Capítulo 14

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Los años para la buena suerte de Yibo pasaban bastante rápido, cada vez veía más cercano aquel día donde podría proponerle matrimonio a Zhan y por fin casarse con él, sin embargo, las cosas cambiaron drásticamente cuando este cumplió dieciocho años y entró a la Universidad. Llegaba en las madrugadas, ebrio o a veces simplemente no llegaba, Yibo empezó a decaer, siempre tuvo la idea presente de que en algún momento él querría vivir su vida y experimentar.

Ya no se veían tanto como antes, ni pasaban mucho tiempo juntos, la relación iba en picada. Las pocas veces que se vieron Zhan evitaba el contacto físico con una expresión un tanto agraviada. Yibo se sentía herido, todo lo llevaba a la conclusión de que el azabache simplemente ya no lo amaba.

—Hijo, deberías hablar con él, dile como te sientes.

—Mamá, mírame soy un hombre de treinta y tres años, él recién tiene dieciocho, no me siento en el derecho de decirle que deje de salir o de hacer lo que sea que esté haciendo.

—¿Si no se lo expresas como van a solucionar esto?, es mas si estas en esa negativa ¿por qué estas llorando?

Yibo no se había dado cuenta de su estado, efectivamente las lágrimas rodaban por sus mejillas sin parar.

—Porque...lo amo mamá, me duele —sorbia su nariz.

—Si tanto lo amas ve a hablar con él —abrazó a su hijo para consolarlo.

La señora Wang insistió hasta que convenció a Yibo de hablar con Zhan.

Tomando el consejo de su madre fue a buscar a su novio. Se estacionó fuera de la Universidad y se bajó del auto recostándose en la puerta esperando a que saliera. Zhan salió acompañado de un muchacho que Yibo no reconocía, pero no le dio importancia solo se concentró en aquel pelinegro que inevitablemente lo hizo sonreír, sin embargo, aquella sonrisa no duro demasiado, ese chico tomó el rostro del azabache y se acercó para a besarlo. Zhan posó su mano sobre las contrarias y Yibo lo vio, el anillo no estaba en su dedo. Esa era la única señal que necesitaba, se sintió como un maldito deja vu. No lo pensó dos veces, se subió al auto y se fue de allí, se había acabado.

Esa noche fue a un bar, bebió y lloró hasta mas no poder, tenía el corazón hecho trizas, amar a alguien dolía. Ya que eligió ir a un bar con estadía pudo quedarse a pasar la noche allí. Las siguientes semanas Yibo dormía en la oficina o terminaba en el bar, pero evitaba a toda costa volver a casa. Solo volvía en las mañanas cuando sabía que Zhan no estaba para buscar ropa. El pelinegro por su lado empezó a preocuparse, rara vez veía a Yibo y no contestaba las llamadas. Pasó una semana en la que no supo absolutamente nada de Yibo por lo que después de meditarlo, fue a la casa de la señora Wang.

—Hola querido, ¿qué te trae por aquí? —sonrió.

—Hola ma, ¿sabes dónde está Yibo? No lo he visto en días —estaba algo inquieto.

—¿Acaso no lo sabes? Yibo salió del país hace una semana.

—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! —se alteró y contuvo el aire.

—¿Realmente no te diste cuenta? —lo vio con algo de pena.

—¿De qué está hablando? —volteó levemente la cabeza en expectativa y su cuerpo comenzó a temblar.

—Yibo decidió dejarte.

—¡No!, eso es una mentira —retrocedió reusándose a creerle—. ¿Por qué él me dejaría?, yo lo amo —cayó de rodillas a peso muerto y sus ojos iban perdiendo su brillo.

—Cariño levántate —le tomó ambas manos—. Yo no soy la indicada para decírtelo, ve a buscarlo y habla con él.

—¿Y a dónde? Él ya se fue —las lágrimas comenzaban a hacerse presentes.

𝑭𝒐𝒓𝒃𝒊𝒅𝒅𝒆𝒏© • [𝒀𝒊𝒁𝒉𝒂𝒏] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora