8. La luna fue testigo

4.6K 616 57
                                    

Había decidido huir tras aquel roce de sus labios.

Ahora se encontraba bebiendo, tratando de olvidar sus preocupaciones, ignorando el descontento de su Alfa y enterrando esos nuevos sentimentos tan profundo cómo fuese posible.

Era un cobarde.

Sabía de los sentimientos que el Omega guardaba, como también de lo suyos, pero prefería ignorarlo y hacer como si nada.

Se llevó el vaso a la boca con rapidez, saboreando el amargor de su bebida. Odiaba beber porque no podía embrigarse, pero aún así el liquido que ardía al decender por su garganta, se había convertido en un vicio.

Su mirada se tornó vacía, mientras observaba la bebida en su vaso.

Suspiro recordando a la mujer que fue su compañera. Momentos compartidos juntos, en donde fue tan feliz con su cariño y amabilidad.

Sentimientos que en el pasado no conocía, puesto que había crecido en un lugar frío, donde solo importa el poder y la riqueza.

No creció en un lugar rodeado de amor.

Fue entrenado con dureza para ser un Alfa fuerte y matar a sangre fría.

Siendo un Alfa jamás hizo uso de aquello para infundir miedo y someter a los Omegas que su clan disponía para ser usados y abusados.

Siendo tachado de blando, por su tío.

La cicatriz de su boca es un recordatorio al negarse a hacer lo que los Alfas del clan hacían en ese oscuro lugar.

No, el nunca fue como ellos, es por eso que se alejo.

Ahí fue cuando la luz ingresó a su vida por primera vez.

Su esposa fue el amor de su vida. Con ella conoció la amabilidad, el cariño y el apoyo de alguien a su persona.

Dejando de lado la soledad.

Pero cuando ella se fue, la oscuridad y el vacío, se instalaron nuevamente en su pecho, ocasionando que volviera a sentirse solo y herido.

En el fondo ansiaba una familia, pero creía que aquello jamás sería posible.

Ahí es cuando encontró a Yuuji.

El bonito Omega de cabellos tan rosados como las flores de cerezo que florecían en la primavera.

Los meses que llevaba cuidando del niño, habían sido tan cálidos, a pesar del frío invierno que los acompañaba.

Nunca había sentido tanta plenitud, más el deseo de satisfacer cada necesidad del pelirosa.

Ni siquiera con ella...

Supo que su Alfa se sintió atraído desde el primer momento en que lo vió, como también experimento el miedo.

Miedo a no ser suficiente.

Temor a perderlo...

━━━━

Un Alfa anciano, quien bebía junto a Toji, lo observaba atentamente, notando su postura rigida, sus hombros tensos y su mandíbula apretada, mientras se llevaba a la boca su sexto vaso.

Sabía muy bien lo hábil que era para bloquear sus sentimientos y que su aroma pasará desapercibido.

El anciano bebió su vaso de aguardiente y suspiro.

— Los jóvenes de hoy en día, ¿por qué no admites lo que sientes muchacho?.

— ¿De que hablas viejo?, — Toji mencionó cabreado.

Sana mi Corazón | TojiItaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora