23. Amargo

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Benedict Bridgerton y William Beaumont estaban agotados y derrotados, todos sus esfuerzos habían sido en vano, la noche les había caído en el viaje de regreso y, aunque Benedict lograba ver al padre de su amada sollozar a su lado en el caballo, desistió de intentar darle palabras de apoyo.

Cuando ambos hombres pararon frente a la mansión Beaumont se toparon con la escena mas escalofriante que jamás pudieron imaginar, la casa estaba rodeada por guardias de la reina, el carruaje real estaba afuera y mas de un guardia Bridgerton custodiaba la puerta de igual manera.

"¡Papá!" Escucharon ambos, aún en estupor y mirando hacia enfrente una joven Margaret Beaumont corría a los brazos de su padre.

"¿Maggie? ¿Estás bien?" La inspeccionó de pues a cabeza mientras la joven lloraba en sus brazos.

"Estoy bien, Estoy bien" aseguró. El mayor sintió un peso fuera de los hombros mientras lloraba con su hija pequeña en brazos, supuso que la guardia y la reina estaban ahí por el suceso... eso hasta que su esposa salió también de la casa con lágrimas en los ojos y sollozando seguida de su hijo mayor.

"¿Qué ha pasado?" Preguntó, mientras Margaret se hacía a un lado para abrazar a Benedict con fuerza, presionar su rostro contra su pecho, absorber su aroma a carbonsillo y agradecerle por ir en su búsqueda.

"¡Es Elena, ella se ha ido, no sabemos a dónde!" Le gritó Lady Cecilia a su esposo entregándole la nota inmediatamente al alcanzarlo.

"¿Elena?" Preguntó Benedict dejando de lado a la joven que lo asfixiaba con un abrazo.

"No sabemos que sucedió, salió por la ventana de su habitación, los guardias no lo notaron" explicó la mujer tanto como podía. Lady Bridgerton había llegado a su lado, abrazándola por el costado e intentando hacer que entraran de nuevo a la casa pues las personas comenzaban a juntarse afuera de la reja de la casa.

"La última en hablar con ella fue Maggie" finalizó el mayor de los Beaumont mirando a su padre, traición, dolor, miedo... Margaret no había regresado por sus propios méritos, había regresado para entregarle a Elena a Cassidy.

"¡¿Qué le dijiste?!" Le gritó Benedict tomándola por los brazos.

"¡Benedict!" Le gritó Anthony acercándose rápidamente para detener a su hermano de hacer una locura.

"¡Nada!" Gritó Margaret asustada por primera vez del hombre frente a ella aunque ni siquiera, en su estado frenético, la sujetaba con fuerza que la lastimara.

"Maggie, ¿dónde está Elena?" Algo en la súplica de Benedict Bridgerton por su hermana la conmovió, logró notar en sus ojos el amor, miedo y desesperación por encontrarla, no importaba que tan lejos estuviera Elena de él, él jamás la vería a ella como lo hacía con su hermana.

"En casa de Cassidy" respondió sacudiéndose las manos del Bridgerton de sus brazos. "Si es Que sigue viva, se fue hace horas".

Lady Beaumont casi pierde el sentido ahí mismo, la mirada de Margaret, su hija menor se perdía en el odio que le tenía a Elena, su voz era sombría y fría, no había ni un rastro de arrepentimiento en lo que había hecho.

Benedict corrió, tomó a su caballo y antes de que alguien pudiera detenerlo comenzó su camino hacia la casa Cassidy, escuchó a Anthony y Colin gritarle, a su madre en un sollozo de agonía, a Louis y William Beaumont seguirlo poco después, pero todo fue opacado por el trueno más fuerte que hubiera escuchado jamás, asustando a su caballo y haciéndolo correr más rápido por la calle.

El joven Bridgerton jamás fue muy heroico, él siempre fue más artístico, para Ben, Anthony era el que peleaba las batallas, Colin y él podían disfrutar de las ventajas de ser segundo y tercer hijos, aunque era un excelente esgrimista, jamás tuvo que empuñar una espada en una pelea real, jamás, fuera de usarla como objeto decorativo, había usado una pistola, pero ahora, mientras las pequeñas gotas de agua golpeaban lentamente sus mejillas, lo entendió todo, haría cualquier cosa por Elena Beaumont, no dejaría que le pasara nada porque jamás había amado con tal intensidad a nadie.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora