9:Jacob

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Jacob POV's:

Miré a la chica a mi lado entre tanto humo, no sabía cómo había pasado. De un momento a otro Prim entró en mi casa, empezamos a hablar y aquí estábamos, en mi habitación fumando del mismo cigarro.

Ella se apoyaba en mi pecho por la escaces de la cama, sin embargo no podía encontrarme más feliz. Ahora todo tenía sentido.

Bella y yo, Bella y Edward, todo ahora adquiría sentido. Me sentía tan atraído a Bella porque era Prim quien me empujaba a hacerlo.

Sonreí observando mejor su rostro, era hermosa y muy diferente a todas las chicas que había conocido. Tenía un pelo mezclado entre rojo y marrón liso que siempre parecía estar en su sitio. Unas mejillas marcadas por la delgadez y muy blancas con algunas pecas sueltas, siempre las tenía rojas. Ese ceño levemente fruncido en todo momento; pero lo más especial que tenía eran esos hermosos ojos marrones apagados, que se perdían levemente en cualquier momento; justo como ahora, que estaban perdidos mirando al techo.

Siempre que la tenía cerca hacía un gran esfuerzo por no parecer raro, por no hacer algo que la asustara y me dejará; justo como el día en el que nos bañamos en la playa, no sabía cuánto autocontrol tenía hasta ese día, mientras se quitaba la ropa y quedaba en ropa interior, mirándome directamente. Muchas cosas pasaron por mi mente pero no hice ninguna.

Autocontrol.

Movi la cabeza y olí su hermosa fragancia natural; libros viejos, coco y tabaco. Cerré los ojos disfrutando de aquel momento, en algún punto tendría que contarle muchas cosas y explicarle todo, pero hasta que eso pasara me seguiría conformando con estos momentos.

Cuando se concentraba en hacer los deberes de no se que mientras se acurrucaba en mi lomo, cuando compartíamos un cigarro y era lo más cerca que la tenía, cuando caminabamos por la playa con nuestros meñiques entrelazados, cuando bailabamos al escuchar la leve música en la boda de Bella.

Todos los recuerdos que mi corazón podía guardar, esos momentos en los que ella dejaba de ser un fantasma para convertirse en una adolescente de dieciséis años normal.

Ella se removió, apagó el cigarro con los dedos dejándolos levemente sucios y podría decir que hasta un poco quemados, se levantó y tiro la colilla. La mire fascinado, muchas chicas no serian capaces de hacer eso.

Era la chica más hermosa y única que había visto. Volvió a tumbarse, apoyo su cabeza en mi pecho y me miro con esos ojos escrutadores, que parecían que podían ver a través de ti y saber todos tus secretos con una simple mirada.

—¿Qué ha pasado?

Conocía el dejé de preocupación que tenían sus ojos, era el mismo que ponía cuando no iba a verla en mi forma lobuna.

—Carlise Cullen ha llamado—me puse tenso de inmediato, hacía un par de semanas que Bella se había ido, ¿ya la habrían convertido? Sus ojos se aguaron levemente—. Bella esta enferma.

Deje que el aire saliera de mi, aun no había llegado el momento, tal vez fuera una forma de justificar la muerte de Bella.

—¿Van a volver?

—No, irá a un centro suizo. Es grave.

Acaricié su espalda tratando de darle ánimos, ella nunca hablaba de Bella y las únicas veces que lo hacía, en su rostro se mostraba un tono agrio. Pero a ella le importaba su prima.

—Estará bien.

Trate de hacerla sentir mejor, pero yo tampoco me creía que Bella volviera sana a Forks, dentro de poco era posible que Bella muriera.

—Si no se hubiera casado ahora estaría preparando sus cosas para la universidad—se levantó molesta, reprimi un gruñido al notarla lejos—. Todo el mundo que se casa joven termina mal, o en divorcio o muerto o son saber ser padres.

—¿Lo dices por experiencia?

Me levanté y la mire confundido, ¿por qué hablaba así? Prim asintió.

—Mis padres se casaron a los diecinueve y son unos maltratadores, mis tíos de Londres se casaron a los dieciocho y murieron a los veintiuno, mi tío Charlie se casó a los diecinueve y se separó callendo en depresión, mi primo Harry se casó a los veintidós y no sabe ser padre, y ahora Bella. Yo no voy a hacerlo.

—¿Casarte o ser madre?

—Ambos, hasta que tenga treinta como mínimo.

Sonreí pasando mi brazo por sus hombros, la acerque a mí y la apreté levemente hacía mí.

—Hay cosas que no tienen que ver con el matrimonio, pero si es tu decisión la respetaré.

Ella me miró y sonrió, hundió su cabeza en mi cuello respirando mi olor. Sonreí aún más, desde el día en la playa lo hacía con frecuencia.

—Hueles bien.

Admitió sin salir de su escondite. Fruncí los labios, era ahora cuando tenia que decírselo, no podía esperar más. Cogí con delicadeza su cabeza y la hice mirarme. Ella parecía avergonzada al mirarme a los ojos.

Abrí la boca pero no fui capaz de decir nada, la cerré, ella frunció el ceño, abrí la boca y dije lo primero que pensé.

—Quiero besarte.

Prim abrió sus ojos al tiempo que yo los cerraba con fuerza, me maldije mentalmente. La escuche suspirar, abrí los ojos, me miraba atentamente.

Cogió mis manos y las apartó, me dolió el pecho, me estaba rechazando. Después llevo sus manos a mis mejillas y plantó sus labios sobre los míos.

Me quede totalmente confundido, pero no tarde mucho en pasar mis manos por su cintura y seguirle el beso.

Sus labios estaban mordidos y resecos, sin embargo podrían convertirse tranquilamente en mi nueva droga favorita. Prim bajo sus manos hasta mi pecho, llevé una de mis manos atrás de su nuca para profundizar el beso.

Nos separamos por la falta de aire, junte nuestras frentes, tenía los ojos cerrados. Nuestras respiraciones se mezclaban, su olor me atontaba, tenía todo mi cuerpo relajado ante su toque. No lo pensé mucho y volví a besarla.

Pasamos la tarde entre besos, cigarros y charlas sin el menor sentido.

MAGIC //Jacob Black//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora