Capitulo 50

70 9 5
                                    


Danielle


¡Oh niebla del estado más sereno,
Furia infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!

De esa forma es como Luis de Góngora describe con tanta sinceridad a este duro y despreciable sentimiento; Los celos.

¡Y vaya que forma tan acertada de decirlo!
Y lo digo, porqué en más de una ocasión pude sentirlo.

Si bien alguien puede decir que cuando amas a alguien lo que menos quieres hacer es causarle algún tipo de daño.

Pero en este caso fue mi forma desesperada de saber si William de alguna manera aún sentía algún mínimo sentimiento por mi, y si así era, que despertará.
El me habia dejado claro que no quería ningún tipo de trato sentimental conmigo y ahora era mi turno de corroborar que así fuera.

Era apenas temprano.
Cuando me levanté, William no se encontraba en casa ya.
Así que vine a su oficina en busca de los papeles que me prometió firmaría.

Pero para mí sorpresa el aún no llegaba aquí.
Me dieron el pase , así que ahora me encontraba sola, merodeando por su oficina.
En un principio me senté quieta, pero mi curiosidad ahora ganó y me puse a husmear.

En su escritorio había puros papeles que no eran de mi incumbencia, hasta que me tope con un sobre que decía: Paris 2023 .
Algo dentro de mi me impulso a abrirlo así que lo hice.

Cuál fue mi sorpresa al toparme con cientos de fotos en las que aparecía yo haciendo cualquier cosa.
Saliendo de mi trabajo, con Violetta, llegando a mi casa...

Me tuve que sentar para tomar aliento entonces caí en cuenta...

William me estuvo persiguiendo por un tiempo, el sabía dónde me encontraba, eso quería decir que...

El pomo de la puerta giro y tomé el sobre y corrí rápido a un pequeño armario que estaba en una esquina.

Por suerte logré meterme antes de que William me viera.

El entró echando chispas, estaba discutiendo con alguien. Cuando pude acomodarme bien entonces puse atención a la plática.

- Pero ella dijo que su matrimonio era solo por papel, que no tenían nada que ver William. - frunci el ceño. La voz me parecía famlliar.

- ¡Me importa un carajo lo que ella te haya dicho, Jack! - espetó William con enojo. - Si te digo que ella es mi esposa, tienes que respetarla.

- Si tú y ella se divorciarán pronto ¿Que más da ?

Se escuchó un estruendoso golpe en el escritorio. - ¡¿Y quién te dijo que nos vamos a divorciar?! - la voz de William ya estaba subida de tono.

- Pues si ya no sienten nada el uno por el otro, ¿Para que siguen casados? - contestó con un tono algo burlesco Jack

- ¡Maldita sea Jack! Si te sigues metiendo en lo que no te importa olvidaré que tenemos una sociedad tu y yo. ¡Ella es mi mujer, mi mujer!- recalcó - ¿Te quedó claro? Así que te ordeno que dejes de andar merodeando a su alrededor, y si, cómo oíste, no es una petición, es una orden.

Se quedaron en silencio por unos incómodos momentos.

- Si ella me corresponde, no me importará si aún sientes algo por ella. - escupió Jack y salió de la oficina.

William tiró todo lo que había en el escritorio provocando un ruido imposible de no oír.

- ¿Está bien, señor Beckett? - entró la secretaria de William con preocupación.

Un amor que te estremezca la vida. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora