6. Tú

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Perfecta. Si el joven segundo hijo Bridgerton hubiera podido pintar a Elena Beaumont en ese mismo instante, lo hubiera hecho. Sintió el alcohol drenarse de sus poros, el sudor hacer que su camisa se pegara incomoda a su cuerpo, las manos le picaban, deseaba tanto tocarla y descubrir que seguía siendo real... ¿qué no estaba muerta? El pensamiento le llenó los ojos de lágrimas sin derramar.

Las jóvenes a su lado se alejaron con incomodidad ante la intensa mirada del hombre a la mujer frente a ellos. Lord Cassidy sintió la sangre hervir, no importaba para Benedict Bridgerton que ella estuviera marcada y lo supo en el instante que distinguió esa maldita mirada de amor que siempre le había proporcionado a la que debía haber sido suya en primer lugar.

"Un triste encuentro" se atrevió a decir Jonathan mirando a la pareja y notando el escalofrío que recorrió a Elena ante el sonido de su voz.

"¿Triste?" Preguntó el segundo hijo.

"Una cara hermosa desfigurada por el mal, mejor seguir escondida entre las sombras, Lady Beaumont", le recalcó a ambos y solo ahí, en ese momento fue que Benedict posó la mirada en la cicatriz que iba de su pómulo a su labio, no lo había notado antes, no era necesario... seguía intensamente perfecta.

"Y-yo... lo lamento, debo irme", dijo Elena para pasar entre los dos hombres con precaución de no tocar a ninguno y dirigirse a su habitación.

"E-Elena..." susurró Benedict "¡Elena!" gritó, despidiéndose con una reverencia de lord Cassidy que apretaba los puños enterrándose las uñas para no golpear al joven que perseguía a su única presa "ilesa". Benedict ni siquiera miró de nuevo a las tres jóvenes que lo habían acompañado toda la tarde y gran parte de la noche, Elena estaba ahí, estaba viva y estaba cerca de él.

El joven Bridgerton no era tonto, ni ebrio le pasaban desapercibidos los detalles, así que notó la incomodidad de la joven Beaumont junto con el Lord Cassidy, sus miradas, la reacción de la joven que amaba ante la voz del hombre amigo de su hermano. ¿Miedo? Tenía años sin ver a Elena, pero la conocía y sabía que más que incomodidad había otra cosa, algo más difícil de descubrir con la mueca que fingía en su rostro para no mostrar sus verdaderos sentimientos.

"Elena" resopló cuando la alcanzó antes de que cerrara la puerta de la habitación, aún estaba en shock por verla, aún sentía que el cuerpo le pulsaba, si no hubiera estado ebrio seguro que le habría dado un paro cardiaco.

"Benedict" respondió ella y él pudo ver como las lágrimas inundaban sus ojos.

"No, no llores... no llores" sin preguntarle siquiera, entró en la habitación y cerró la puerta con un pie, quitó la telilla del rostro de su mejor amiga y le ahuecó las mejillas sonrosadas para limpiar las lágrimas testarudas que habían salido de sus ojos. Elena casi olvido la cicatriz de nuevo, él la tocó sin siquiera estremecerse cuando su mano presionó la horrible marca rugosa de su piel, pasaba sus pulgares por debajo de sus ojos limpiando las lágrimas y Elena se sintió querida, amada incluso, vulnerable ante el hombre que ella amaba tanto y que sabía jamás podría tener.

"Debes irte" le susurró entre sollozos.

"Me dijeron que estabas muerta" lloró ahora el hombre frente a ella, siempre sin intenciones de ocultar sus sentimientos. "Me mintieron para que no te buscara, ¿por qué me hiciste esto?" Los labios del joven Bridgerton se presionaron contra su frente, sus mejillas... su cicatriz... ¿es que acaso el no la veía?

"¡Estoy muerta!" Le gritó alejándolo con un empujón. "¿Qué no lo ves?" Dijo arrancándose la telilla de la cara. Pero Benedict la veía, la notaba perfecta y ¡Viva! ¿Qué era lo que ella quería que él viera?

"Te veo, no estás muerta" dijo tragándose el nudo en la garganta. "Te siento, puedo tocarte y abrazarte cuando pensé que jamás volvería hacerlo". Benedict cayó en sus rodillas, la abrazó con fuerza de la cintura y lloró frente a ella causando que algunas lágrimas cayeran de sus ojos también.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora