Ego

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¡¡¡ADVERTENCIA!!!
Esta historia no es apta para menores de edad, contiene temas delicados y está destinada a un público mayor y maduro que NO ROMANTICE lo que se verá en la lectura.

Contenido

• Lenguaje vulgar.
• Descripciones gráficas.
• Maltrato.
• Violencia.
• Bullying.
• Abuso (todos los tipos de abusos).
• Violación.
• Discriminación.

NO adaptaciones/copias si alguien ve que otra persona toma mi obra como suya por favor háganmelo saber para tomar cartas en el asunto. Respeten el trabajo de los demás.

Repito, esta historia no es apta para sensibles, ni menores de 18 años. Toca temas muy fuertes que deben ser tratados con el debido respeto que se merece. Se recomienda discreción. Y recuerden no romantizar nada de lo que se vea. Si no te gusta este tipo de contenido no lo leas y deja que otras personas a las que si les interesa le den una oportunidad. Gracias<3




















Hace mucho mucho tiempo existían alfas, betas y omegas por igual, vivían en armonía complementándose los unos a los otros en una pequeña sociedad que apenas iba surgiendo en aquella época.

Los alfas eran quienes lideraban, tenían el control de todo, eran los más fuertes en comparación de las otras castas, pues eran altos con cuerpos atléticos y corpulentos, sabios y poderosos. Portaban un poder que hacía temblar a los demás, causándoles rendición y sumisión provocando que instintivamente se doblegaran ante ellos, mejor conocido como la voz.
Los más fuertes estaban destinados a gobernar la sociedad y nadie podía anteponerse a sus órdenes. Por lo general los olores de los alfas eran fuertes como a menta, mar, robles, entre otros. Algo peculiar en ellos era que tanto hombres como mujeres podían embarazar a betas femeninas como a omegas masculinos y femeninos.

La segunda casta que era igual de importante eran los betas, ellos eran la mano derecha de los alfas, los acompañaban en sus aventuras, le servían en cualquier cosa que necesitaran, eran inteligentes y trabajadores por naturaleza pero eran completamente ordinarios y sin olor.

Por último pero no menos importante, los omegas, la flor de toda la cadena, eran criaturas delicadas y hermosas, su belleza era de otro mundo, portaban un aroma dulce y exquisito que extasiaba a las demás castas haciéndoles caer en la lujuria y la tentación. Por naturaleza hombres y mujeres tenían la capacidad de engendrar, ambos eran inmensamente fértiles siendo capaces de dar vida, felicidad y prosperidad a quien implantara su semilla en ellos. Los omegas eran encantadores y puros como una flor de loto, pero a pesar de ser frágiles y de su aspecto angelical eran fuertes de mente y de espíritu libre convirtiéndolos en un tesoro maravilloso que hacía quedar anonadados a los otros géneros.

Todos vivían en felices con sus familias betas con betas, betas con omegas, alfas con alfas, alfas con betas, incluso parejas omega y omega, pero lo más conocido eran las parejas destinadas de alfa y omega que podían complementarse tal para cual hasta el fin de los tiempos. Los alfas eran la única casta que podían marcar a los omegas y los omegas eran la única casta que podía ser marcada por un alfa. Podían enlazarse solo una vez en la vida fuera o no la pareja destinada los alfas podían marcar a los omegas poseyéndolos de por vida o hasta que alguno de los dos muriese para poder cortar el lazo. El lazo y la marca afectaba más a los omegas pues no podían estar con alguna otra persona más que con el alfa que había hecho la marca, pues su naturaleza hacía que tuvieran un comportamiento sumiso ante los alfas, en cambio los alfas podían tener múltiples parejas e ir marcando a cualquier omega que les gustase. No todos los alfas eran igual de promiscuos y tomando a la ligera los sentimientos de los omegas pero desafortunadamente la mayoría lo era.

Había la misma cantidad nacimientos en todo el mundo de los tres géneros.
Pero hubo un líder, un alfa realmente temido por su fuerza y poder que codició y profano a los omegas por su belleza y fertilidad, nadie podía objetarse a las órdenes el alfa, al ser tan violento y poderoso, su fuerza superaba a la de 10 alfas juntos y superaba los 2 metros de altura, era una monstruosidad, él lo sabía y se aprovechaba de ello, nadie podía hacerle frente a tal calamidad.

El alfa mandó a que todos los omegas fueran a sus tierras para mantenerlos encerrados en sus aposentos, tratándolos como esclavos sexuales para satisfacer sus deseos carnales que solo servían para procrear y darse placer a si mismo. Anhelaba tenerlos a todos y cada uno de ellos, deseaba poseerlos y quedárselos para el solo sin que nadie tuviera la oportunidad de desearlos. El alfa únicamente solicitaba a omegas jóvenes, incluso a bebés que eran arrebatados de los brazos de sus madres con frialdad.

Quienes se negaran aun si acababan de dar a luz serían torturados hasta que sus ojos fueran perdiendo el brillo y la luz, abandonando el mundo perverso en el que vivían. El límite de edad era de 30 años, la edad donde el cuerpo del omega comenzaba a envejecer.
Los omegas que cumplían la mayoría de edad que el alfa permitía o tenían más de 30 los mandaba a matar por haber cometido un pecado mundano al no mantenerse bellos y saludables ante sus ojos.

Aquel líder perverso deseaba tener miles de hijos con los omegas y así formar un legado con su sangre, soñaba con un reino lleno de sus sucesores y siempre ver a niños corriendo por los pasillos, deseaba una nación, una familia unida pero nadie podía verlo así.

Algunos alfas que habían marcado a sus omegas no querían dejarlos ir, lucharon contra el líder con la intención de que no los apartaron de su lado pero al momento de enfrentarse el alfa los destrozó sin el más mínimo esfuerzo, les desgarraba la piel y extremidades, quebraba sus huesos uno por uno, masacrándolos y saciando su sed de sangre al escuchar los gritos de delirio, sacaba sus órganos tirándolos hacia el cielo por puro placer, creando a su alrededor una lluvia de sangre, sesos y lágrimas.

Los omegas marcados al tener un lazo inseparable con sus destinados quedaban rotos y vulnerables, quedaban vacíos. Algunos no soportaban el dolor y morían, caían en depresión matándose de hambre y de tristeza. Otros que sobrevivían a la pérdida quedaban frágiles, sin conciencia, como muñecos de trapo sin vida. Los guardias alfas y betas, en su mayoría betas que cuidaban el lugar y servían al alfa, aprovechaban eso y cuando tenían la más mínima oportunidad los violaban en grupos. Estos omegas morían por desgarres, hemorragias, abortos y por el mismo abuso que enfrentaban.

Naturalmente los nacimientos de niños omegas se fueron reduciendo hasta quedar en la extinción. En la actualidad es extremadamente raro ver o saber de un nacimiento omega, en una población de 34 millones de habitantes, el 71% son betas, el 28.9% son alfas y el 0.1% son omegas. Al año se tiene estimado que nazcan 19 omegas como máximo.

Cada que nace un niño o niña omega el mundo se vuelve loco, tanto alfas como betas desean al omega, tan siquiera tener la oportunidad de verlo, les intrigaba saber cómo era el aspecto de uno tras haber desaparecido de la faz de la tierra  durante siglos. Las familias afortunadas a las que llegaba una omega a sus vidas los protegían con vigor, pero ya no existían los supresores para omegas que calmaban el celo de estos, al no existir omegas se dejaron de tomar en cuenta sus necesidades. Por ello ocurrían atrocidades mundanas cometidas por los mismos familiares ya sea por padres, madres, hermanos, tíos, primos, abuelos. Estaban expuestos a todo peligro al no saber qué hacer con el celo del omega, terminaban marcado y preñando su misma sangre. Impidiendo que los omegas encontraran a su destinado robándoles la felicidad desde muy jóvenes puesto que regularmente ocurría en el primer celo.

Todo el mundo quería poseer un omega, fueran familia, amigos, vecinos, no importaba tampoco la clase social solo buscaban satisfacer sus instintos obscenos llenos de lujuria.






AREM
Es mi primera historia, espero les guste.
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