vínculo que compartía con su Alfa.