Flashback 1 - La isla Scaglieri.
Cairo-Dagán.
-¡Hijos de...! -traté de calmarme y pensar en frío, ya que hacerlo en caliente provoca que todo salga mal.
Preparé un plan rápido y ordené que se encargaran del cuerpo lo más veloz posible.
-Altea. -La llamé, tratando de atraer su atención, pero no se inmutó ya que se veía aterrorizada-. Altea, deja de mirarle.
Está vez se giró a verme, con mirada vacía. -Quiero acompañaros.
-Es muy peligroso, tú te quedarás aquí. -respondí, sin hablar acerca de que le hubiera impactado tanto ver aquello, 16 años no es edad para ver esas cosas.
-Me da igual, quiero ir. -me miró a los ojos e hizo un extraño movimiento con la mandíbula.
Volteé a Arturo, cómo si esperaba su opinión: él asintió.
-Bien, si realmente quieres ir primero hablaremos de las condiciones.
Asintió y salió de la habitación en dónde nos encontrábamos. Tenía miedo de que algo le pudiese pasar por mi culpa.
-Trata de no cagarla esta vez, hermanito. -me aconsejó.
-Tú trata de callarte un rato, así estás más guapo, ¿nunca te lo dijeron? -respondí, en seguida salí de la habitación para buscar a Altea y así hablar con ella.
Debía cuidarla y protegerla, no dejar un charco de sangre de nuevo cómo la última vez, aquella misión marcó un antes y un después en mi vida, dejando huella y esta se interponía en cada paso que daba.
Encontré a Altea, que se encontraba en la cocina, apoyada en el lavaplatos. Cuando se percató de que estaba allí, giró la cabeza y entonces volteó para atender lo que tuviera que decir, o eso supuse. Su cara estaba mojada y gotas de agua caían de su rostro.
-¿Estás bien? -pregunté preocupado.
-Sí. No te preocupes. ¿Qué tenías que decirme? -cuando terminó de hablar , se acercó al sofá negro de cuero y se sentó en él. Mirando abajo y con los antebrazos sobre las piernas, su cuerpo estaba ligeramente inclinado hacia delante.
-Condiciones. Hay condiciones. -me miró.
Soltó una risa seca sin humor. -¿Condiciones? A ver, ¿cuáles son?
-La primera es que nunca te separes del grupo, la segunda, no aprietes el gatillo. -ordené-. La muerte de un imbécil no recaerá sobre tus manos, no de momento.
-¿Por qué? -preguntó confundida, pero después asintió-. Bueno, está bien; si tú lo dices, así será.
Sonreí agradecido-. La última es que no tienes permitido dormir sobre un charco de sangre-. dije, insinuando que no quería que acabara muerta sobre su propia sangre.
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TIRARME POR EL PRECIPICIO |Dominio Negro|
Teen Fiction"Salvada por la mafia y nacida para servir en ella" Una niña carterista fue salvada de la calle y la pobreza por los hermanos mafiosos desde pequeña, desde ese momento se dio cuenta que 'Dominio Negro' era su única vida y que tenía que entregarse a...