Capítulo 39

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Willam.

Me senté al borde de la cama y como cada noche no lograba conciliar el sueño, desde ya hace un buen tiempo dejé que el insomnio trajera consigo los recuerdos de cuando fui feliz, eso que ahora solo quedaba en mi memoria.

No lograba entender lo que me pasaba.
Mis ojos se humedecieron y entonces le tomé un sorbo al vaso que llevaba en la mano y deje que el amargo sabor al alcohol fungiera como placebo para mis heridas.

Me había convertido en un hombre del cual no estaba orgulloso.

Mi celular se encendió con una notificación, era Linda, mi gerente y ahora mi amiga.

"¿Mañana te espero para almorzar?"

Linda fue mi apoyo durante todo este tiempo, quien me sacaba de la cama y me hacía levantarme para enfrentar el mundo. Y por un tiempo lo logró, pero desde el día que volví a ver a Danielle me estaba hundiendo y ella lo sabía. Yo también tenia conocimiento de ello pero no hacía nada para no derrumbarme de nuevo.

Mi llegada a Francia no fue casualidad, de hecho... Aquella mañana en la oficina del señor Durand yo sabía que la vería, pero me juré a cada momento que aunque la tuviera frente a mi agarraría todas las fuerzas que aún me quedaban y controlaría las ganas de correr tras ella.

Desde el día que desperté del coma y me di cuenta de mi amarga verdad no descanse hasta encontrarla, contrate investigador tras investigador hasta que di con ella.
Después creé una nueva empresa y omití mi nombre en ella para el día que la  tuviera frente a frente sorprenderla y que supiera que después de todo sobreviví.
Que estaba aquí y que me vengaria de ella sacándola de mi corazón y enterrandola en el olvido.
Pero... La vida me dio una bofetada y me puso los pies de nuevo en la realidad, esa realidad en la que ella aún está en el fondo de mi ser en el rincón donde nadie mas ha llegado.

" Está bien, a las 10 paso por ti" le respondí a linda.

Esta noche después de haber platicado con Danielle mi piel aún sentía electricidad donde ella había tocado y aunque no mentí, por que mi mente se rehusaba a creer de nuevo en ella, mi corazón se preocupó por dejarla quebrantada.
Así que pedí un taxi para linda y me dispuse a vigilar cada uno de sus pasos cuidando que nada le pasará. Vi como el estúpido del tipo ése quiso aprovechar la situación pero ella se levantó para andar sola por la calle entre la fría lluvia.
A cada momento tenía que reunir las fuerzas necesarias y no bajarme del auto, abrazarla y llevarla a casa a tomar un té caliente para que no se resfriara.

Estaba llorando, lo sabía por que aunque no la tenía frente a mi su pecho subía y bajaba sin control.
Yo también estaba hecho un desastre pero no podía volver a confiar en ella...

***

A la mañana siguiente estaba frente a la habitación de Linda esperando que saliera para ir a almorzar algo.
Cuando salió me recibió con una cálida sonrisa y como era costumbre se colgó de mi cuerpo en un abrazo.

Las intenciones de Linda eran claras, de hecho tenía tanta confianza en ella misma que me habló sin tapujos de sus sentimientos. Y aunque le dejé claro que no era el momento, me obligaba a mi mismo a verla de manera diferente y me repetía que era una persona extraordinaria sin embargo cada que la veo a los ojos no puedo evitar recordar a la mujer que me robó el corazón y nunca me lo regresó...

Llegamos al restaurante y Linda comenzó con el cuestionario.

- ¿Y de que hablaron tu y la chica de ayer? Digo... Te desapareciste por un buen tiempo. - Linda inquirió según ella despreocupada pero su voz titubeante delataba su preocupación.

Un amor que te estremezca la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora