25. Dulce

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Los días pasaban muy despacio, cada momento más lento que el otro, con menos y menos esperanza, las ilusiones decaían, Elena estaba cansada y pálida, podría decirse que se parecía mucho a Benedict en este momento, sólo que ella estaba despierta.

Iba y venía de su casa a la de los Bridgerton diariamente, ya los chismes le importaban muy poco, las habladurías las había ignorado desde hace años y, de hecho ahora, casi ni pensaba en sus propias cicatrices.

Sin embargo las cicatrices de Benedict claro que las notaba, todas y cada una, tenía memorizada la forma y el color de la herida de la bala con miedo a que de un momento a otro cambiara y significara el fin... limpiaba diariamente con intención, removía cualquier forma de infección que pareciera probable, moría de miedo cuando la noche alcanzaba a Benedict con alguna fiebre, todo el pecho le dolía al ver al hombre que amaba convaleciente.

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En la casa de los Beaumont las cosas no iban notablemente mejor. Aunque William Beaumont hizo todo lo que pudo para mantener a su hija menor a raya, la joven Margaret buscaba cualquier excusa para hacer la vida de sus hermanos imposibles, desde recordarle a Louis como su querida esposa lo había dejado con un bebé recién nacido, hasta decirle a Elena cuánto deseaba que Benedict muriera porque si no era suyo no sería de nadie.

Cecilia Beaumont ya se había rendido con su hija, llegando al punto de desconocerla haciendo que la joven se desquiciara más.

Así que la cereza del pastel y el colmo de todos los males, fuera cuando Margaret Beaumont despertó eligiendo la violencia.

"¡Eres un maldito monstruo" le gritó a Elena apenas esta salió de su habitación, "nadie nunca podrá amarte con el rostro y el cuerpo destruido, ¡por eso te aferras a él! ¡Porque nadie más va a amarte nunca! Pero morirá y no podrás hacer nada para evitarlo y te quedarás sola y nuestros padres se darán cuenta del maldito monstruo que eres y también se irán y ¿nuestro hermano? Un inútil, viudo con un maldito hijo, ¿crees que tendrá tiempo para ti? ¡Solo si te vuelves su puta criada!" A este punto la familia estaba alrededor de ambas, Elena no había pronunciado palabra, demasiado asustada para siquiera moverse, su padre y su madre cerca de las escaleras, su hermano saliendo de su habitación, Margaret desquiciada.

"Maggie..." susurró Elena al ver el estado de su hermana, pero ésta se apartó de inmediato.

"Te odio" escupió.

"¡Margaret!" Gritó su padre.

"Maggie, esta no eres tú, no es lo que en realidad sientes" la más joven de los Beaumont miraba a cada uno de sus familiares con lágrimas en los ojos, había tanto enojo en ellos así como había inteligencia, sin embargo, no había pena, no había remordimiento y no había tristeza.

"Si lo es" dijo antes de salir corriendo hacia las escaleras y empujar a su madre por accidente en el proceso, Margaret no planeaba lastimar a la única persona que aún pensaba que la amaba, sin embargo, el empujón fue más fuerte de lo que ella pensó, su madre no estaba parada correctamente, los reflejos de su padre no fueron tan rápidos, sus hermanos ni siquiera lograron acercarse. Lady Cecilia Beaumont cayó cuando menos unos 10 escalones antes de llegar al primer descanso de la escalera y aunque no llegó a perder el conocimiento si se quebró la cadera.

El médico definitivamente no quería recibir más llamadas de las casas Beaumont o Bridgerton, sin embargo, no parecía tener tanta suerte, aunque duró unas semanas sin noticias de las familias, luego los criados no dejaban de llegar, a inicios del mes la cadera de Cecilia Beaumont, a mitad de mes el internamiento de Margaret Beaumont a una clínica para ayudar con su mente perdida y al final del mes.

Scars. Benedict BridgertonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora