Maravilloso

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La ex familia pasó junta el fin de semana, viendo películas, conversando, jugando, riendo y lo más importante pasándola bien entre ellos. Culminaron los días de descanso, haciéndose presente la escuela y trabajo, Ben y Taira en el transcurso de los días, hablaron con su hijo para informarle del repentino cambio de escuela, a lo que este accedió a regañadientes, terminó aceptado al querer ver un poco más a su enamorado secreto y por primera vez empezar a protegerlo después de enterarse de lo que le hizo su compañera.

Compraron los uniformes correspondientes que debía de llevar hasta que se dió el lunes, padre y madre acompañaron al chico a su nueva escuela, junto al pequeño de Andy que era sostenido con orgullo por los brazos de Ben, el cual iba esparciendo miradas de desaprobación y odio a quienes osaban mirarlo.

Cada lunes se debía honrar a la patria, los estudiantes tenían el deber de portar un uniforme blanco en símbolo de paz y honor a la bandera e himno nacional de su país. El pequeño omega se venía fabulosamente encantador en el, el color blanco era como si hubiera sido hecho especialmente para que él lo usara. Yusak tampoco se quedaba atrás haciendo lucir su traje con elegancia y glamour. Pero Andy sobrepasaba los límites de la belleza humana, era sorprendente, verdaderamente como un ángel caído del mismísimo cielo.

El dueño de aquella institución se presentó formalmente, volviendo a disculparse por lo sucedido, informándoles que hablaron con el personal de la escuela de los cambios que se iban a hacer y las nuevas reglas que se iban a implementar. Ahora serían más estrictos con la seguridad de los alumnos y tendrían cero tolerancia al abuso escolar. Maestras y director fueron removidos de sus cargos, reemplazándolos por unos mejores y con más experiencia. Los tres nombrados perdieron su cédula profesional completamente, dejándolos en la ruina y sin poder ingresar a un nuevo trabajo, al menos con la profesión que tenían.

Eran las 8 de la mañana cuando dio inicio a la ceremonia de entrada en la gran cancha de la escuela, el coro y los alumnos cantaban el himno al unismo, componiendo una melodía nostálgica para algunos y irritante para otros. Al terminar, se dieron los anuncios matutinos, uno de ellos fueron las nuevas reglas implantadas.

—Muy buenos días tengan todos ustedes, profesores, alumnos, personal de limpieza, etcétera. Puede que muchos me conozcan, otros no.— carraspeó. —Soy el fundador de esta escuela y estoy aquí presente por un incidente que ocurrió la semana pasada.— murmullos sopesaban la atmósfera. —¿Alguno o alguna de ustedes queridos estudiantes han escuchado hablar de los omegas?, ¿Saben lo que son?— obtuvo una afirmación de parte de los reunidos. —Los omegas son personas, iguales a nosotros, no por ello se deben de hacer menos, ni maltratar, ni burlarse, ni nada de eso. Supongo que todos los presentes están al tanto de las noticias en el mundo, ¿o no?—

—¡Ya ve al grano!— se escuchó alto una voz por el grupo donde se encontraban los chicos de preparatoria, las risas inmaduras no faltaron.

—¡Tú! El rubio de atrás que se esconde, quedas en detención.— declaró por el micrófono.

—Uuh.— se escuchó de parte de los demás, haciendo que el chico se cohibiera.

—Bueno, iba a decirle la increíble noticia si me dejaban terminar pero deben de aprender a respetar a sus mayores, niños. Me retiro, tengan un buen inicio de semana, hay cámaras en cualquier lado sonorizadas y vamos a estar al pendiente de ustedes si hay otro caso más de abuso. Gracias, pueden ir a sus respectivos salones pero les recuerdo que el día de hoy tendrán de entrada como primera clase la biología de las castas y su historia.— largos quejidos se escucharon de fondo.

Bajó del escenario, acercándose a los padres de Yusak y tutores de Andy. —Quería darles la cálida bienvenida para que se enteraran del omega y tratarán de ser más tolerantes al respecto.— sus mejillas gordas y rosadas se alzaron tanto que parecía que sus ojos eran tragados por la grasa de sus pómulos.

El jardín de las delicias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora