Scars. Benedict Bridgerton

13. Stephanie Hyatt-Cassidy

Benedict no pudo más que tomar a Elena de las mejillas y sellar su promesa con un beso, uno quizá demasiado corto, pero que la joven Beaumont aceptó inmediatamente enredando sus dedos entre los hilos de su cabello. Juntaron sus frentes al separarse y aún con los alientos mezclándose, Elena quiso confiar en él, en que soportaría la tentación, en que él la amaba lo suficiente para no dejarse ir.

"No te acuestes con ella" le suplicó en un susurro aún con los ojos cerrados, tomándole las manos.

"¿Enserio crees eso de mi?" Se separó el Bridgerton.

"Ben..." dijo ella intentando alcanzarlo, pero Benedict la veía con dolor en la mirada.

"Yo te amo, Elena y si esta es la prueba para que confíes en mi, entonces que así sea" había esperanza en su mirada, el castaño siempre fue apasionado y la joven ojiazul lo sabía, podía distinguirlo ahora mismo en la mirada con dolor y ansiedad que le lanzaba.

No volvió a tocarla en el camino de regreso a la calle, no hubo roses de nudillos ni miradas de reojo. Se acercaron a sus familias, la joven Beaumont hizo una pequeña reverencia hacia los Bridgerton y se alejó hacia su carruaje sin esperar respuesta, sabía que Daphne y Violet intentarían hablar con ella si es que así lo permitía, pero no tenía fuerzas.

"Hermano" escuchó a Anthony con advertencia aunque decidió no girarse, probablemente Benedict había intentado seguirla.

"Ella estará bien" prometió lord de Wessex a los Bridgerton, "es una chica fuerte", complementó.

"A la reina le parece un monstruo despreciable" se burló Margaret, reverenciando hacia la familia acompañante y caminó con un brinquito hacia el carruaje también.

"Yo amo muchísimo a Elena, lord Beaumont" afirmó Benedict.

"Lo sé, muchacho" dijo el duque palmeándole el hombro.

"No voy a fallarle", prometió.

"No lo hagas, Benedict" Lo tuteó, "o estaré extremadamente decepcionado" El segundo Bridgerton sintió cómo la sangre se le helaba en las venas, decepcionar a lord Beaumont sería perder a Elena por completo, sería no volver, si quiera, a mirar en su dirección. Los Beaumont desaparecieron al dar la vuelta en una esquina cuando todos subieron al carruaje, Lady Beaumont estaba tan conmocionada que no podía dejar de llorar silenciosamente y con una última reverencia se despidió. Los Bridgerton aún se encontraban frente al palacio, inertes, tristes, decepcionados de la reina.

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"Podemos... irnos ahora mismo a Gretna Green, sólo di las palabras, hermano" afirmó Colin y con una sonrisa ladeada, Benedict negó.

"Esta es una prueba de mi amor hacia ella" miró a su hermano. "Yo la amo de verdad, Colin, un mes significara nada" sonrió, realmente sonrió pensando en que luego de un mes ellos estarían juntos, en que no la dejaría salir de su habitación en días, en que podría tomarla de la mano por las calles y besarla en el segundo que llegara a su casa y con ese pensamiento se alejó de sus hermanos para irse a descansar.

La carta de la reina llegó a los Beaumont y Bridgerton temprano por la mañana, una audiencia, sólo los jóvenes con intenciones de casarse y los respectivos jefes de sus casas tendrían que estar presentes como testigos de lo que la reina llamó "el trato".

Elena no tenía ganas de ir, definitivamente no, pero no tenía opción, ninguna más que aceptarlo. Su corazón sufría, sus manos sudaban y lágrimas de frustración caían por sus mejillas, forzarlas a no salir solo remarcaba lo rojo de la cicatriz de la mejilla.

"He tomado una decisión" dijo la reina a la cual acompañaban todas sus damas, eran seis, todas hermosas, dos muy grandes para Benedict, supuso Elena, dos muy jóvenes, aunque eso no le importaría a la reina y dos perfectas. Una rubia y una morena, la morena tenía curvas exuberantes, ojos llamativos y una sonrisa ladeada y en ese momento Elena lo supo, ella sería, a ella nombraría la reina para que su mejor amigo cortejara por un mes, trago grueso, intentó dejar de llorar, la reina había evitado que se quitara el velillo del rostro lo cual le daba un poco de libertad. "Señor Bridgerton, acérquese" ordenó y Benedict obedeció bajo la intensa mirada de su familia y los Beaumont. "No solo le estoy entregando a una de mis damas por un mes, le entrego lo mejor qué hay en Gran Bretaña." Informó.