Capítulo #17: "El Sabor a Principiante"
Pasó una semana antes de que Nick pudiera salir del hospital. Aarón estuvo todo ese tiempo junto a él, no se despegó ni un segundo, las heridas habían sido más graves de lo que los doctores habían notado.
Aarón estaba verdaderamente preocupo, así que mientras el pelirrojo descansaba había mandando a cambiar todo para un nuevo lugar uno que su padre no conocía. Una casa de seguridad un tanto lejos de la ciudad pero con la suficiente comodidad como para vivir varias personas. Así que había logrado cambiar todas las cosas de ambos para la que sería su nueva casa.
Nick había estado descansando, tomando mucha medicación para los dolores aunque nunca se había quejado de nada. Solo Aarón en las madrugadas cuando se movía dormido escuchaba algún quejido que le partía el corazón aún más.
— Es hora de hacerlo mejor — hablo con su mano derecha por teléfono — Hay que buscar armas, nuevas armas, las últimas, mejoradas, grandes municiones porque vamos a acabar con todos ellos.
— ¿Con quienes? — preguntó un tanto perdido.
— Con los que le hicieron daño. Ahora tenemos toda la información.
Aarón había ordenado investigar muy bien a todos los que había estado aquella noche presentes, pero más aún a los que habían lastimado a Nick. Pero había ordenado no tocar a su padre, el tenía todo el derecho de matar a su creador.
— Ah, si señor, todo listo, dirección, familia y cargo. Cómo usted lo pidió. También tenemos la rutina de cada uno.
— Recuerden no lastimar a ningún familiar, solo a los involucrados en el acto — ordenó con voz firme, algo que el rubio detestaba era las incompetencias — La familia no tiene culpa de las personas arrogantes y malas que son todos ellos.
— Así se hará señor.
— Estén atentos a mi orden. Esta noche ordenaré la ejecución.
Ni siquiera le dio tiempo a colgar la llamada cuando escuchó detrás de él.
— Aarón — escuchó la voz débil de Nick. Aún con sus ojos cerrados hablaba desde la cama.
El rubio se acercó y vio cómo extendía la mano hacia el, sin embargo no la tomó.
— ¿Qué sucede, Pelirrojo? — cuestionó con un tono un poco dulce, a su manera de estar hablando por teléfono.
— Nos iremos esta tarde a casa, ¿verdad? — la emoción plasmada en su voz.
— Hoy será — los ojos azules de Nick se clavaron en Aaron, sonriéndole.
— Por fin podré dormir en mi cama.
— Emm — no supo cómo empezar.
Para Aarón era complicado decirle a su pelirrojo que tendrían que irse lejos, muy lejos de todo lo que él conocía. Aunque lo suficiente como para poder ir a la escuela. Aunque el hubiese preferido que no, pero sabe bien que el pelirrojo no aceptaría de mi ser de esa manera.
— ¿Qué sucede? — la cara de desconcierto de Nick era obvia, definitivamente no entendía nada de lo que estaba sucediendo.
— Buenas tardes — la madre de los gemelos entró a la habitación sonriéndole a ambos. Jadson y Jeremy entraron detrás. Jad parecía verdaderamente desconcentrado y Jeremy sonreía, mientras caminaba hacia su amigo — Todo está listo para recibir el alta, tus heridas ya no necesitan cuidado médico, pero si un cuidado muy estricto.
— Uno que seguiremos al pie dela letra — aviso Aarón como si fuera necesario decirlo.
— Perfecto. Ustedes van a seguir las indicaciones que le he estando anotando en esta libreta.
— ¿Han traído el auto? — preguntó Aarón a Jad. Este asintió sin mucho más que agregar.
— Listo, es hora de irnos.
Nick se puso de pie feliz y fue directamente al baño para cambiarse de ropa, quitar esa ropa que tanto odiaba tener que usar, esa de enfermo. El pelirrojo solía decir que en vez de hacerlo sentir bien, lo enfermaba más.
— Aarón, ¿estás seguro de lo que estás haciendo? — preguntó Jeremy. Sus ojos lo observaban esperando una respuesta.
— Ya saben el plan. Jeremy usara la bata de hospital, y entrara a ese auto, nos otros nos iremos por detrás en otro auto.
— Está bien — asintieron los tres al mismo tiempo.
— Dentro de dos horas les enviaré la nueva ubicación para vernos allá.
— ¿Nick está de acuerdo con todo esto? — cuestionó Jadson.
— No tiene ni idea.
Todos siguieron el plan al pie de la letra. Un Nick bastante confundido en el auto miraba por la ventanilla tintada de negro sin entender la situación.
Nick no había aprendido aún la gravedad la situación. No sentía la necesidad de huir, de escapar que la vida le obligaría a sentir.
— ¡Este no es el camino a mi casa! — dijo un poco enojado.
— No vamos hacia allí.
— ¿A donde vamos? — preguntó desconcertado.
— Ya los verás.
— Aarón, quiero descansar — exigió.
— Ya lo haremos.
El pelirrojo se cruzó de brazos y dejó de mirar por la ventana, cada vez que lo hacía terminaba intentando adivinar hacia donde iban.
Al llegar a la casa de seguridad, ambos salieron del automóvil. Ambos observaron lo verde del lugar, los grandes terrenos al rededor de la casa. Una casa rupestre, con colores lila en su cubierta. Grandes puertas y ventanas, adornadas con grandes cortinas.
Ambos en verdad lo vieron como un hogar. Y al entrar en casa olía a nueva vida. Comida recién hecha. La cocinera había trabajado todo el día para preparar una buena comida. Los colores dentro pasaban de colores pasteles y suaves.
No así en la habitación. Todos los colores eran oscuros y rojo. Tal y como había ordenado que fuese.
— Me gusta la habitación — dijeron ambos al mismo tiempo al entrar. Se observaron y se observaron en el reflejo del gran espejo al final de la habitación.
Aarón es alto, fuerte, con grandes y musculosos brazos. Nick por otro lado con el cabello desaliñado, sus ojos con ojeras marcadas y flacucho, aún así sus piernas y brazos no quedaban lejos de ser marcados.
La vista era en cierta forma, perfecta.
— Me gustan tus ojos — dijo Aarón sin poder evitarlo al volverse a perder, como solía hacerlo desde siempre, en sus ojos.
— Me gusta tu — ambos se observaron de arriba abajo, sin dejar un músculo del otro de ver.
La mano del pelirrojo viajó hasta la camiseta de Aarón jalándola y llevándolo hacia donde el se encuentra. Besando sus labios, saboreando el sabor dulce, amargo y raro del cigarro.
Nunca había entendido porque no lograba entender ese sabor del cigarrillo.
— Te puedo lastimar — dijo Aarón separándose — aún estás débil.
— Estoy lo suficientemente duro.
En el ambiente se sintió el nivel de excitación, de malas intención, de pensamientos impuros y de doble significado en esas palabras.
— Será mejor que no me tientes pelirrojo.
— Será mejor que tires a esa cama.
— ¿Eso fue una orden? — dijo Aarón con la mandíbula tensa, entre tensión y deseo.
— Es una petición de su esclavo hacia el amo que eres para mi.
— No saldrás de esta habitación sin yo antes haber logrado allí mi cometido. Esta vez, nadie nos va a interrumpir.
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Cuenta Atrás
Novela JuvenilAarón Ray, el hijo del policías más reconocido en Beltrán por eliminar la homosexualidad en la ciudad se enamora de uno de los deportistas más prometedores de la High School. Por supuesto nada puede salir bien cuando tu padre es el policía y tu un...