Quiero ver, la luz

180 27 35
                                    


No olviden votar y comentar la historia si es que les gusto, gracias <3





—¿Tienes hambre Andy? Prepare unos huevos estrellados para desayunar.— habló Ben con tono desinteresado incitando a que el pequeño se relajara un poco.

Te traeré cobijas para que puedas abrigarte dulzura.— Andy los observaba con detenimiento, su comportamiento le recordaba a sus padres que se preocupaban por la más mínima cosa que le sucediera.

Con cuidado se sentó en el sillón esperando a que volvieran, sus piecitos estaban al aire colgando, el sillón era demasiado alto para él y su baja estatura no ayudaba mucho. Mientras esperaba miró lo que había en la casa, era acogedora, tenía un olor a madera que lo hacía sentir como en casa, había cuadros colgando de las paredes con fotos familiares, en ellos de encontraba un hombre de cabellos negros con ojos azules como el mar de noche de aspecto rudo y amenazante, lo acompañaba una hermosa mujer alta de piel tersa castaña de ojos cafe eran Ben y Taira pero había otra persona en las fotos, un chico, tenía el cabello como el de Ben y sus ojos eran igual a los de Taira aunque un poco más oscuros, al igual que su piel un poco más canela.

Dime, ¿¡Qué carajos vamos a hacer!? ¡Malditasea!— Los adultos se encontraron en el pasillo discutiendo.

No podemos tenerlo aquí, debemos llevarlo con la policía.— pensaba la mujer.

Claro, es una grandiosa idea llevarlo a la policía y que ellos se hagan cargo de llevarlo de vuelta al lugar donde casi lo matan.— bufó en enojado.

No me refería a eso, quiero decir, la policía sabrá que es lo que pasará con el niño.— sonaba cansada de la situación. —Puede que lo lleven a un orfanato y ahí esté seguro.

Tú y yo sabemos muy bien lo que pasa dentro de los orfanatos, no son seguros y son unos completos extraños.— apretó los puños.

Nosotros también somos unos extraños para él Ben.— dijo con burla.

Es diferente.— articuló con rendición.

Entonces qué estupidez quieres hacer ahora Ben ¿Quedarte con él? Jamás, eres un adicto y quien sabe que puedas hacerle cuando llegue tu celo o estés bajo el efecto de tus asquerosas sustancias.— soltó la beta con repudio.

¡Agh! Tengo meses sin fumar hierba Taira y no, las drogas no son asquerosas.— respondió con frustración. —Sabes bien que jamás tocaría a un niño, jamás.— ella confiaba en su ex esposo, al ser un excelente padre con su hijo. —Por favor, haré todo lo posible para que se recupere y crezca como un niño sano y esté a salvo, puedo hacerlo.— Las súplicas del alfa no la dejaban en paz.

Prométeme que no volverás a consumir y le darás todos los recursos que necesite este niño, atención médica, escuela, ropa, todo.— cedió.

Si, lo prometo.— se le iluminaron los ojos al alfa.

Y que me dejarás verlo al menos 1 vez por semana y me dirás cómo está.— una pequeña sonrisa se formó en sus labios.

Claro.— tomó su mano acariciandola. —Lo que tú digas.— besó su mano sonriendo. Ella quitó su mano rápido y le palmeó la mejilla.

Si noto algo raro en él o me entero de que le hiciste algo te cortaré las bolas yo misma y haré que te atragantes con ellas.— tocó los genitales del contrario con una de sus manos haciendo presión a ellos sin dejar de míralo de manera amenazante. El chico tragó en seco asintiendo repetirás veces.

El jardín de las delicias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora