Capítulo 12: Otra primera vez

631 56 47
                                    

El aroma a té inundaba la cocina de la pequeña familia Ackerman. Mikasa dejó las tazas en la mesa y esperó a Levi que regresaba de su habitación.

—Gracias—le expresó, al sentarse junto a ella y tomando una de las tazas

Mikasa esperó aún un par de minutos en silencio sorbiendo su té. Estaba nerviosa pero se sentía emocionada con la idea del breve viaje a la capital, contó en la mente los segundos exactos hasta cumplir tres minutos, para lucir natural antes de hacerle el comentario.

—Tío Levi

—¿Si?

—Pronto será mi cumpleaños

—Sí, lo tengo presente...serás mayor de edad en unos días

—Si...—Mikasa bajó la mirada a su taza de nuevo. Después de todos esos años comportándose los mejor posible, aún le costaba trabajo comentar a Levi sobre chicos o los temas exclusivos de mujeres. En todos esos años se sentía feliz y agradecida de tenerlo después del fallecimiento de su padres. Pero incluso cuando tuvo su menstruación había buscado el apoyo de Carla.

De alguna manera, temía decepcionarlo, aunque Levi nunca le había prohibido nada, ni se negaba  a hablar con ella de cualquier tema.

—Tío...—habló de nuevo. Levi dejó lo que leía y la miró.

—¿Si?...Mikasa—elevó ambas cejas en cuestionamiento

—Me invitaron a un viaje...eh, es un día antes de mi cumpleaños, pero, me gustaría ir, suena divertido

—¿A dónde?

—En la capital

—¿Cuándo?

—En dos semanas...el viernes, tendríamos que salir por la mañana

—Perderías un día de clases

—Si...lo sé, pero, adelantaré tareas y buscaré a los chicos para que...

Levi frunció el ceño—pero tu cumpleaños es el sábado

—Si...es que, pasaría la noche del viernes ahí, hay una fiesta...mmm evento...

—¿Con quién?

Mikasa guardó silencio por unos segundos y unió sus manos frente a la taza de té

—Me invitó Jean...es un evento de inauguración a las competencias de clasificatorias

—Kirschtein, el de las revistas

—Ajá

—Que te llevó a la fiesta de Sasha

—Si

Esta vez Levi guardó silencio y bajó la mirada para beber de nuevo su té. Mikasa jugó con sus dedos, como lo hacía siempre que se sentía nerviosa y esperó otra serie de preguntas.

—¿Cómo se irán?

Mikasa elevó la mirada ¿Acaso estaba dando por hecho el viaje?

—En...auto, en el auto de Jean

—No tienes licencia para conducir

—No, yo no conduciré...pero seré la copiloto—señaló, creyendo que era importante poner algún marco de responsabilidad al respecto

—¿En dónde van a quedarse?

—En el hotel Greco

—¿Qué? Ese hotel es carísimo

Lo que es el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora