16:Renesme

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Primrouse se golpeaba mentalmente, tras soltar aquella bomba había salido corriendo hacia el interior de la casa Cullen, donde todo el mundo la miraba con un cierto deje de pena en los ojos; excepto Leah que no podía apartar sus ojos de la bebé que dormía plácidamente.

—Que bebé más grande, parece mayor.

Había murmurado mientras trataba de aligerar el ambiente.

—Crece a una velocidad sin precedentes, no es un bebé normal.

Explico Carlise con ese tono bondadoso que solo él podía tener.

—Una bebé normal no tiene a una mujer lobo como guardiana.

Bromeó al tiempo que Jake entraba en la habitación.

—Leah, deja que Prim coja a su sobrina.

Ordeno Jake.

Leah gruño, pero aún así puso a Renesme en los brazos de la pelirroja.

Primrouse sonrió viendo a la bebé, con el dedo índice empezó a acariciar la frente y nariz de la pequeña mientras murmuraba en un tono bajo la única nana que se sabía.

—Hogwarts, Hogwarts, Hoggy Warty Hogwarts,
Teach us something please,
Whether we be old and bald
Or young with scabby knees,
Our heads could do with filling
with some interesting stuff,
For now they're bare and full of air,
Dead flies and bits of fluff,
So teach us things worth knowing,
Bring back what we've forgot,
Just do your best, we'll do the rest,
And learn until our brains all rot.

Cuando termino subió la mirada y se la tendió a Edward, que la miraba con esa mirada tan perpleja por no poder leerle la mente.

—Nunca había escuchado esa canción—habló Rosalie llamando la atención de todos—, ¿de dónde es?

Primrouse sonrió con melancolía mientras se sentaba en el sofá de la sala.

—Viene de la familia Potter-Weasley.

Jacob la observaba mientras pensaba todas las posibilidades posibles. La noticia de que su impronta, su todo, se fuera le había llegado por sorpresa. ¿Ella se quedaria con él? Aunque una parte de él sentía que así sería, la realidad le golpeó al poco de que esa pregunta se asomara en su cabeza; Primrouse siempre le había dejado en claro que sus estudios eran lo primero.

Las paredes cada vez se le hacían más pequeñas mientras su respiración se entrecortaba al pensar que ella se iría. ¿Y si él se iba con ella? Jake no quería dejar a su padre, no podía dejarlo e irse a otro continente sin más. Desecho esa idea mientras los nervios cada vez le iban llenando aún más.

—Jacob—la voz de Edward Cullen lo sacó de su mente, Jake se giró tan rápido que incluso pensó que podría habersele roto el cuello—, tus pensamientos son muy altos.

Jake le gruño, detestaba que se metiera en su mente y no estaba de humor como para consentirselo.

—Pues deja de mirar en mi cabeza.

—¡Jake!

Exclamó Primrouse levantándose del sofá.

Camino hasta Jake y le cogió de la mano tratando de calmarlo. Jacob temblaba sin apartar su mirada de Edward.

—Bella llévate a Prim, no quiero hacerle daño.

Pidió Jake sin girarse a mirar a ninguna de las dos.

Bella intento moverse para alejar a su prima conociendo los peligros de que estuviera demasiado cerca de Jake si perdia el control, pero Prim simplemente la miró de forma seria y volvio a mirar a su pareja.

—Jake, mírame, por favor.

Después de unos segundos, Jake miró a Prim incapaz de contradecirla.

Ambos ojos oscuros se miraron y él dejó de temblar.

—Lo siento.

Susurro Jake en un tono bajo.

Prim le regalo una pequeña sonrisa y se alejo de él, no lo suficiente como para no intervenir si había otra pelea, pero sí lo justo como para no estar cerca de él.

[....]

Primroues estaba empezando a recoger sus cosas, en dos días se iría y aún no había decidido nada.

Al principio, debía admitirlo, pensó en quedarse junto a Jake, sabía lo de la imprimación y no sabía qué debía hacer.

Pero después de eso lo pensó mejor, toda su vida, su familia, estaba en Inglaterra.

Escucho el crujir de las ramas antes de que Jake entrara por la ventana.

A Prim no le hizo falta girarse para saber que él estaba ahí, mirando como ella recogía sus cosas impaciente y nerviosa. Él la ponía así.

—No puedes irte.

Fue lo primero que salió de los labios de Jake.

Primrouse suspiró y se giró con una camiseta aún en sus manos.

—Mi familia esta allí.

Jake dio un paso hacia ella con cautela, no quería enfadarla y que perdiera el control.

—No te vayas—otro paso y agarró la fría mano de su compañera—, por favor—llevo la mano a su pecho—, quedate conmigo.

Prim suspiró y se alejó.

—Jacob—usaba un tono suave, tratando de hacerle entender, como a un niño pequeño—, si me quedo todo mi futuro se irá. Estaré condenada a ser una triste ama de casa o a una camarera en alguna cafetería. Te avisé que esto pasaría, te dije que me iría, que solo estaba de paso. Te lo dije.

—Sí, bueno, tal vez no vayas a ser una gran médica o lo que sea, pero serias la ama de casa en una familia llena de niños, rodeada de naturaleza y conmigo—Jake volvió a acercarse—. O serias una camarera amada. ¿Acaso el trabajo es más importante para ti que el amor?

Primrouse se alejo y empezo a doblar la camiseta en sus manos, tratando de calmar sus nervios sin un cigarro.

—Sí me quedo seré desgraciada y tu lo veras, todos los días de nuestra vida juntos. Yo sería desgraciada, tu serias desgraciado y después de unos años nos odiariamos y detestariamos esa horrible decisión.

Jake le quitó la camiseta deshaciendo el trabajo de Prim.

—Nunca podía odiarte, y sé que tu tampoco podrías.

—Eso no lo sabes—Prim intento coger la camiseta—. Jake, no puedo vivir en Forks, tengo sueños que necesito cumplir, aspiraciones en la vida.

—Pero-

Prim al fin alcanzó la camiseta y con esta le pegó en el torso desnudo antes de tirarla en la maleta.

—No hay peros, Jake, todo sería mucho más fácil sin tu cara de cachorro enamorado. Lo siento, pero es mi decisión, quiero irme.

Jake asintió con los ojos a punto de soltar lágrimas y se fue, tan rápido que cuando Prim se asomó apenas pudo ver el pelaje de su lobo adentrarse en el bosque.

Un aullido lleno de dolor rompió el silencio de la noche, y eso parecía ser la última gota que Prim necesitaba para romper.

Así que dejo que las lágrimas calleran por su rostro sintiéndose miserable, alejando esa fachada segura de su cara para llorar hasta que se quedara sin lágrimas.

Ambos corazones rotos lloraban, en lugares distintos, pero juntos de cierta forma.

MAGIC //Jacob Black//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora