7. Incendio

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El deseo suele traer consecuencias graves a aquellos que se dejan llevar por él, en este día y tiempo es difícil ocultar lo que un desliz trae consigo, todos saben todo de todos... pocos secretos han sido guardados.

Se ha visto a Lord Cassidy y al señor Benedict Bridgerton en compañía de una mujer misteriosa de rostro cubierto en un hotel a las afueras de Londres, poco se sabe del tema de conversación que llevaban a cabo, pero tres señoritas de la noche abandonaron al joven Bridgerton, quien aparentemente, quedó flechado por la misteriosa mujer. Habremos de investigar de qué trata todo esto.

Lady Whistledown, 1816.

A la señorita Beaumont poco le importaba la pertinencia en ese momento, no cuando las manos de Benedict se posaron en su trasero y la presionaron hacia él. Deseo eso era, ella tenia 26 años, había vivido desde los 23 ocultándose de la sociedad, nadie la había besado desde que Benedict lo hizo lo que parecía siglos atrás, cuando era hermosa y no un monstruo.

Algo pareció romperse en ambos de un momento a otro cuando se separaron y se miraron con las respiraciones agitadas... ella estaba desfigurada y él molesto por la mentira.

"Quiero parar ahora" reveló el joven segundo hijo.

"Lo sé" dijo ella malinterpretándolo y cubriéndose el rostro donde la cicatriz residía.

"Me mentiste" susurró apenas el hombre.

"¿Qué?" Dijo ella en lo que salió como un pujido forzando a su voz a salir entre la vergüenza.

"¡Me mentiste!" Ahora Benedict estaba rojo del enojo. Ira más bien.

"¡Era por tu bien!" Replicó ella en el mismo tono.

"¿Mi bien? ¿Sabes cuánto sufrí tu pérdida?" Le gritó empujándola con un dedo en la clavícula, cosa que hizo con demasiada suavidad para la molestia que derrochaba.

"¿Tú sufriste? ¡Volvemos a lo mismo, Benedict! Tú. No. Sabes. Que. Es. Sufrir" dijo pausando entre cada palabra enterrándole el dedo índice en el pecho como él había hecho con ella, sólo que con un poco más de fuerza.

"¡Esto no es solo sobre ti!" Le dijo el girándose y jalando su cabello hacia atrás, caminando con ansiedad.

Había demasiado fuego en su mirada cuando se giró de nuevo, cuando sus ojos la vieron fijamente, estaba más que molesto, estaba completamente perdido en la cólera que había contenido el shock principal.

"¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo hicieron?" Dijo de nuevo en un susurro el joven, mirando hacia sus pies.

"La cicatriz del rostro no es todo", respondió Elena y Benedict recordó verla cojear al caminar.

"¿Tu pierna?" Fue más una afirmación que una pregunta pero igualmente ella asintió.

"Y..." dijo deslizando la seda que tapaba su pecho de debajo del vestido para mostrarle el daño casi
Completo. "Va hasta debajo de mi pecho izquierdo" dijo ella bufando con ironía al hecho de que hablar de sus pechos con un hombre le resultara tan fácil. "Hay una herida en mi espalda de que fui apuñalada, yo... no podía mostrarme ante el montón así de nuevo" dijo ella con un hilo de voz y los ojos llenos de lágrimas.

El joven Bridgerton no podía creer lo que veía, la cicatriz del rostro era particularmente fea una vez que la notabas, claro si no te perdías en los ojos claros o en los labios gruesos y rosas... en realidad poco notaba él de la marca espantosa de su cara cuando tenía cosas mejores que ver... sin embargo la del pecho era grande y gruesa, grotesca y poco sencilla de ocultar, ni su generoso escote podrían hacer que la vista se volteara de la espantosa marca.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora