Bailando con la muerte

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Me costó mucho hacer este capitulo, una disculpa por la tardanza es que fue muy fuerte escribirlo y estarlo viendo en mi cabeza.














—Nos vemos mi pequeño retoño.— dijo aquella hermosa mujer de ojos miel mientras partía dándole un fuerte beso en su mejilla. —Cuiden bien de su hermano menor chicos, volveremos en 1 mes.— se despidió de los demás de la misma manera que del pequeño, con un gran abrazo y un sonoro beso.

—Se los encargó.— su padre tocó el hombro de la mayor, dejándole toda la responsabilidad y dándole a entender que estaría a cargo.

—No quiero fiestas, ni disturbios, ni problemas con otras personas ¿entendido?—

—Si.— musitaron apagados.

—Excelente, por eso Andy quedará a cargo de vigilarlos, ¿podrías hacer eso por mami?—

—¡Si!— imitó un saludo militar.

—Bien dicho.— su padre removió sus cabellos a lo que el menor rió.

—Nos vemos chicos, los amamos.—

—También te amo mami, a ti también papá.—

Subieron a un coche negro que los transportó a la nada, dejando solos a sus adorados hijos a cuidado de sí mismos. Aquella familia constaba de madre y padre betas, ambos divorciados por lo que era bastante grande el círculo familiar.

Azael Danon un empresario veterano quien adoptó a sus dos hijos Alice y Noa, luego de que su esposa muriera de cancer, tuvieron que pasar años para que volviera a reajustar su vida o bueno, para que dejara entrar a alguien nuevo a su vida, la afortunada fue Helena Yong, una mujer de rasgos asiáticos también divorciada y con su hijo, James, fueron quienes dieron un giro de 180 grados para bien en la vida de los Damon. Todos estuvieron de acuerdo de formar una hermosa familia, los niños estaban contentos y se llevaban bien y los adultos estaban completamente enamorados. Al poco tiempo esa linda pareja de betas se casó y fue la quinta maravilla del mundo hasta que su amor dio frutos anunciando la llegada de una nueva vida, un nuevo integrante se sumaba a la familia. Los niños se pusieron algo celosos pero aún así estaban contentos por la llegada de su nuevo hermanito o hermanita. Hasta que el médico dijo que el bebé que llevaba sí madre en el vientre nacería omega. Los padres se alarmaron pues era muy bajas las probabilidades de que ese niño naciera pues los omegas eran sumamente delicados y complicados de tener, requerían muchos cuidados y atención, tenían miedo, estaban asustados.

Afortunadamente, el parto fue exitoso pero los padres cometieron un error, ellos estaban tan metidos en su mundo de amor y rehacer una nueva familia que olvidaron que existían sus otros hijos.

Mientras Andy creía sus hermanos comenzaron a desarrollar sentimientos de rencor y odio pues esa cosa había robado el amor que les proporcionaban sus padres, esa cosa les robo su felicidad.

Aquellos lindos niños que habían tenido contacto con el cálido sentimiento del amor siguieron su camino sin el, convirtiéndose en bestias ególatras deseantes de atención, codiciando la felicidad de los demás arrebatándoselas a cambio de obtener la suya por puro placer.

A pesar de eso, jamás le habían puesto un dedo encima a su pequeño hermanito pues en lo más profundo de esos corazones transformados sentían algo de cariño, evitando que maltrataran al niño. Pero a veces el cariño no basta y suele perderse.

—He estado bien mami, mis hermanos han cuidado bien de mi.— decía con emoción en sus palabras por el teléfono.

—Me alegra mucho oír eso, estos días he tenido un sentimiento de preocupación.— se apretó el entrecejo. —Ya serán cosas mías.—

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⏰ Última actualización: Oct 13, 2022 ⏰

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