Capítulo 2

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Danielle.

Las nubes grises empezaron a adueñarse de el paisaje cubriendo por completo las estrellas que querían lucirse esta noche.
Como ya es particular en Londres, de pronto comenzó a llover, y a mi me quedaba aún un buen tramo para llegar a mi "calido" hogar.

Aquel pedazo de hogar que desde que mi madre nos abandono era todo menos un hogar.
Mi padre se volvió un drogadicto que cada que le complacía metía a casa a los sujetos más repugnantes que podia encontrar en toda la ciudad y les ponía el sobrenombre de "amigos" y también cuando conseguían dinero (casi siempre de mi padre, y por ende mi sueldo) traían consigo a mujeres que los complacían sin importar quien los viera.

Mi entorno era asqueroso, mi unica motivación para volver a esa casa era mi hermanita Emily de seis años.
Mi madre se fue cuando ella apenas era una bebé.
Mi padre sabía muy bien la debilidad que tenía por Emily asi que cada que lo amenazaba con no volver más a casa, el lo hacía con Emily.
Me amenazaba con no permitirme verla más.
Yo sabía que ella sólo me tenía a mi, asi que no podía irme

Cuando llegué a casa estaba a oscuras, solo el resplandor de las luces de afuera la iluminaban.
Fui a la recámara de mi pequeña y ahí estaba, dormida en su camita. Mi padre la habia dejado sola en casa.
Mis ojos picaban de rabia e impotencia por no poder hacer nada.
Toque suavemente su carita y en el silencio le prometí que esto iba a cambiar muy pronto.
Oí como la puerta de entrada se abria bruscamente y después escuché el murmullo de mas personas, sabía de quien se trataba. Cerré los ojos, el panico se quería apoderar de mi por no saber que deparaba esta noche.

Maldito el dia que mi madre nos dejó aquí.

- Danielle. - la voz de mi padre que había llegado a la habitación se hizo presente - anda ve a atender a mis amigos. - volteé a verlo con rabia - sé educada y necesito el dinero de esta semana.

- Papá pero apenas te di ayer.

- Si, pero mantener una casa es muy caro Danielle y ya te dije que con mi sueldo no alcanza. - lo miré por un largo rato, lo único que me quedaba lo había reservado para comprarle su primera muñeca a Emily, esa que ella señalaba en el televisor y que se le iluminaban los ojos cada que veía.

- No tengo más. - respondí.

Me tomó bruscamente del brazo y me arrojó a una esquina de la habitación. Choqué contra la esquina de un mueble y mi frente comenzó a sangrar.

- ¡No estoy jugando Danielle! - tomó mi bolso y comenzó a rebuscar. - Aquí esta - dijo con una sonrisa al encontrar el dinero que por semanas habia escondido de el. - oyeme bien Danielle -  se acercó de nuevo a mi y me jaloneo el cabello - que sea la última vez que haces esto ¡me oíste! Ahora limpiate eso - señaló la sangre que corría por mi rostro - y ve a atender a mis amigos. - me levantó del brazo y me empujó a la puerta.

Cuando salí los encontré ahí, con las miradas lacivas que tanto me daban asco.
Por si no fuera suficiente estos tipos eran machistas y no podian servirse sus porquerías solos, tenia que hacerlo yo.
Mientras pasaba con cada uno aprovechaban para toquetearme las piernas.
Me daban ganas de gritarles en su cara todo los nauseabundos que eran, pero después pagaría las consecuencias con mi padre.

Una vez que terminé fui a la recámara de Emily y me senté en su puerta, a velar su sueño e impedir que hicieran con ella lo que en varias ocaciones hicieron conmigo.
Me quedé dormida esperando que esos seres despreciables se largarán.

Los rayos del sol me despertaron, observé el reloj y eran las 7:00 en punto, la hora exacta para darme un baño e irme al trabajo.

Después de ducharme me cambié.
Como trabajaba en una tienda de ropa elegante, me obligaban a usar trajes como uniforme.

Un amor que te estremezca la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora