2. Primer baile

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La voz de Anthony Bridgerton la paralizó y así como ella, su corazón también se detuvo por el segundo más largo.

"Lord Beaumont, lamento irrumpir así", se excusó el joven vizconde.

"No hay problema Lord Bridgerton, entiendo que las jóvenes debutantes deben estar en camino de inmediato." Elena expiró dejando salir todo el aire que mantenía en sus pulmones.

"Pero, apenas vería a Elena", dijo Lady Bridgerton y el corazón se le desbocó.

"¿Lady Beaumont está en casa?" Preguntó Anthony y supo que tendría que salir de su escondite.

Con un primer y decisivo paso se acercó a las visitas, su pierna derecha impidiéndole movimientos ligeros y con gracia, claro está, con el cabello se cubrió lo más que pudo y se acercó a una distancia prudente para que no vieran demasiado.

"Lady Bridgerton, Vizconde Bridgerton", sus miradas... sus miradas recorriendo las marcas de su rostro y pecho fueron unas que Elena conocía extremadamente bien. Pena. Lastima. Tristeza por ella. Y la joven Beaumont odiaba esas miradas que le daban las personas al considerarla menos que ellos mismos. Margaret bajo la mirada molesta por no ser el centro de atención en su día de debut, su madre cerró los ojos sabiendo lo difícil que era para ella y su padre... pues sonreía, una sonrisa sincera, como si no supiera lo que había hecho.

"¿Qué sucede aquí?" Escuchó la voz de Louis al bajar la escalera principal de la casa. "Dios mío, Elena, vuelve a tu habitación", le ordenó y la joven sin dudarlo huyó a donde no pudieran verla con tanto dolor en la mirada, siempre agradecida por la intervención de su hermano.

"¡Lady Elena!" Habló Lady Bridgerton, pero ella no se giró, sabía que por más buena que fuera la madre de los preciosos Bridgerton, sólo fingiría que no había visto nada, que no notaba nada diferente, que todo estaba bien con su cara deforme... odiaba el sentimiento y por primera vez sintió que odiaba a su padre.

En la planta baja los dos Bridgerton estaban sin palabras, la hermosa joven de ojos claros, cabello oscuro y piel pálida era solo una fracción de lo que había sido antes... un año antes. Anthony apenas respiraba de la conmoción, ni siquiera pudo fingir que no había visto lo que vio, la fea marca roja que iba desde el final de la ceja de la joven hasta la barbilla, cruzando su pómulo y mejilla casi chocando con su labio inferior y un poco más abajo de la clavícula hasta desaparecer en el escote una marca gemela en tono y textura.

"¿Qué le ocurrió?" Preguntó la madre del vizconde mirando a Lady Beaumont, estaba al borde de las lágrimas, Lady Bridgerton adoraba a Elena y esperaba casarla con alguno de sus hijos en sus sueños más locos.

"¿Es qué no lo saben?" Preguntó el mayor de los Beaumont sonriendo sarcásticamente y mirando a su padre con algo muy parecido al rencor. "¡Sabes cuánto la lastima! ¿Por qué la hiciste salir?"

"¡Louis!" Reprendió su madre en un tono bajo puesto que aún había visitas.

"No sabíamos lo que había sucedido", dijo Anthony saliendo de su trance y evitando pensar en la cicatriz de su amiga.

"¿No lo cuenta todo Lady Whistledown?" Preguntó Margaret y Anthony no pudo más que estremecerse ante el sonido sarcástico y molesto que la joven debutante ponía al hablar sobre su hermana.

Los Bridgerton salieron sin respuesta e incluso más dudas de la casa de los que en algún momento fueron sus más cercanos amigos, despacio y tomados uno del brazo del otro se acercaron al carruaje, aún debían ir por Eloise para llegar al baile, al cual ya no tenían muchas ganas de asistir.

"¡Bridgerton!" Escucharon la voz del mayor Beaumont antes de que Violet subiera el primer escalón hacia el carruaje. "Lady Bridgerton" reverenció. "Debo pedirles, suplicarles incluso que lo que vieron hoy no se divulgue por el montón", pidió.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora