A la mañana siguiente Zhan amaneció con el cuerpo adolorido, tanto su cintura, como su cadera y sus piernas estaban sensibles. Se removió un poco causando que Yibo, quien lo abrazaba por atrás se despertara.
-Buenos días -dijo somnoliento ubicando su mentón en la extensión del cuello ajeno para besar su mejilla.
-Buenos días.
-¿Cómo se encuentra tu cuerpo?
-Duele, pero no tengo reclamos -sonrió pícaro.
-Ya lo creo, si anoche gemías como puta pidiendo más.
-¿Eh? -se sorprendió al oírlo-. ¿Desde cuando eres tan descarado?
-Aprendí del mejor, tú me convertiste en esto cariño -apegó su cuerpo completamente al del pelinegro y este pudo sentir aquella erección entre sus nalgas.
-Cógeme de una vez -jadeó.
Como si no pensaran en nada más que sexo iniciaron su día con un mañanero.
-Hoy tenemos que regresar -recorría delicadamente el cuerpo de Zhan con sus manos mientras este descansaba en su pecho.
-Me gusta estar aquí contigo.
-Podemos hacer lo mismo en casa.
El pelinegro tenía cierta incertidumbre con respecto a la clase de relación en la que se encontraban y no estaba seguro si preguntar sobre ello, de cierto modo el miedo de que las cosas no pudieran ir más allá lo abrumaba.
-Nosotros... -divagó algo inseguro.
-Mi amor, ¿quieres ser mi pareja?
Zhan se enderezó apoyando sus manos en el aquel torso ajeno, lo vio directamente a los ojos y parpadeó varias veces buscando algún rastro de broma o de mentira.
-¿No quieres? -le acarició el rostro.
-¡Sí! ¡Claro que quiero! -selló su respuesta con un beso.
Yibo a estas alturas tenía más que claros sus sentimientos, de primera le costó asociarlo, pues eran muchas cosas simultáneamente sobre todo porque nunca se había sentido atraído hacia alguien de su mismo sexo, no obstante, ahora lo quería como su pareja e iniciar una nueva etapa junto a él, ya vería después como solucionar el pequeño problema de ser padre e hijo y aparte el tema de su esposa.
En la tarde empacaron sus cosas y viajaron devuelta a la ciudad. Llegaron bastante tarde. Yibo bajó el equipaje y entrelazo su mano con la de su novio de camino a la puerta de la casa. Subieron directamente al segundo piso, Yibo pensaba dormir con Zhan en su habitación. Al abrir la puerta Maia estaba durmiendo en la cama.
La ahora pareja se observó desconcertada por unos segundos. El pelinegro jaló al castaño y lo llevó hasta su propia habitación.
-¿Qué hace aquí?, aún faltaban unas semanas para que regresara.
-No lo sé, no sabía que volvería, quizás avisó por teléfono, pero no lleve el mío a la cabaña.
-¿Entonces que hacemos?
-Dormiré aquí hoy -dejó el equipaje a un costado y empezó a desvestirse.
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𝑭𝒐𝒓𝒃𝒊𝒅𝒅𝒆𝒏© • [𝒀𝒊𝒁𝒉𝒂𝒏]
Fanfiction𝑄𝑢𝑒 𝑚𝑒𝑗𝑜𝑟 𝑎𝑚𝑜𝑟... ¿𝑞𝑢𝑒́ 𝑒𝑙 𝑑𝑒 𝑢𝑛 𝑝𝑎𝑑𝑟𝑒 𝑎 𝑠𝑢 ℎ𝑖𝑗𝑜? 𝑬𝒅𝒊𝒕𝒂𝒅𝒐.