Lo que es el amor

Capítulo 13: Otra Primera Vez II

Casi lista unos minutos antes de las siete, Mikasa se miró en el espejo una vez más y una ligera inseguridad vino a su mente al ver el labial rojo que Sasha le había recomendado, bajó la mirada al escote y la inseguridad aumentó, después de unos segundos decidió retirarse el labial rojo y usar un tono rosa más neutral, lo observó de nuevo y le gustó lo que vio, se sintió más cómoda con el color y decidió tomar una foto en el amplio espejo junto al clóset de la habitación.

Cubrió parcialmente su rostro con el celular y tomó la foto de cuerpo completo y la envió a Sasha.

Puntual a las siete Jean llamó a la puerta y tomó aire cuando vio a Mikasa aparecer detrás de la puerta. La figura de Mikasa se acentuaba mejor que nunca en un vestido totalmente negro y sin tirantes, dejando ver sus hombros y espalda superior totalmente desnudos, se ajustaba al frente en un escote recto que apenas dejaba lucir su clavícula y el nacimiento de sus pechos, por último se ajustaba ligeramente a su cintura antes de caer sobre sus caderas hasta rozar sus tobillos en donde lucían sus pies en sandalias de tacón del mismo color y dejaba una ligera abertura que permitía ver su pierna derecha hasta la rodilla

—Espera—le dijo Jean y se alejó dos pasos mientras la recorría con la mirada

—Jean...

—Sólo, espera un poco—continuó su mirada bajando hasta sus piernas y volvió a subir hasta su cuello y labios y por último se detuvo en sus ojos. Mikasa se sintió un poco intimidada con su mirada

—Suficiente...—lo llamó un poco nerviosa. Jean sonrió de lado y se adelantó hasta la puerta

—Luces increíble Mikasa—levantó el brazo hacia ella y Mikasa entendió el gesto, pasó su brazo debajo del de Jean y lo entrelazó con él. Mientras caminaba hacia el elevador ella también dio un vistazo al traje de Jean, pantalón, saco y camisa totalmente negros, excepto por la corbata satinada en un brillante color azul rey resaltando sobre todo.

—¿Te gusta lo que ves?

Mikasa miró de nuevo al frente totalmente delatada, bajó la mirada y sonrió un poco apenada.
—Te ves bien—respondió

—Gracias— aceptó Jean y caminó con ella hacia el interior del elevador

Al llegar al salón Greco Mikasa entendió por qué Sasha le había insistido en usar labial rojo. El lugar se encontraba lleno con otros atletas y sus acompañantes, con vestidos de gala en vibrantes colores rojos, morado y azul, adornados con lentejuelas, cristales y gasa. Las mujeres con peinados altos o amplias ondas, luciendo profundos escotes que llegaban hasta la cintura o mostraban toda la espalda, maquilladas en tonos que combinaban con sus propios vestidos.

Había luces de las cámaras de los reporteros brillando por todos lados y a Mikasa le pareció que nunca había ido tan mal arreglada a algún lugar, debió usar maquillaje más cargado, cambiar su cabello, lo había recogido en un simple moño a la altura de la nuca.

Sintió el ligero toque de la mano de Jean sobre la suya y la sacó de sus pensamientos

—¿Lista? Pasaremos por ahí—le señaló hacia la alfombra frente al panel de las distintas marcas que patrocinaban el evento, justo frente a la fila de reporteros y fotógrafos. Mikasa respiró y asintió con la cabeza.

Caminó lo más derecha posible pero no lograba sonreír, aún preocupada por su apariencia. Las primeras luces se empezaron a reflejar en su rostro y pestañeó un poco cegada. Sintió cómo Jean soltó su brazo y pasó su mano detrás de su cintura, rozándola sutilmente.

Después se inclinó un poco hacia ella y le habló cerca del oído—piensa en los pastelillos—le susurró y pudo ver que su comentario había funcionado, Mikasa liberó una espontánea sonrisa que quedó grabada en cientos de fotografías.