EL AS DE PÓKER

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Altea-Furia

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Altea-Furia.

Mis pulsaciones subían cada vez que aumentaba el tiempo de entreno, por mi propia cuenta decidí ponerme al día en comparación con mis compañeros, aquellos días que me había quedado postrada en cama me hicieron darme cuenta que debía entrenar más en serio.

Antes de empezar estaba dudosa entre cardio o "actuación rápida en situaciones de supervivencia" Así lo llama Cairo y así se quedará el nombre. Finalmente, dejé atrás la opción de cardio, correr era algo que no me gustaba, aunque puede que necesitara mejorar en esa aptitud, igualmente tampoco puedo quejarme demasiado de mi resistencia pulmonar.

Entonces llamé a Narciso para que me ayudará en esto y fuimos al gimnasio personal de Cairo, ubicado en el patio de atrás. Me sentía exhausta pero no por ello pensaba en parar, entrenar es de las pocas cosas que me dejaban desconectar de todo.

Después de hacer un pequeño entreno -calentamiento por parte de la opinión de Arturo- nos decidimos por llevar el entreno a algo más.

-Bien. ¿Seguro que te sientes preparada para esto?

-Arturo... yo nací preparada. -respondí con sonrisa ladina.

Entonces, Narciso se dirigió hacia la puerta de salida en busca de llevarse uno de los coches, yo le seguí.

-Llevemos el Mercedes. -dije casi obligando a que fuera así, rápidamente me subí al asiento del copiloto y Arturo al del piloto.

Íbamos hacia el campo de entrenamiento que Roi y Pol usaban para entrenar y para enseñar a los hermanos. En este había todo lo necesario para mejorar en todos los aspectos físicos que te puedas imaginar.

El entrenamiento constaba de varias cosas: boxeo –algo que siempre me había gustado entrenar–, también algo de defensa y ataque con cuchillo, escalada –incluso había un rocódromo de una altura considerable– y por último ataque sigiloso.

Pronto llegamos al lugar medio abandonado por fuera, pero eso era la fachada, el interior era espectacular, este se veía pulcro.

En el centro se podía observar un tapiz, aunque no cubriera todo el suelo, le daba un lugar específico al precioso ring de boxeo, que por cierto, también había sacos y boyas colgadas del techo. En una de las paredes se situaba el rocódromo y cerca de éste, en el suelo, una especie de caja con arneses. Por los alrededores se podía ver todo tipo de material para cualquier deporte y arte marcial posible.

-Deja de mirar embobada y a entrenar. -interrumpió el silencio Arturo y asimismo, mi ilusión de niña pequeña al ver todas las posibilidades que daba ese lugar-. Empecemos con la defensa y ataque con cuchillo.

Perfecto. Después de que Narciso se quitara los zapatos para después pisar el tapiz, le imité y seguidamente, me puse en posición después de que Narciso me mostrara el cuchillo que íbamos a usar, pero al momento me percaté de algo.

TIRARME POR EL PRECIPICIO |Dominio Negro|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora