3: Black

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—¿Qué te ha parecido Jake?

Cerré los ojos, ¿habían hablado sobre mí? La conversación no tenía el más mínimo sentido. Me giré para verla.

—Extraño, ¿es así siempre?

—¿Así cómo?

—Como un cachorro con su dueño.

Una sonrisa bailo en sus labios, pero no la mostró, negó para luego sentarse, sería una noche larga.

—Se pone nervioso con la gente nueva.

Bella era muy mala mintiendo. Mire la ventana, me senté y la mire directamente.

—¿Y qué hay de vuestra conversación? ¿Qué es todo eso del amor de su vida y lo de la obligación?

Ahora yo quería reírme, la cara de Bella era un poema, estaba consternada mientras pensaba en algo que decir.

—¿Nos estabas escuchando?

—Estabais debajo de la ventana, y no susurrabais precisamente.

—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas.

—Es de mala educación no responder las preguntas que te hacen.

Ambas nos quedamos en silencio, nuestras miradas batallaban por quién daria su brazo a torcer primero, y yo ya estaba cansada de dar toda mi vida el brazo a torcer y apartar la mirada con sumisión. Al final Bella apartó la vista suspirando.

—Ya te lo explicará él cuando sea el momento.

—Ajá, ¿y eso cuando es?

—Cuando vayas a la reserva con él.

Bufé, me tumbe y me giré dándole la espalda, no me fiaba de Bella, tampoco del grupo de gente de la playa y menos de Jacob y su carita de cachorro.

{...}

Me había pasado gran parte de la noche pensando en todo, nunca había tenido problemas para dormir pero desde el suceso apenas podía hacerlo, suponía que era porque había vivido algo traumatico y todos mis problemas oprimidos durante años habían salido a la luz.

Cuando al fin logre dormir volví a estar en el bosque, esta vez seguía a varias arañas que caminaban, pero no llegaron hasta una grande, sino al gran lobo, que me miraba directamente, y luego se agachaba.

Me desperté al sentir que Bella se levantaba, suspiré, diez días para su boda. Me levanté y dejé que Nimpha saliese a volar un rato, no hablé con Bella, ella simplemente se fue. Me senté en el escritorio, cogí un folio y un boli, luego empecé a escribirle a Harry, contándole todo lo que había pasado. Dejé la carta doblada y baje para desayunar.

Salude a Charlie y a Bella, cogí una manzana y me dedique a cortarla y comerla.

—¿Qué planes tienes hoy?

Pregunto Charlie mirándome ligeramente. Me encogí de hombros.

—Voy a enviarle una carta a Harry, luego limpiare la jaula de Nimpha y empezaré a hacer los deberes.

—¿No vas a salir?

Pregunto Bella, negué levemente. No tenía ganas, con suerte dormiría algo.

{...}

Acababa de limpiar la jaula de Nimpha, estaba sola en casa, Charlie trabajaba y Bella estaba con su novio. Cogí mis libros y la lista de los deberes que debía hacer. Cogí los pergaminos, la pluma y las botellas llenas de tinta. Bajé hasta el patio, aún llevaba el pijama y Nimpha no había vuelto.

Empecé a hacer los deberes, acababa de terminar Transformaciones cuando Nimpha se posó frente a mi, la miré preocupada, tenía el ala blanca llena de sangre. La cogí con cuidado y miré qué le había pasado. Tenía la marca de garras, casi humanas, como si hubieran tratado de agarrarla. Dejé las cosas donde estaban y entre para currárselo.

Una vez la deje en su jaula, cogí la carta para mi primo, baje y me senté frente a los deberes. Con el mechero encendí la carta y esperé a que se quemará mientras la veía arder. Al apartar la vista, observé de nuevo a ese hermoso animal, tumbado entre los árboles frente a mí mirándome.

Sonreí y me levanté, empecé a caminar hacía él, no parecía asustado, me seguía con la mirada, fascinado. Llegué frente a él, tenía las orejas de punta, estaba alerta. Me puse de rodilla y acerque mi mano a su cabeza, la dejé suspendida en el aire cerca de él. Acercó su cabeza para que lo acariciara, sonreí y así lo hice.

—Aww, no eres más que un cachorro grande, ¿verdad?

Me chupo la cara, sonreí y seguí acariciandolo con ambas manos. Después de un rato, me senté frente a él. Repitió mi acción, reí, y estire mi mano.

—Me llamó Prim—nunca nadie me había llamado así, pero siempre había pensado que era una hermosa forma de abreviar mi nombre—, ¿quieres ser mi amigo?

Él estiró su pata y me la dio, hicimos un apretón de manos. Era una monada, hice que mis cosas vinieran hasta nosotros, me senté frente a él y seguí haciendo los deberes mientras le explicaba qué hacía. Él me escuchaba atentamente, volvía a estar tumbado frente a mí, con toda su atención sobre mí. Terminé con Defensa Contra las Artes Oscuras, recogí las cosas y me levanté.

—Adiós amiguito—me giré escuchando un lamento por su parte, volví a girarme para verlo—, te llamaré Remus—él arrugó su nariz y negó levantándose momentáneamente la cabeza—, vaya, si eres exquisito, ¿John? ¿Teddy? ¿Edward?

Con este nombre se levantó y gruño, como si le hubiese dicho una cosa horrible. Fruncí el ceño, a mi ese nombre me gustaba.

—¿No te gusta Edward? Bueno, ¿Lupin? ¿Eres macho?

Asintió dando a entender que sí lo era, no le gustaba ningún nombre que había dicho. Pensé en mi primo Harry, sonreí cuando una idea se me pasó por la cabeza.

—¿Black? ¿Te gusta?—este asintio, sonreí ampliamente—. A mi me gusta más Sirius, pero Black servirá, era el apellido del padrino de mi primo. No lo conocí pero su hijo tiene el nombre de Sirius. Bueno, tengo que irme, mi prima estará a punto de llegar y con lo exagerada que es seguro grita al verte.

Besé la cabeza del lobo y entre en la casa. Lo oí aullar, cuando me asomé ya no estaba. Empecé a fumar un cigarro, abrí la ventana de la cocina al tiempo que preparaba la cena, hoy había sido un buen día.

MAGIC //Jacob Black//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora