3. Un sentimiento de seguridad

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Yuuji trató de soltarse de aquel extraño, temeroso ante el recuerdo de todo lo que había sucedido.

Cálmate Omega,—Ordenó utilizando su voz de alfa, frunciendo el ceño y apretando la mandíbula.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Yuuji, mientras se sometía a aquel hombre, mostrándole su cuello. En su interior, su Omega ansiaba saber quién era el Alfa y pavonearse ante él.

Aquello no le gustó, puesto que no quería someterse ante ningún maldito Alfa.

—P-por favor, n-no me lleves con él,—Susurro, asustado, mientras las lágrimas comenzaban a formarse en sus ojos.

Toji observó el estado del chico en sus brazos, además de sentir los temblores de su cuerpo.

Estaba empapado, frío y su ropa sucia.

—Cálmate, no estoy con ellos, —Mencionó con una voz suave, frotando su nariz contra el cuello del Omega, para tranquilizarlo en sus brazos.

Yuuji dejó que aquel gestó lo tranquilizara, mientras que inhalaba ese aroma herbal tan salvaje como el mismo bosque, que desprendía el hombre.

Acurrucándose en el pecho musculoso, escuchando los latidos de su corazón, disfrutando el calor del cuerpo más grande.

Toji suspiro y acurrucó al chico, mientras caminaba hasta su casa.

No tenía interés en conocer su historia, sólo le prestaría ayuda y esperaría a que se marchará.

Al entrar a su casa, dejó en la mesa la katana que se encontraba en la tierra, junto al menor. Sabía que aquello debió pertenecer a alguien mas, el cómo la había obtenido el Omega, no era su problema.

—Oye, no te duermas, — Gruño, observando que el pelirosa, se aferraba a su ropa, mientras permanecía con los ojos cerrados, ronroneando suavemente.

Yuuji abrió los ojos y observo al Alfa frente a él, avergonzado.

Miro cada detalle de su rostro, su penetrante mirada verde, su nariz, la piel blanca, el cabello largo y negro como el carbón, hasta detenerse en la cicatriz de su boca, que le sumaba atractivo y un toque de rudeza.

Nunca había visto ojos tan verdes, como aquellos que lo analizaban ahora.

El hombre lo bajo y lo miro de pies a cabeza, lentamente, causando que el nerviosismo volviera a él.

—Tú aroma lo atraerá, así que límpiate,— Lo sujeto de la muñeca, para arrastrarlo por un largo pasillo, hasta una habitación donde había una gran bañera con agua caliente.

Nervioso, siguió los pasos del Alfa, observando su espalda marcada, su postura y su altura.

Se sentía intimidado, odiando seguir órdenes, pero en el fondo agradecía que lo llevará hasta un baño, ya que ansiaba limpiar su cuerpo, además de aliviar el dolor de sus músculos.

Al entrar, detuvo sus pasos observando el espacio, hasta detener su curiosa mirada en el hombre, que se encontraba frente a él, con prendas de ropa en sus manos, las cuáles le lanzo, sin cuidado.

Yuuji las tomó y por el aroma, supuso que le pertenecían al mayor, quien seguía observándole detenidamente, mientras se encontraba de brazos cruzados.

— Puedes tomarte el tiempo que quieras, luego de eso, te espero en mi habitación chico, — Menciono, abandonando el baño, para darle privacidad.

Toji se marchó dejando al Omega sólo, antes de que emitiera alguna palabra hacía su persona.

Sana mi Corazón | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora