3. El campo

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Querido lector, está autora, aunque muy impresionada, con gusto les informa que se ha visto al joven soltero Benedict Bridgerton saliendo del estado de los Beaumont más veces de las que se podrían contar esta temporada. Mientras el vizconde, su hermano mayor, se pasa los días persiguiendo a la joven señorita Edwina Sharma, parece que un segundo hermano ha encontrado el amor en una jovencita Beaumont, fuera de todo pronóstico.

Esta temporada parece querer casar a más Bridgertons que otras.

Suya... Lady Whistledown
1814

Elena leyó una y otra vez la revista de chismes más famosa de todo Londres, apenas había llegado a la casa en el campo de los Beaumont y eso que ella tenía meses aquí, la información recibida no la tomó desprevenida, pues las cartas de Margaret diciéndole cómo Benedict no fallaba ni un día al ir a visitarla empezaron a llegar tan pronto como el primer día de visitas de pretendientes terminó.

Por más triste que las noticias la hacían sentir y, aunque intentó ocultar sus lágrimas tras un pañuelo desgastado, se sentía feliz por su hermana. Benedict o en todo caso cualquier otro Bridgerton sería bueno para ella y en cuanto el joven segundo hijo nunca supiera que ella estaba viva, no había ningún problema, ella lo superaría, lo olvidaría incluso...

Sus padres no le habían escrito, Louis solo le envió una carta reprochándole que no le dijera a nadie sobre su partida y que se hubiera ido sola, por la noche cuando algo pudo pasarle.

Elena a veces sentía que la única persona que en realidad la amaba, era su querido hermano mayor, sin embargo también sabía que la culpa que el joven Beaumont sentía desde el atentado lo obligaba a comportarse de tal manera.

La joven morena tocó el piano forte, leyó, escribió e incluso pintó por unas horas, pero este último pasatiempo le recordó demasiado al joven de ojos claros y cabello oscuro al que extrañaba con demasiada ansiedad. Aparte, pensó, ni siquiera era tan buena pintando, prefirió bordar, aunque también fuera malísima, prefirió cantar, en eso si podía regocijarse e incluso prefirió salir a dar largas caminatas y ayudar a los sirvientes a alimentar al ganado, antes que sentarse a pensar en el segundo hijo Bridgerton y seguir leyendo esa maldita revista.

"Margaret Bridgerton" se dijo a sí misma intentando asimilar su posición, ¿qué sucedería cuando él la viera? Desfigurada y horrible como estaba seguramente la llama que en algún momento había existido entre ellos estaría extinta, Elena debía aceptar que era un monstruo y que Benedict como artista, necesitaba una musa que lo inspirara y no un fenómeno que lo ahuyentara.

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En Londres las cosas no iban mucho mejor. Louis se mordía las uñas ansioso esperando a que Benedict tocara a su puerta de nuevo. Todos los días, absolutamente todos, el joven pelinegro llegaba luego de que la hora de visitas de los pretendientes de Margaret acabara. Siempre el mismo rostro desesperado, los mismos ojos rojos y cansados y la misma pregunta.

"¿Enserio está muerta?" Louis ya no sabía que más hacer, se sentía mal por todo lo que sucedía pero para todos era lo mejor, aunque no lo pareciera. Por algo Elena había huido de Londres en cuanto Violet y el vizconde Bridgerton se habían enterado de su condición, ella no se sentía completa para seguir en sociedad sabría lo que dirían de ella y no soportaría las miradas y las palabras hirientes, Louis se castigaba por las noches con el recuerdo de su pobre hermana desfigurada y desangrándose en el patio de Lady Danbury, suplicando por una ayuda que no había llegando antes en tan solo un susurro doloroso, no lo vió ni lo sintió cuando la cargó y corrió al carruaje que los llevaría a casa... por días ella no abrió los ojos, por semanas pensó que su mejor amiga moriría por su culpa y aunque eso no había pasado, sabía que el destino de su hermana era mucho peor, se culpaba y se culparía siempre.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora